viernes, julio 31, 2020

 

DICEN QUE EUSEBIO MURIÓ

                   ... NO LO CREO

Redes sociales y sitios digitales están dando la información en este instante: Eusebio Leal Spengler, el Historiador de la Ciudad en la capital cubana ha fallecido hoy, víctima de una penosa enfermedad.


Consterna saberlo.

Será (la muerte) ley natural de la vida. Pero me gustaría saber quién se acostumbra de verdad a ella, a aceptarla tranquila e inmutablemente quiero decir...

No tengo que viajar más de 400 kilómetros, hasta allá, para saberlo. La Habana Vieja, y toda La Habana, están gimiendo ya.

El hombre que más hizo por las mejillas, por la piel y por los órganos internos, vitales, de la capital ha muerto.

Eso teclean apresuradamente cientos, tal vez miles de manos. Quizás para algunos sea cierto. Yo no lo creo. ¿Acaso alguien piensa, de verdad, que un hombre como Eusebio fallece al dejar de respirar?



miércoles, julio 29, 2020

 

TURISMO CUBANO HIGIÉNICO Y SEGURO

    
              ... AVALAN CON ESA CONDICIÓN A HOTELES DE CAYERÍA NORTE AVILEÑA

                  

   La certificación de los hoteles Pullman y Meliá Cayo Coco, como expresión de un turismo higiénico y seguro, continúa confirmando las condiciones reales en que se encuentra toda la cayería norte del centro de Cuba, para volver a recibir clientes desde el exterior y dispensarles adecuada atención y una estancia libre de peligros o de preocupaciones.

  

Avaladas por los ministerios de Salud y de Turismo, las certificaciones y placas correspondientes emergen como resultado de un riguroso proceso que tiene en cuenta el aseguramiento de los protocolos fijados para las fases y etapas posteriores al azote del nuevo coronavirus.

   Con notable aceptación en el exterior, por la calidad de sus servicios, ambiente sano, tranquilo y valores desde el punto de vista natural, las 42 instalaciones hoteleras asentadas en cayos al norte de Villa Clara, Ciego de Ávila y Camagüey, están en condiciones de abrir progresivamente sus puertas al turismo internacional, según afirma Sergio Ramón Ricaño Pérez, representante del Gobierno de Cuba en esa extensa zona.

   Tal y como también explica Iyolexis Correa Lorenzo, delegada del turismo en territorio avileño, a la  par de labores de mantenimiento y reparación “que han dejado los hoteles mejor que antes de la Covid-19”, a lo largo de estos meses se ha  capacitado a todo el personal que interviene en la atención del cliente, desde que este arriba al aeropuerto, se le realiza la prueba rápida y se le aplican las primeras medidas preventivas de desinfección, hasta que es recibido en el hotel, atendido integralmente durante toda la estancia  y retorna a su país de origen.

    Seguridad del turismo cubano significa también la presencia permanente de personal médico, de enfermería y técnico de higiene en cada instalación hotelera, información y comunicación oportunas, condiciones para aislar rápida y cómodamente cualquier caso sospechoso e incluso proceder sin pérdida de tiempo en instituciones de salud especializadas en el enfrentamiento a la enfermedad, si se detecta positividad en algún huésped.

   Avalados ya, tras la supervisión y confirmación de los requerimientos que establece el proceso, varios hoteles continuarán recibiendo el certificado y la placa que los acredita como aptos para garantizar el turismo higiénico y seguro que todo visitante aspira a encontrar en Cuba.

  

El polo turístico Jardines del Rey dispone dentro de su propio entorno de variadas ofertas y alternativas extrahoteleras (delfinarios, ranchones, excursiones, pesca, buceo, paseos en bote, a caballo, en moto, jeeps, bicicletas, visita a cuevas, contacto con la fauna, observación de puestas del sol…)   como para que el visitante no sienta necesidad de viajar a tierra firme en busca de distracción y placer.

   Para todo ello, los cayos de las tres provincias cuentan con unas 22 000 habitaciones; a las que, según comenta Ricaño, deben sumarse más de 2 000 antes de que concluya el año, como resultado de un proceso inversionista que no se ha detenido en medio de la pandemia y que proseguirá.

   La mesa, en fin —como acostumbra a decir el noble campesino cubano— está servida. Solo resta que a la importante  labor de los turoperadores se sume la apertura de vuelos desde los países que tradicionalmente han elegido como seguro destino turístico a esas instalaciones cubanas… para disfrute de quienes vengan, para beneficio de nuestra economía.


 






domingo, julio 19, 2020

 

MIS NIÑOS

                              ... SON TODOS


... porque a todos los siento míos; pequeñas  personitas que llenan de travesuras, ocurrencias y alegría todos los rincones visibles e invisibles del hogar y del alma.

 
Hoy, tercer domingo de julio, es su día. O sea: uno de sus días, porque para mí son dueños de los 365 amaneceres del año, con sus medio días, tardes, noches y madrugadas.

Con casi 35 calendarios ya, mi hijo sigue teniendo los dos o tres años con que a finales de los años 80 me pedía cada noche un cuento, y otro, y otro más... mientras yo inventaba y reinventaba historias y más historias para él, especialmente para él.

Ahora con aquella misma edad, Daniela me tiene a punto de sanísimo ingreso psiquiátrico, del mismo modo que su hermanita Isabela, tres años mayor que ella, pero no menos tierna y angelical, como muestra esta foto.

Son las semillas que la vida nos da.

Pobres de quienes no sepan cuidarlas, verlas germinar, empinarse, dar más frutos. 

Alguien dijo alguna vez que los niños debieran gobernar al mundo, dirigirlo...

Mi casa, mi familia está gobernada por ellos... porque no hay decisión, paso, medida, minuto en que no estén presentes Daniela, Isabela y el derecho de todo niño a la vida, a la salud, a la felicidad.

¿Ha visto usted algo más triste que el llanto desconsolado de un pequeño o pequeña? Eso, sin hablar de los que deambulan por tenebrosos parajes del mundo, víctimas de miserias de todo tipo.

No; en mi Cuba no ocurre eso.

No sucede  desde hace más de seis décadas.

Por eso, amén de todo lo que materialmente puede faltarme,  soy el hombre más feliz del universo... dueño absoluto de él cada segundo, cuando me tiendo imaginariamente para llenar de óxigeno mis pulmones a los pies de esas niñas y niños conocidos o no, familiares o no, que adoro y siento como lo que en verad son: míos, todos.





viernes, julio 17, 2020

 

EL MAGO QUE NECESITA TRUMP




Con su habitual arrogancia (en vena y lengua por medio del poder que lo corrompe) Donald Trump, el terrícola que se cree dueño del planeta y del universo, acaba de sustituir o de “bajar” a Brad Parscale, quien hasta ahora dirigía su campaña electoral con el fin de mantener la silla presidencial del imperio.

Analistas consideran que tal decisión responde a las malas perspectivas de dicho proceso, a menos de cuatro meses de las elecciones. Algunos también aluden a la pálida asistencia que distinguió al mitin del mandatario estadounidense el día 20 de junio en Oklahoma.

Lo cierto es que, sin perder tiempo, el inquilino de la Casa Blanca se apresuró a nombrar a Bill Stepien para esa función. Como se sabe, Bill fue quien articuló la campaña del Donald en 2016.

Meditando acerca del asunto, no sé si lo que necesite el actual presidente norteamericano, en verdad, sea un mago.

Sin ser experta, cualquier persona puede darse cuenta de que la manga de la ilustre chaqueta de Trump está irremediablemente en llamas y que no ha de resultar fácil halar milagros debajo de ella… al menos por las buenas.

Su principal contrincante en este momento no se si será el candidato demócrata Joe Biden.

A Biden, si patina, Bill Stepien puede sacarle mañana mismo un gato del fondo de la urna, nublarle la pupila, hacerle creer que se trata de una liebre y dejarlo tendido en el campo. El problema está en enfrentar y confundir a los millones de ciudadanos que forman y conforman opinión pública… aunque de torcerla y retorcerla han dado amplia capacidad manipuladora la propaganda, los medios y el arsenal tecnológico comunicativo.

Del mismo modo que no hay dedo que pueda tapar la luz del sol, tampoco debe haber mano que oculte las tenebrosas sombras de un gobierno que demuestra, día tras día, su desprecio por la vida humana y su invalidez para concretar una estrategia que, como mínimo, detenga la desastrosa tendencia delineada por la Covid-19 allí, con más de 3 millones 615 mil casos confirmados y más de 140 mil fallecidos… al menos en registros.

Quiéralo o no el “César” norteamericano, mucha de “su gente” empieza a preguntarse cómo el país más rico del mundo, la superpotencia del planeta, no puede controlar la pandemia, teniendo un poderío económico sin par, enormes recursos de todo tipo dentro de su territorio y la “virtud” de apropiarse en ultramar todo cuanto su consumista modelo necesita o se le antoja.

Otro tumor, maligno para las viscerales intenciones del señor Trump, se enrojece en torno al caso George Floyd. Si toda la comunidad negra estadounidense hubiese estallado en huelga tras ese vil asesinato bajo la rodilla de un sicario uniformado, el asunto sería, en sí mismo, bastante complicado. Imagine usted, entonces, el grado de tumoración, cuando el clamor de condena, a favor de un cambio de raíz, suma notable presencia de piel blanca, cabellos rubios, ojos asiáticamente rasgados, ascendencias y descendencias con riquísima diversidad de orígenes…

Habría que ver cuántos de esos manifestantes —y no son un puñado— le concederían su voto al actual mandatario. Más allá del grado de desinformación en que pueda vivir el grueso de la población allí, siempre hay un segmento que no acaba de entender por qué tanto, tan prolongado e ineficaz odio (bloqueo) contra un país pequeño como Cuba, por qué tantas presiones y sanciones contra quienes comercien, traten y en cualquier momento hasta hablen con los cubanos.

Tampoco creo que le haga mucho bien a Trump tanta saña personal (e inducida por la jeringuilla del extremismo derechista anticubano) contra los médicos que Cuba envía a salvar vidas donde quiera que el mundo lo requiere, mientras la prestigiosa medicina del imperio no puede resolver ni siquiera el caos interno.

Los sondeos, por lo visto, han empezado a quitar el sueño. Por muy tipo duro que Trump quiera proyectarse, no creo le resulten gratos o indiferentes los nueve puntos con que su contrincante Joe Biden lo está aventajando, quien también lidera la intención de voto en todos los estados clave, de acuerdo con encuestas realizadas.

Pero volviendo al tema, como diría en los años ´70 el campesino Felipe (Ito) Sánchez, lo que Trump le ha puesto encima al recién nombrado director de su campaña electoral es una “cabeza de caballo”. Habrá que ver, entonces, si el astuto Bill logra convertirse en todo un búfalo o en el prestidigitador capaz de barajar elegantemente las cartas por medio de la manipulación ilusoria.

 Experiencia para ello debe tener. De lo contrario, Trump no le hubiera entregado “la bola”. Dios sabrá. También el diablo.




miércoles, julio 15, 2020

 

VERANO CON PRUDENCIA


No exento del riesgo que sigue representando la Covid-19, a pesar del eficaz enfrentamiento a ella dentro de Cuba, ha echado a andar un verano que resultaba muy difícil predecir semanas atrás.

Detalles aparte, en Ciego de Ávila se estima que despegó bien, siempre de acuerdo con las particularidades del momento actual en lo que respecta a asuntos de aseguramiento integral.

Aun cuando los estados de opinión no tuvieron de inicio el estallido que necesitan mantener durante toda la etapa (recordemos que devienen brújula para la acción), es indiscutible que los agradecidos continúan viendo más luces que manchas en el horizonte.

Un fenómeno, sin embargo, alteró la pupila de quienes organizan el programa y exigen su concreción. Se trata de la cantidad de personas concentradas en determinados espacios públicos, concebidos para el sano esparcimiento.

Según trascendió al evaluarse la primera semana de actividad, todo indica que en puntos como la piscina ubicada en el complejo recreativo El Parque, del municipio de Primero de Enero; El Cayuelo, Punta Alegre y La Playita de Majagua no hubo claridad en torno al asunto, o no desempeñaron su rol los encargados de regular la presencia humana en un mismo espacio.

De ello se ha hablado bastante en los últimos días. El Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, por ejemplo, reiteraba el llamado que se debe hacer para que la población se comporte de manera adecuada. “No estamos pidiendo que haya distanciamiento físico por gusto, dijo, es para evitar contagios; tampoco estamos en contra de que se vaya a la playa, al contrario, pero no podemos permitir que alguien, con un comportamiento irresponsable, moleste a quienes están disfrutando en familia, entre amigos.”

Por su parte Manuel Marrero, Primer Ministro, ha recalcado también “la prioridad que se debe conceder a la reducción de riesgos de todo tipo en esas zonas, a las que inevitablemente continuarán asistiendo personas. El reto está en mantener un ambiente sano y agradable”.

Es obvio que, después de varios meses de aislamiento, acogidos al limitado espacio hogareño, queramos disfrutar un rato de un buen chapuzón (piscina, playa, arroyo), visitar un centro recreativo, liberar pies y tensiones bailando…

También es cierto que, al salir de casa, nadie sabe cuántas personas más acudirán al mismo lugar escogido por nosotros, con la idéntica intención de entrar.

Ser comprensivos, cooperar, actuar a tono con los protocolos e indicaciones aún vigentes para esta fase post Covid es algo que nos corresponde a todos.

Organizar bien cada opción, hacer que en cada lugar y momento esté la cantidad adecuada de personas y hacer que se cumpla lo prudentemente dispuesto les toca a directivos, administradores y trabajadores de cada instalación, en coordinada acción con autoridades del orden público si fuera necesario.

Ejemplos hay de lugares donde así se ha concebido. La piscina de Venezuela es uno de ellos.

Detrás de la exigencia en función de disciplina no media capricho alguno. Con la salud y con la vida no se juega. Mucho menos a cambio de un rato de diversión.

Este lunes 13 de julio el mundo amaneció con casi 223 000 contagios más. La víspera, el estado de La Florida había inscripto récord para 24 horas, con más de 15 000 nuevos infectados. Con solo seis casos cerró Cuba la jornada del día 14. Todo el mundo sabe por qué.

Disfrutemos, entonces, el verano. Nadie lo impide. Pero hagámoslo con prudencia.




miércoles, julio 08, 2020

 

LO BUENO QUE NOS UNE HASTA EN LAS MALAS


Por eso he de morir, un lejanísimo día, adorando a mi gremio, a su ramificación en esa noblísima provincia de Las Tunas, a todos los y las que continuamos prolongando lo sano y hermoso que heredamos de nuestros ancestros: años, quinquenios, décadas, centurias atrás.

Timbra el teléfono, lo levanto y escucho la voz de Juan Morales Agüero, corresponsal del periódico Juventud Rebelde en Las Tunas.

“Te llamo porque tengo una noticia buena y una mala” –me dice.

“Dame la mala” —respondo. Y, sin perder un  segundo me comunica, compungido, que acaba de fallecer la mamá de Róger Aguilera.

Róger es, desde hace una “pila” de años el  corresponsal jefe de la ahora Agencia Cubana de Noticias (ACN), antes Agencia de Información Nacional.

“No imaginas cuánto te lo agradezco, Moro” —le digo. Ya sabía algo al respecto. Hace veinte minutos, a lo sumo, me llamó Julio César Pérez Viera, para comunicármelo.

Julio es, desde hace otra “pila” de calendarios, para bien de Radio Progreso, su corresponsal en territorio tunero.

“Qué lindo es esto aun en situaciones tan lamentables” —le comento entonces a mi Reina esposa.

Por la expresión de su rostro, infiero que ella no entiende lo que le expreso.

Pero yo me entiendo tanto…

Hace un  lustro que, irremediablemente, dejé atrás la provincia donde viví, respiré y me realicé profesionalmente durante 25 aparentemente largos pero en verdad muy cortos años. Y, aun así,  no hay suceso o novedad de los que no me entere, por intermedio de esos amigos de gremio que nacieron un día, adulto ya yo, para toda la vida.

Así supe de cómo Sofi, la niña mayor de Moraleja, tuvo que repetirse las fotos de los Quince; estuve al tanto del deterioro que el cáncer le ocasionó al camarógrafo Oscar Güides, fundador y excelentísimo miembro del colectivo de Tunas Visión; de la partida del  “pequeño gran” Mandy (Armando Fernández Salazar) hacia la redacción central de la ACN, en La Habana; de los premios ganados por István Ojeda y por Gianni López; de la nostalgia para que, contra viento y marea, la Casa de la Upec mantenga el esplendor de aquellos tiempos en que sin nada o con muy poco nos divertíamos “de lo lindo con todo”…

Pero no es para estructurar una relatoría que ahora dejo correr mis dedos sobre el teclado. Es para que Cuba entera, y el mundo, conozcan y reconozcan, lo que habitualmente sucede en cualquier lugar de este Archipiélago.

Hace un lustro, reitero, que con un nudo en la garganta le dije adiós a la provincia donde no nací pero de la cual me sentiré eterno hijo. Quienes allí por vez primera vieron luz, bien pudieron y pudieran verme como “ajeno”. Y, en cambio, no pierden ocasión para llamarme, saludarme, preguntarme cómo me va, incitarme a que retorne, mantenerme al tanto de todo cuanto ocurre.

Ello tiene un enorme valor. El valor que nace de aquello a lo que llamamos sentido de pertenencia. Y, a la vez, no tiene precio. 

No lo tiene porque dentro de unos minutos, cuando yo timbre a Róger, mi colega, el director de la ACN, el compañero de decenas de recorridos por cañaverales, industrias e instalaciones sociales; el testigo y trasmisor de no sé cuántas anécdotas pasadas que inmortalizan al gremio… sé qué él lo agradecerá desde lo más hondo, sin necesidad de invertir una sola palabra, tal vez a bordo de un simple suspiro.

O quien sabe si acaso apriete su nudoso puño, baje la cabeza y la levante al instante, aliviado en su irreparable dolor, agradecido, orgulloso de tener lo que a tantos, en otros lugares, falta y aquí nos sobra: sentimiento, sensibilidad.


 


miércoles, julio 01, 2020

 

PALABRA QUE SÍ

   
           ... AYER, HOY Y SIEMPRE

Si no lo hacía con total claridad él mismo: Fidel, seguramente lo harían con su acostumbrada turbiedad, de forma solapada, los partidarios de la desunión, los que en verdad no parecen haber nacido para las verdades…

Así, en medio de un clima que personalidades como Nicolás Guillén, Alejo Carpentier, Alfredo Guevara, Miguel Barnet y otros muchos recordarían para la posteridad como de total transparencia, tuvo lugar aquel intercambio del Líder de la Revolución con los intelectuales cubanos, los días 16, 23 y 30 de junio de 1961.

Bien sabía Fidel la preocupación fundamental que anidaba en una parte de la intelectualidad: el asunto de la libertad para la creación artística.

Evidentemente, dentro y fuera del auditorio había quienes temían o imaginaban que la Revolución pudiera ahogar esa libertad, sofocar el espíritu creador de los escritores y de los artistas, en particular la libertad de contenido en la expresión artística, como cuestión de fondo.

No sé si a esa altura, algunos todavía no tendrían idea exacta de la visión del Comandante en Jefe. Solo sé que, tras calificar la discusión como instructiva, amena y más apta para aprender que para enseñar, fue cristalino al expresar:

“Permítanme decirles en primer lugar que la Revolución defiende la libertad, que la Revolución ha traído al país una suma muy grande de libertades, que la Revolución no puede ser por esencia enemiga de las libertades…”

Por ello, seguidamente consideró innecesaria y sin razón de ser la preocupación que alguno pudiera tener allí acerca de que el proceso revolucionario fuese a asfixiar al espíritu creador.

Y entonces , con su magistral forma de comunicar enfatizó una gran realidad: “…el campo de la duda no queda ya para los escritores y artistas verdaderamente revolucionarios; el campo de la duda queda para los escritores y artistas que sin ser contrarrevolucionarios no se sientan tampoco revolucionarios.

“La Revolución no puede pretender asfixiar el arte o la cultura, cuando una de las metas y uno de los propósitos fundamentales de la Revolución es desarrollar el arte y la cultura, precisamente para que el arte y la cultura lleguen a ser un verdadero patrimonio del pueblo”.

A 59 años de aquel momento, puedo imaginar el silencio en la sala de la Biblioteca Nacional, plumas y bolígrafos tratando de tomar apresuradas notas, cabezas asintiendo sin notarse a sí mismas en ese comprensivo movimiento…

Fidel sumaba, poco a poco, solo con la verdad, solo con la palabra, solo con los argumentos, hasta a quienes quizás habían llegado allí más mordidos por la tendencia a restar o a dividir que a multiplicar.

Su discurso, recogido para la historia como Palabras a los intelectuales, fue, de hecho, un estacazo contra el desaliento, contra la duda, contra el pesimismo.

“Creo que sin ser optimista no se puede ser revolucionario, reiteró, porque las dificultades que una Revolución tiene que vencer son muy serias.  ¡Y hay que ser optimistas!  Un pesimista nunca podría ser revolucionario”.

De igual modo, y sin un ápice de condena, lamentó la oportunidad perdida por quienes, pudiendo ser protagonistas de los cambios revolucionarios dentro del país, preferían “sumergirse en las entrañas del monstruo imperialista”, convirtiéndose, de hecho, en “prófugos y desertores de su patria”.

En cambio ustedes, subrayó, tienen la posibilidad de ser más que espectadores: de ser actores de esa revolución, de escribir sobre ella, de expresarse sobre ella”.

Maestro de la oratoria y virtuoso de la demostración, Fidel no perdió la ocasión de usar hasta ese humor tan consuetudinario en las venas de la población cubana y, por supuesto, de su intelectualidad. ¿Si no, por qué los apuntes a ras de agenda cesan para dar paso a la risa cuando, a modo de jocoso, pero nada baldío resumen, dice:

Y que ha habido querellas, ¿quién lo duda?  (RISAS.) Y que ha habido guerras y guerritas aquí en el seno de los escritores y artistas, ¿quién lo duda?  (RISAS.) Y que ha habido críticas y supercríticas ¿quién lo duda?  y que algunos compañeros han ensayado sus armas y han probado sus armas a costa de otros compañeros, ¿quién lo duda?

Aquí han hablado los "heridos" y han expresado su queja sentida contra lo que han estimado ataques injustos.  Afortunadamente no han pasado los cadáveres, sino los heridos (RISAS)”.

En 2021 la intelectualidad cubana conmemorará con orgullo las seis décadas transcurridas desde aquel diálogo en el que, como también observó Fidel, todos los presentes tuvieron espacio para expresarse y defender sus puntos de vista con entera libertad.

Es un hecho que a lo largo de todo esto tiempo, de generación en generación ha quedado, a modo de zumo, una frase: Dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, nada.

Tampoco fue tan sintética. Si acudimos al discurso pronunciado aquel 30 de junio veremos que el Comandante en Jefe fue explícito al aclarar:

“Contra la Revolución nada, porque la Revolución tiene también sus derechos; y el primer derecho de la Revolución es el derecho a existir.  Y frente al derecho de la Revolución de ser y de existir, nadie     —por cuanto la Revolución comprende los intereses del pueblo, por cuanto la Revolución significa los intereses de la nación entera—, nadie puede alegar con razón un derecho contra ella.  Creo que esto es bien claro”.

Por ello, mirando de frente al auditorio, hablando como se le habla al hijo amado, dejó, transparente, visionaria, la siguiente recomendación:

“…a lo que hay que temerle no es a ese supuesto juez autoritario, verdugo de la cultura, imaginario, que hemos elaborado aquí.  Teman a otros jueces mucho más temibles: ¡Teman a los jueces de la posteridad, teman a las generaciones futuras que serán, al fin y al cabo, las encargadas de decir la última palabra! (OVACION.)


Junio de 2020. ¿Quién dice que Fidel ya no está?

Creadores, artistas, periodistas, otros intelectuales llevamos, sin hacernos un inventario interno cada día, la esencia de aquellas palabras.

Que ha habido y habrá desertores, ¿quién lo duda?  Que ha habido y habrá guerritas con reclutados que cambian dignidad por billetes, ¿quién lo duda? Que han emergido verdaderas y verdaderos maestros en el arte de escribir con tan anfibológica y “modernista” técnica que su giro podría ser lo mismo para la izquierda que para la derecha: nadie lo dude.

Pero son los menos y no componen verano. No es ese ni el periodismo, ni la literatura, ni el arte ni la cultura que nos sustenta como nación. Aun así, mucho olfato, tímpano, tacto y visión. Aunque pasen los años, las décadas, los siglos, aquella gran verdad dicha por el Che (al enemigo ni un tantito así) es gemela expresión de lo que desde la Biblioteca Nacional nos dijo, también a todos, Fidel… por ese primer, simple y extraordinario, derecho de la Revolución a existir.




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