sábado, junio 26, 2021

 

En Las Tunas... HADA DE NIÑOS Y PADRES

 

   Yo no sé si el lector sabrá que muchos de los trabajos que publicamos tienen como origen o como inspiración sugerencias hechas por quienes nos siguen, ya sea en la edición impresa o en el sitio web.

   Muy bueno es que sepan también el altísimo valor que para nosotros tiene cada una de esas personas que se nos acercan con la intención de invitarnos a que tratemos determinado tema o para que entrevistemos a alguien.

   Volvió a sucederme recientemente, cuando la joven tunera Ariadna Bayo Machado me dijo, casi en una súplica: ¿Por qué no te embullas y entrevistas a la maestra de mi niña Isabela?

   Y, decidida a dejarme sin alternativa de negación alguna, me puso enseguida “un verdadero carnaval” acerca de lo que esa educadora ha hecho, desde su hogar, para que la Covid-19 no detenga brutalmente el proceso de aprendizaje en las 23 niñas y niños que tiene bajo su responsabilidad, allá en el Seminternado República de Chile.

   Como BOHEMIA no es propiedad privada o personal de quienes integramos su plantilla, sino la revista de la familia cubana, la revista de todos, allá me fui apenas tuve el primer chance, deseando desde el cabello hasta la puntera de mi zapato que Yanet Caballero García (así se llama la maestra) no se me fuese a tirar al suelo, por lógicas razones de precaución frente al incremento que la ciudad ha venido registrando durante los últimos días en el número de casos positivos al SARS-CoV-2.

   CON LA TIZA EN VENA

  La sonrisa con que me invita a entrar a su pequeña y acogedora vivienda, manteniendo siempre la prudencial distancia, hace que me vuelva a sentir como el chama a quien le anudan por vez primera una pañoleta escolar.

   A los dos minutos de iniciado el diálogo ya entiendo mucho mejor por qué Ariadna me había suplicado escribir algo acerca de Yanet. Y, con el perdón de categóricos y filósofos, me convenzo también una vez más de que la casualidad no existe.

    Tras un feliz intento por provocar a la joven maestra, preguntándole si su inclinación por el magisterio fue resultado del “empujoncito” que alguien le dio, mi interlocutora riposta de inmediato:

   “Nada de eso; mi familia lleva la pedagogía en vena. Mi papá, Naury Caballero y sus siete hermanos restantes son maestros. ¿Y qué tú crees que estudió mi hermano Yordan?: Licenciatura en Educación Primaria, igual que yo. Por ahí puedes tener una idea.”

   El paso por varias responsabilidades, desde que se graduó hace dos décadas (incluido un lustro frente a alumnos en la enseñanza superior) le fueron afianzando más y más ese “bichito incorpóreo” de la docencia con que hoy siembra conocimientos en niños de primer grado y tranquilidad en los padres de esos pequeños.

   AL RETO… EL PECHO      

   “A los maestros, el nuevo corovavirus nos ha impuesto un gran reto. Lo que no podemos es rendirnos, conformarnos, quedarnos sin hacer algo. Habíamos iniciado clases el 2 de noviembre de 2020, tras perder septiembre y octubre: meses fundamentales para enseñar a leer y a escribir.  Aun así, pudimos trabajar de manera presencial cinco meses continuos, aplicando, eso sí, todas las medidas higiénicas y sanitarias establecidas por el país para evitar el contagio.

   “La situación a finales de marzo, en abril y mayo, sin embargo, no fue la misma; tuvimos que cerrar las aulas y buscar alternativas para mantener el proceso desde los hogares.”

  Como por arte de magia, la telefonía fija y móvil pasaron a ser herramientas docentemente estratégicas en el empeño de todos por reducir cuanto fuese posible el nocivo impacto de la pandemia sobre los niños.

   “Con los padres que tienen teléfono fijo en sus casas nos comunicábamos más fácilmente para darles orientaciones acerca de ejercicios y tareas. Lo mismo hacíamos con quienes tienen celulares. Lo importante era resolver el problema. Como podrás imaginar, hay familias que no tienen ni uno ni otro. ¿Qué íbamos a hacer entonces, dejar que sus hijos se atrasaran, o que quedaran fuera de los ejercicios y orientaciones? De ningún modo.”

   Refiere Yanet que, como no eran muchos en esa desventajosa situación, se decidió convocarlos a la escuela, de manera gradual (dos o tres), sin riesgo alguno, con la mayor precaucion, variante que “padres y demás familiares agradecieron desde lo más profundo”.

   Lo que a nadie le ha contado ella, aunque madres como la propia Ariadna sí saben, es que los gastos de telefonía móvil en función de la actividad docente corrían a cuenta de sus ingresos personales, del mismo modo que otros relacionados, por ejemplo, con la visita a niños que hasta entonces habían presentado dificultades para aprender.

   Vendrán nuevos calendarios, quedará atrás este amargo período de azote pandémico y cuando la mamá del pequeño Jorge Liosbel Véliz Molina haga el recuento de estos días, tendrá, necesariamente, que reservar su mejor suspiro de gratitud para la “profe” Yanet: esa mujer que, como hada madrina de estos tiempos, tocaba con los nudillos la puerta de su hogar y de otros alumnos, para que ni uno solo de ellos quedara excluido de acceso al conocimiento.

   CASO CERRADO CON FINAL ABIERTO

   “El 7 de junio nuestro seminternado volvió a abrir, durante dos semanas. Fue suficiente para atar todos los cabos y concluir el curso escolar. Hubiéramos querido que fuese de otra manera pero todo salió bastante bien. Ahora lo importante es seguir cuidando la salud. Hay que mantener sumo cuidado. Se ha estado incrementando el número de personas positivas al SARS-CoV-2.

   “Mis niños pasan a segundo grado. Con ellos debo transitar hasta el sexto… con ellos y con sus madres, esas a las que yo seguiré llamando por siempre mis madres maestras, porque durante toda esta etapa han sido las dos cosas a la vez. Sin la comprensión, sensibilidad y ayuda de ellas los resultados no fueran iguales.

   “Quiero mencionar también el alivio que sentí mediante las teleclases, en especial las de la profesora Raisa, de la televisión. Imagínense, yo no podía hacer frente a mis niños, con los labios, la demostración del fonema, la articulación del sonido. Por eso resultaba tan importante la presencia de ella en la pequeña pantalla.


   “Y, por último, yo no podría dejar de mencionar a mis compañeros de seminternado. Desde el director, un muchacho joven con tremenda preparación, hasta el último de los maestros y de los trabajadores en general. Empecé a trabajar allí en este curso. Antes estuve en varios colectivos muy buenos, pero de verdad te digo que jamás había estado en uno tan unido, tan esforzado, tan lindo y con tanta pasión por la docencia. Por eso no me preocupa la nueva etapa escolar. Mi claustro, mi escuela, los niños y la familia estaremos preparados para continuar. Eso es lo que, de todos nosotros, espera y necesita el país”.

 


sábado, junio 19, 2021

 

Mañana y siempre... ¡PAPÁ!

 



Mañana, tercer domingo de este junio, celebraremos el Día de los Padres.

Como ocurrió el segundo domingo de mayo (Día de las Madres), la maldita pandemia no obliga a permanecer quietos, físicamente distanciados,

Tranquilidad. El mundo no se acaba hoy.

Ojalá para el próximo año hayamos superado esta difícil etapa y transitemos ya por tiempos normales o al menos "menos tensos".

De cualquier modo, el cariño de padre a hijos y viceversa no está reñido por calendarios ni por pademias. Todos los días del año son de amor en ese sentido.

Un abrazo a todos los padres e hijos buenos de este mundo.

Mientras tanto, dígame usted que lee estas líneas: ¿Habrá otro niño que mañana le haga a su padre un regalo tan original como el del pequeñín que aparece en la foto?

Hummm, está duro de superar.




domingo, junio 06, 2021

 

VIVA LA ALGARABÍA... CARAMBA

 

Feliz idea la que puso en órbita la Facultad de Psicología de la Univesidad de la Habana.

 

Nada más y nada menos que convocar a niñas y niños para armar "tremenda algarabía" en toda Cuba, al estilo de esta imagen que, como pueden ver, refleja un momento anterior a la Covid-19.


... como si fuese necesario "pinchar" a esas personitas para que formen la algazara. Vean esta otra imagen de mi archivo:

 

Lo cierto es que hoy domingo 6 de junio, a las 10:00 de la mañana se armó lo que se armó en todas partes.


Eso sí, con el nasobuco y el distanciamiento necesarios.


Pero nadie dude que vendrán otra vez los tiempos de normalidad.

Y de nuevo, niñas y niñas pondrán en libre vuelo no solo su imaginación, sino también las alas que padres y abuelos nunca les hemos querido cortar o limitar.


Un beso grande a todos desde mi pequeño espacio digital.

 




viernes, junio 04, 2021

 

En geografía tunera... EL KARATA HACE MAGIA

 


Sin ánimo de triunfalismo alguno, a la provincia de Las Tunas, en el oriente de Cuba, le corresponde el mérito de haber mantenido a lo largo de tantos años y en medio de agudas dificultades materiales, un parque de karatas cada vez más arraigados en la gratitud de la población, rural sobre todo, por la enorme cantidad de problemas que diariamente resuelven esos medios de transporte. 

   Estadísticas, como las referentes a las 681 600 personas que en el año 2020 se beneficiaron mediante esa alternativa, pueden ilustrar el alcance social del karata en el mencionado territorio. 

   Pero hombres como Luis Cabrera López, director técnico de la Empresa Provincial de Transporte, otros representantes de ella, maquinistas y miles de familias asentadas en recónditos parajes de la geografía tunera, saben que el asunto va mucho más allá de lo cuantitativo.

   Hay que ver cómo se ponen los caminos rurales en época de lluvia (totalmente intransitables muchos de ellos) para saber el alcance humano y social de esos coches que continúan transportando sobre rieles a pobladores residentes en zonas tan intrincadas como las del sur chaparrense (en el municipio de Jesús Menéndez), Picane y Guinea Adentro, en Manatí; todo el sur de Amancio Rodríguez, Puerta Prieta en Colombia, Brigada 7 en Majibacoa y otros donde incluso la tracción animal se resiste cuando las lluvias aprietan.

   No es ese, sin embargo, el único servicio que aseguran los karatas tuneros. Desde hace décadas, víveres y otros productos de la canasta básica comparten seguro espacio con pasajeros dentro de los coches, rumbo a muchas de las bodegas que conforman la red en áreas rurales. 

   Tampoco extraña ver sobre ese útil medio de transporte a médicos y a la enfermeros que garantizan atención y cobertura en dichas zonas, al lugareño que es preciso trasladar en medio de la noche o de la madrugada, a la usanza de una “ferroambulancia”, por algún imprevisto que requiera emergente acción, o a viajeros cantando alegremente en dirección a playas como La Jíbara, al norte, en tiempos normales de verano.

   SECRETO A VOCES Y MANOS

   A esta altura del presente texto, usted, amiga o amigo lector, debe estar pensando en la misma interrogante que he visto a modo de comentario en espacios digitales o que me han hecho no pocas personas, en directo: ¿Cómo Las Tunas ha logrado mantener activos sus karatas? 

   Para entenderlo habría que dar un pequeño salto al pasado reciente y ubicarse a inicios de este siglo cuando, en medio del reordenamiento que experimentó la industria azucarera cubana, fueron desactivados numerosos centrales azucareros y dejaron de tener uso productivo ramales ferroviarios asociados al quehacer de esa legendaria industria. 

   No es secreto que en muchas zonas del país rieles y traviesas emprendieron “otros rumbos”.

   En lógica combinación de “luces cortas y largas” los tuneros siguieron aferrados a la defensa y uso de sus viejos e incondicionales raíles. 

   De otro modo hoy no pudieran rodar sobre ellos los 17 karatas o coches motores que conforman el envidiable parque de la provincia.

   “Durante todos estos años no hemos renunciado al propósito de mantener 15 funcionando y dos en la reconstructora de ómnibus, donde se les realizan trabajos de reparación general” –explica Luis.

   Decirlo lleva segundos o un par de líneas a golpe de teclado. Lograrlo es otra historia, en la que el principal recurso no es el conocido recurso material en sí, sino la perseverancia humana decidida a cualquier cosa… menos rendirse.

   Lo saben mecánicos, chapisteros, electricistas, los mismos operadores o maquinistas y hasta delegados de base del Poder Popular, quienes no solo “chillan trenes de rodamiento” cuando sale de circulación un karata, sino que, además, mueven cielo, tierra y traviesas en busca de una solución.

   Quienes sostienen de pie y en movimiento esa provechosa experiencia, así como sus beneficiarios directos, deben preguntarse cómo otras zonas del archipiélago perdieron una alternativa así, “viable bajo cualquier circunstancia, entre otras razones por tratarse de un medio de transporte muy práctico, noble y agradecido, que acepta y funciona con lo que tú le pongas” –al decir del propio Luis Cabrera.

   Por ello, muchos años atrás, cuando Salvador Sariol Vistorte, entonces presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular en Manatí, le explicó a Fidel la cantidad de personas beneficiadas allí y las ventajas de mantener activos esos coches, el Comandante indicó, de inmediato, realizar un estudio concreto de cada lugar para no cometer errores.

   Cuentan que para algunos (conocedores de la anécdota) Salvador le hizo honor a su nombre y se convirtió en salvador de los karatas. De preguntárselo hoy, seguramente largue una  humilde sonrisa y renuncie al mérito. Lo cierto es que, desde antes y después, esos curiosos medios han sido “la salvación” para miles y miles de personas.

 

  

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