domingo, abril 30, 2006

 

Pequeño CAMPEÓN


Indudablemente, el pequeño José Angel pasará a la historia de esta III olimpiada del deporte cubano, por ser el más joven de todos los asistentes (cinco meses de edad) y por la cantidad de brazos y de corazones que se pusieron en función de su felicidad.

Hijo de Eimey Gómez, campeona panamericana en espada, y de José Miguel Morejón, ingeniero electrónico en el sector deportivo, el parvulito devino mascota viva de atletas nacionales y del exterior, entrenadores, árbitros, público y hasta trabajadores del Hotel Las Tunas, quienes acondicionaron para la deportiva familia una amplia habitación, con nevera para conservar bien los alimentos del crío, facilidades para cocer la dieta y hasta un equipo para batir los ingredientes.

En gratitud, José Angel no sólo se ha comportado como un verdadero campeón de los buenos modales, sino que a menudo hasta accede a regalar sonrisas como la de esta foto, tomada durante una de las jornadas de competencia.

- ¿Y cuando crezca, qué será?

"Tal vez campeón de esgrima" -desea la madre. "O ingeniero electrónico" -añoraría el padre.

Y mientras tanto el chiquillo sigue sonriendo a sus anchas... sin sospechar que mañana será lo que él mismo se proponga, pues posibilidades sobran para eso en este pequeño país.

 

OLIMPIADA DE LA HERMANDAD -dice un agradecido



Este hombre a quien ven junto a lo que escribo, se llama Néstor Guillermo Gamarra y es entrenador de sable en la República Bolivariana de Venezuela, país desde el cual ha venido, formando parte del equipo de esgrima que representa a esa nación suramericana en la III olimpiada del deporte cubano.

Me consta que ha dedicado Gamarra todo su empeño, experiencia y energía para que las muchachas y muchachos de Venezuela tengan una digna actuación en evento.

Según él, esa es la mejor manera de expresar la gratitud que él, su familia y su pueblo sienten hacia Cuba.

“Aquí, en Ciudad de la Habana —explica— fue operada de la vista mi madre María Ascanio de Gamarra, mediante la Operación Milagro, y también aquí (en Villa Clara) había sido intervenido quirúrgicamente yo en el año 2003, gracias a la sensibilidad humana, a la solidaridad y al cariño de este pueblo.

“Yo ni siquiera había venido esa vez por problemas de salud -me dice- sino a un curso de perfeccionamiento para entrenadores, pero conocí a una compañera llamada Loyda Díaz, que hacía ejercicios en una pista deportiva, conversamos, se percató de lesiones en mi piel, me presentó a los especialistas del hospital donde ella trabaja como enfermera intensivista y fui operado de cuatro carcinomas en distintas partes del cuerpo.

“Por eso me siento tan feliz de estar otra vez en Cuba, en esta Olimpiada que no es sólo del deporte, sino también de la solidaridad y de la hermandad entre nuestros pueblos.”

miércoles, abril 19, 2006

 

TESON frente a lo adverso


Esta imagen, tomada hace algunos meses, ilustra un fenómeno que comienza a manifestarse otra vez en esta provincia donde vivo (Las Tunas), unos 670 kilómetros al este de la capital cubana.

La sequía se empeña en continuar enseñando sus dientes y pezuñas.

La escasez de lluvias, el descenso en el nivel de los embalses y el agotamiento de más de un centenar y medio de fuentes, vuelven a ocasionar estragos.

Como consecuencia de ello, alrededor de 139 mil personas, residentes en 357 comunidades de áreas urbanas y rurales, están recibiendo el agua sobre ruedas, mediante el empleo de cisternas o “pipas”.

¿Cómo es posible? —seguramente se preguntarían con asombro muchas personas en este mismo mundo, donde millones de seres humanos no tienen acceso a ese líquido vital para la vida, entre otras razones por la indiferencia o por la inercia de sus gobiernos.

La respuesta es sencilla: sobre la base de una cooperación entre entidades estatales, empresas y organismos, unos 180 medios de transporte intervienen en el suministro de agua a la población en esas zonas donde ya el servicio no llega por las redes hidráulicas, o donde se han secado totalmente las fuentes naturales de abasto.

Eso, desde luego, significa miles de litros de combustible, empleo de medios, gasto de neumáticos, de baterías, pago a fuerza de trabajo y otras inversiones, frente a las cuales el Estado cubano no vacila cuando se trata de algo tan importante como la vida y la salud del ser humano.

lunes, abril 17, 2006

 

HUELLAS


No tuve la oportunidad o el privilegio de conocerlo.

Aún así desde hace muchos años lo considero parte de mi familia. Debe ser porque familiares me resultaron siempre las imágenes captadas por su lente.

Pueden parecer exageradas estas líneas, pero no tengo la menor preocupación al respecto. Sé que de igual modo piensan miles de cubanos, admiradores de la obra de Raúl Corrales: uno de los fotógrafos más destacados que ha tenido mi país.

Instantáneas como las que logró detener durante el ataque mercenario por Playa Girón y la contundente victoria del pueblo cubano frente a esa agresión (abril de 1961) constituyen verdaderos documentos históricos.

Su fallecimiento, a la edad de 80 años, acaba de conmover a cientos de colegas que ejercen la fotografía de prensa y el periodismo en general. Su sepelio (en la capital cubana, este 15 de abril) devino expresión popular de cariño y de admiración hacia el artista hermano.

Había egresado, muy joven, de la Escuela Profesional de Periodismo Manuel Márquez Sterling. Fue editor de fotografía de las revistas INRA y Cuba, así como jefe de la sección de microflim y fotografía de la Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado. En 1996 recibió el Premio Nacional de Artes Plásticas y en 2005 fue investido con el titulo de Doctor Honoris Causa del Instituto Superior de Arte.

Pensando en él, viene a mi pensamiento una frase que leí recientemente en algún sitio: “Los hombres no se miden por el tiempo que duran, sino por la huella que dejan”.

Y, aunque será el tiempo quien se encargue de confirmarlo, quienes conocen la obra de Raúl Corrales, saben que su huella será, sencillamente, inmortal.

 

TERNURA CONTRA BLOQUEO



A esas “tías” que invierten horas-ternura fabricando juguetes para que miles de niños se distraigan y preparen para la vida………………….

La experiencia de los círculos infantiles en Cuba arriba a sus 45 años.

Y no tengo que caminar kilómetros para acceder a ella. A dos cuadras de mi hogar (unos 200 metros), hay dos magníficas instalaciones, que acogen cada día a niñas y niños de todo el vecindario.

Pero no es acerca de la ternura con que son tratados esos niños allí de lo que pretendo escribir unas líneas; tampoco acerca de la balanceada alimentación, de la merienda o de la atención médica que reciben.

Hoy prefiero dedicarles unos minutos a las auxiliares pedagógicas (también conocidas como “las tías”), encargadas de la atención a esos pequeñines.

Hadas reales. Tal fue la frase que acudió a mi memoria un día, cuando vi a Gladys, a Nieves, Elena , Niurka, Beatríz y otras trabajadoras del círculo Zapaticos de Rosas, acomodadas en un tranquilo recodo del vestíbulo elaborando juguetes para los niños de ese centro.

La escena no constituye novedad. Desde hace años, miles de auxiliares en todo el Archipiélago cubano, fabrican muñecas, pequeños automóviles, útiles de cocina, enseres del hogar, instrumentos de trabajo y las más inimaginables reproducciones, a partir de desechos de papel, cartón, tejido, materiales sintéticos, madera, goma de pegar, pintura…

Y es que el bloqueo impuesto a Cuba por las sucesivas administraciones norteamericanas tiene también su repercusión en los círculos infantiles, hasta los cuales no llegan la cantidad y variedad suficientes de juguetes industriales.

Frente a tal realidad, esas humildes auxiliares pedagógicas acopian materiales y, con mucho talento e imaginación, aseguran las piezas y objetos con que los niños se distraen, mediante juegos didácticos que los ayudan a incorporar hábitos, modales y normas de gran utilidad para su formación.

Lo que quizás no imaginen muchas de esas tías es que cada nueva pieza moldeada con sus manos es un golpe a la hostilidad de quienes desean para las niñas y niños cubanos, las mismas penurias a que están condenados millones de adolescentes en otras partes del mundo.

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