miércoles, julio 15, 2020

 

VERANO CON PRUDENCIA


No exento del riesgo que sigue representando la Covid-19, a pesar del eficaz enfrentamiento a ella dentro de Cuba, ha echado a andar un verano que resultaba muy difícil predecir semanas atrás.

Detalles aparte, en Ciego de Ávila se estima que despegó bien, siempre de acuerdo con las particularidades del momento actual en lo que respecta a asuntos de aseguramiento integral.

Aun cuando los estados de opinión no tuvieron de inicio el estallido que necesitan mantener durante toda la etapa (recordemos que devienen brújula para la acción), es indiscutible que los agradecidos continúan viendo más luces que manchas en el horizonte.

Un fenómeno, sin embargo, alteró la pupila de quienes organizan el programa y exigen su concreción. Se trata de la cantidad de personas concentradas en determinados espacios públicos, concebidos para el sano esparcimiento.

Según trascendió al evaluarse la primera semana de actividad, todo indica que en puntos como la piscina ubicada en el complejo recreativo El Parque, del municipio de Primero de Enero; El Cayuelo, Punta Alegre y La Playita de Majagua no hubo claridad en torno al asunto, o no desempeñaron su rol los encargados de regular la presencia humana en un mismo espacio.

De ello se ha hablado bastante en los últimos días. El Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, por ejemplo, reiteraba el llamado que se debe hacer para que la población se comporte de manera adecuada. “No estamos pidiendo que haya distanciamiento físico por gusto, dijo, es para evitar contagios; tampoco estamos en contra de que se vaya a la playa, al contrario, pero no podemos permitir que alguien, con un comportamiento irresponsable, moleste a quienes están disfrutando en familia, entre amigos.”

Por su parte Manuel Marrero, Primer Ministro, ha recalcado también “la prioridad que se debe conceder a la reducción de riesgos de todo tipo en esas zonas, a las que inevitablemente continuarán asistiendo personas. El reto está en mantener un ambiente sano y agradable”.

Es obvio que, después de varios meses de aislamiento, acogidos al limitado espacio hogareño, queramos disfrutar un rato de un buen chapuzón (piscina, playa, arroyo), visitar un centro recreativo, liberar pies y tensiones bailando…

También es cierto que, al salir de casa, nadie sabe cuántas personas más acudirán al mismo lugar escogido por nosotros, con la idéntica intención de entrar.

Ser comprensivos, cooperar, actuar a tono con los protocolos e indicaciones aún vigentes para esta fase post Covid es algo que nos corresponde a todos.

Organizar bien cada opción, hacer que en cada lugar y momento esté la cantidad adecuada de personas y hacer que se cumpla lo prudentemente dispuesto les toca a directivos, administradores y trabajadores de cada instalación, en coordinada acción con autoridades del orden público si fuera necesario.

Ejemplos hay de lugares donde así se ha concebido. La piscina de Venezuela es uno de ellos.

Detrás de la exigencia en función de disciplina no media capricho alguno. Con la salud y con la vida no se juega. Mucho menos a cambio de un rato de diversión.

Este lunes 13 de julio el mundo amaneció con casi 223 000 contagios más. La víspera, el estado de La Florida había inscripto récord para 24 horas, con más de 15 000 nuevos infectados. Con solo seis casos cerró Cuba la jornada del día 14. Todo el mundo sabe por qué.

Disfrutemos, entonces, el verano. Nadie lo impide. Pero hagámoslo con prudencia.




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