miércoles, septiembre 20, 2017
UN "LOCO" CAYÓ DEL CIELO
Un loco.
Eso nos pareció, en el sentido más oportuno y salvador de la palabra.
Aunque
en verdad fue como uno de esos ángeles caídos del cielo, para conducirnos hasta
el escenario más crudo de los hechos, captar la información y elevarla a lo más
alto.
Sí,
porque cuando recién comenzábamos a caminar rumbo a una instalación turística,
relativamente cercana, aún bajo fuertes rachas de viento, apareció aquel
hombre, muy sentado al volante de su microbús y, tras emitir un alegre pitazo,
dijo: ¡Arriba, monten que pa´ luego es tarde!
Pero…
¿para dónde tú vas? —preguntó, sorprendido, uno de los colegas del grupo y, con
una sonrisa de oreja a oreja, el “tipo” respondió: “Monten y no pregunten
tanto, que ustedes vinieron aquí a buscar la información y a reportar para que
la gente sepa lo sucedido con el Huracán Irma”.
No
había concluido la sabia frase y ya Randolph Medina, los dos Osvaldos (Sánchez
y Gutiérrez), Yanier Espino y yo éramos dueños absolutos de la cabina y panza
de aquella verdadera nave espacial.
Postes
del tendido eléctrico derribados, árboles arrancados de cuajo, bosques sin
follaje, animales muertos o agonizando, vías obstruidas, hoteles con distintos
grados de afectación… de todo ello, y más, quedó como testimonio dentro de
cámaras fotográficas y de televisión, celulares, grabadoras y agendas de notas.
Lo que,
inicialmente, imaginamos sería una breve y necesaria “escapada” se prolongó por
casi tres horas.
Encargado
de buscar el almuerzo de sus compañeros de trabajo, Lázaro Escobar por poco los
deja “en blanco” a todo el mundo ese día.
“Te van
a expulsar de aquí en una patana, por mar, porque el pedraplén debe estar
interrumpido” —le dijo, jocosamente, uno de los agradecidos.
Él solo
se limitó a largar una sonrisa. Evidentemente, estaba satisfecho del provechoso
“servicio extraplán” que, en aras de la información, había ofrecido, de forma sencilla,
espontánea y familiar.
Entonces,
sorteando en triunfal “retirada” los mismos obstáculos del itinerario seguido
en viaje de ida, puso proa hacia el centro de telecomunicaciones en Cayo Coco.
Aún había tiempo para cumplir sus misiones de la intensa jornada.
Nosotros
no hallábamos palabra o frase con que agradecerle aquel gesto, revelador del
valor que muchísimas personas sí le conceden al trabajo de nuestros medios de
prensa y de la sensibilidad humana y profesional de los compañeros de ese
Centro, que desde la víspera habían compartido con nosotros sus computadoras,
teléfonos fijos y móviles, comida, desayuno, riesgos y un optimismo a prueba de
balas y de huracanes.
Lástima
que, en medio del fuerte viento, mi lente no haya detenido su imagen en un
pequeño fotograma. A veces nos suceden, involuntariamente, esas cosas. De
cualquier modo, Lázaro está aquí, a punta de teclado, con esa cuerda locura que
lo hizo caer del cielo, a media mañana del 9 de septiembre, cuando todavía Irma
no se había cansado de arremeter contra los cayos del norte avileño y la
cayería, en peso, se mantenía dispuesta a no declinar, bajo ningún concepto.
domingo, septiembre 17, 2017
¡QUÉ NO SE DIGA... COMPADRE!
Hace poco,
mientras recorría zonas del norte avileño muy dañadas por el huracán Irma,
detuve la marcha para pedirle orientación a un hombre que, cortés, interrumpió
la faena, machete en mano.
No
cortaba yerba para animal alguno, no chapeaba el frente de su hogar, no recogía
leña para hacer un horno de carbón… Sencillamente ordenaba parte de la madera y
otros desechos que yacían casi encima de la vía pública. Rubén Gómez Martínez,
en fin, solo intentaba facilitar la recogida de todo aquello tan pronto viniera
un transporte designado para ello. Ni siquiera su vivienda había sufrido daños
de consideración. Ayudaba a los vecinos.
Como
él, vi a varios ciudadanos cooperando, en tareas de una recuperación que no es
para bien de otros, sino para sí mismos, para la salud y el bienestar general
de todos, tal y como apreció la colega Sayli Sosa entre los humildes pobladores
de Júcaro.
Pero,
por el contrario, hallé también a personas muy sentadas en el portal de su
casa, contemplando el paisaje, ajenas por completo a sus propios perjuicios y a
los primeros pasos de una ayuda que en las horas siguientes tendería a
incrementarse.
Hablo
no solo de lo que con sus recursos ha venido haciendo cada localidad o
municipio. Pienso, también, en la contribución de la provincia y, sobre todo,
en la ayuda técnica especializada (hombres y equipos) desde numerosas partes
del país.
¿Cómo
se sentiría usted, amigo lector, si, dejando atrás su hogar, la familia y los
numerosos problemas que se acumulan en la vida de una persona, llega hasta una
zona perjudicada por el huracán, trabaja intensa y agotadoramente largas
jornadas, durante la cantidad de días que haga falta, muchas veces bajo agua,
solo o hasta sereno, y no aprecia una actitud correspondiente por parte de quienes
habitan el lugar?
Aunque
no es generalizada, la situación merece un pequeño aparte.
Pareciera,
en algunos casos, que, como el ciclón me dañó, o como no vino nadie de
inmediato a ver mis “desgracias”, alguien (acaso el Estado cubano) tiene la
obligación de hacérmelo todo. Y no es así.
Que en
la voluntad de nuestro Gobierno prevalezca la decisión de resarcir todo cuanto
sea posible en coyunturas como esta, no significa que yo, como ciudadano y
principal beneficiado, me siente de brazos cruzados a mirar el cielo o a jugar
dominó entre vecinos.
La
gratitud existe. Siempre existió en este Archipiélago y, hasta donde conozco,
no tiene intención ninguna de fenecer.
Aprovechar
el filón, para lanzar en cualquier lugar de la calle, como constaté en Morón tras
el azote de Irma, tantas toneladas de basura (acumulada en el privado espacio
de cada quien) como de escombros y desechos realmente causados por el meteoro,
no es muy loable que digamos. Y mucho menos si el vertedero lo arman los
propios vecinos justo a la entrada de la misma bodega donde compran el pan
nuestro de cada día y otros alimentos. Hablo de la unidad La Criolla, en Martí
y Máximo Gómez.
sábado, septiembre 16, 2017
DERECHO A LA VIDA EN LOS JARDINES
Por
muy rico y abarcador que sea el periodismo, no hay lente, micrófono, grabadora,
apunte... ejercicio de voz y de criterio que puedan captar y reproducir lo
acontecido en los cayos Coco y Guillermo antes, durante e inmediatamente
después de Irma: soberbio y brutal huracán que, sin gusto, archivará la memoria
meteorológica.
No
para hacer historia, sino para llevarla —por medio de sus protagonistas humanos
y naturales— a miles de hogares, reporteros de la Televisión Avileña, Radio
Surco, la Agencia Cubana de Noticias y el periódico Invasor, partimos hacia los
Jardines del Rey. El pedraplén es nuestro, la mente vuela. El ojo está en el
huracán.
DIVINAS
MOLESTIAS
Tal
vez pensó Kulwart Chasser, turista inglés, que Randolph Medina o la jovencita
Dianelis Marín ignorarían su malestar, por la espera en otro hotel, durante una
operación que evacuaría, en tiempo récord y con toda la seguridad, a más de 5
500 visitantes hacia sus países de origen o dentro de Cuba. Que le dé gracias,
por estar vivo, al Dios de la incomodidad —pienso mientras escribo estos
apuntes.
Molesto
es trasladar mobiliario, equipos frágiles, recursos vulnerables... hacia refugio
“seguro” dentro del propio hotel; es bajar antenas, luminarias, asegurar
ventanales, convertir “el más insospechado hoyo en divino parqueo”, poner las
tumbonas dentro de la piscina... como hacen Fabio Lázaro González, director
adjunto del Memories Flamenco, su electricista operativo Yoanis Martínez y cinco
hombres más que han quedado cuidándolo todo, a la espera de Irma, a riesgo de
muerte, suceda lo que suceda.
Por
eso los lentes fotográficos de Osvaldo Gutiérrez y de Alejandro García parecen
un fusil de repetición automática y el camarógrafo Yanier Espino acelera el
paso, consciente de que el tiempo es oro, aquí, en otras instalaciones o en el
Delfinario de Cayo Guillermo, donde captarán la evacuación de seis ejemplares,
por helicóptero hacia Cienguegos, con Abdel Blanco como médico de cabecera y
Ollantay Quintero, jefe de entrenadores, como un padre.
EL
GOLPE BAJO
Ni
González Fráser, con sus “muchchos suicidas” en el Pullman; ni Enrique Andión
con los suyos, en el Aeropuerto Internacional Jardines del Rey; ni Javier
Hernández, en el Campismo Cayo Coco, ni Miguel Fernández, Presidente de la Zona
de Defensa, podrían ovillar, al hillo, la secuencia de una noche y madrugada (8-9
de septiembre) en que, infernal, el viento dicta sentencia sin derecho a
reclamación.
Ante
el peligro Juan Carlos Rivera cambia de posición tantas veces como los
muchachos del Servicentro Cupet, cuyo último y más efectivo refugio deviene el
interior de una nevera.
Ni
una sola instalación turística o de otro sector, tendido eléctrico, vía, área
boscosa, paraje natural o artificial “escapa”. La palabra “intacto” es tan
quimérica, como la esperanza de quienes esperábamos, antes, que Irma torciera
rumbo hacia arriba.
LA
VIDA EN ALTO
Si
Irma pensó matar en la cayería, se equivocó. Frente a su espada no faltó la
vida, en alto, minuto a minuto. Pregúntenle a Karel Toledo, en vela toda la
noche, rezando no por su vida, sino por esa Yutong que no llevó, antes, a un
punto más seguro, para que la prensa pudiera ordeñarle al tiempo hasta la
última imagen posible, del mismo modo que Lázaro Escobar, en su microbús,
después.
Pregúntenles,
en el Centro de Telecomunicaciones, a Irán Pedroso y sus hombres, asegurando
señales para todo el Mundo (así, en Mayúscula), compartiendo computadoras y
plato con nosotros, re-apuntalando ventanales a punto de saltar e irradiando
energía frente a ese pedazo de alta torre caído, que ni cobró vidas ni venderá
lo que hace falta tener “en la guerra
como en la paz... y en los huracanes”.
Y
pregúntenles a los 60 hombres de la Constructora El Vaquerito, que en menos de
24 horas restablecieron paso por donde el oleaje se ensañó contra un pedraplén
demasiado mambí para claudicar.
Por
él avanzamos, de regreso ya. Atrás quedan hombres con más voluntad que ojeras.
Una caravana de ómnibus se dirige, con trabajadores, hacia cada hotel. La
recuperación no espera. A nuestra derecha vuela un flamenco rosado. Elegante,
gira, nos pasa por delante y continúa. Un poco más allá levanta vuelo una
colonia de corúas. No necesitamos señal más clara: es la vida que sigue,
imperturbable, levantando vuelo en los Jardines del Rey.
miércoles, septiembre 06, 2017
LA VIDA, LO PRIMERO PARA EL TURISMO CUBANO FRENTE A IRMA
En el contexto de los preparativos frente a la amenaza real que implica el Huracán Irma para la cayería norte avileña, se ha iniciado la evacuación de unos 5 500 turistas extranjeros y cerca de 800 nacionales.
La imagen captada por mi lente, hoy miércoles 6 de septiembre, en el Aeropuerto Internacional Jardines del Rey, corresponde a los últimos pasajeros del primer grupo que regresa a su país: 136 personas a bordo de una nave de la aerolínea Air Canadá.
La operación continuará en las próximas horas con el propósito de trasladar a todos los visitantes hacia otros destinos turísticos del Archipiélago o hacia sus países de origen.
Con la organización que suele caracterizar a Cuba en situaciones así, el inicio de la evacuación vuelve a demostrar el valor que el Estado le concede, en primer lugar, a la vida humana.
Por ello, mañana jueves se procederá a trasladar hacia lugares seguros también a trabajadores que intervienen en labores constructivas dentro del Polo Turístico.
Durante una reunión presidida por Félix Duarte Ortega y Raúl Pérez
Carmenate, presidente y vicepresidente, respectivamente, del Consejo de Defensa
Provincial en Ciego de Ávila, se decidió, además, cerrar ya el acceso con fines turísticos a ese importante balneario del norte cubano.
Paralelamente, fueron impartidas orientaciones para contar con reservas suficientes de agua potable y de combustible
que garanticen vitalidad en caso de que se interrumpa la comunicación por
tierra, como consecuencia de daños en el pedraplén.
Con ese
propósito, Félix Duarte Ortega sugirió mover equipos de construcción así como
elementos de tubería para refugio seguro dentro del municipio (Morón), a fin de
poder actuar con rapidez y eficacia, si fuera necesario.
Junto a
la protección de recursos en las bases de almacenes e instalaciones, se procede
al resguardo de embarcaciones de la marina, medios de la Clínica Internacional
(parte de ellos de última generación y en proceso de montaje), así como la
fauna con que cuenta el delfinario.
Según
explicó Oscar Benedico Rodríguez, director del Centro Meteorológico Provincial,
los pronósticos indican que el efecto de Irma puede comenzar a hacerse sentir
más sobre la zona el viernes 8 en horas de la mañana, con aumento de vientos y
marejadas, en tanto la mayor incidencia podría ocurrir en la noche de ese mismo
día, madrugada y amanecer de sábado, con vientos de 150 km/h o superiores, olas
de tres a cinco metros de altura y precipitaciones de 200 milímetros, en un
rango de 24 horas.
Especialistas
afirman que desde 1933 Ciego de Ávila no ha enfrentado un huracán de gran
intensidad con las características de Irma.
En el
momento en que es redactada esta nota, sus vientos son de 295 kilómetros por
hora, velocidad que lo mantiene dentro de la categoría cinco, según la escala
Saffir-Simpson.