lunes, noviembre 28, 2022

 

SE BUSCA... Y SE PAGA POR SU CAPTURA

 
Yo sé que usted se va a reír, pero a mí no me hace gracia alguna. 
 
Verá: Todo indica que en los últimos días, sin que nadie lo haya invitado, se ha instalado en mi corresponsalía un compañero ratón.
 
Las primeras evidencias fueron sonoras. Las segundas: digestivas.
 
Me ha comido dos tapas plasticas de pomos (capacidad de 5 litros), con rosca y todo.
Ayer noté, otra vez, buena cantidad de boronilla de ese mismo sintético material. ¿Será que el tipo trabajaba en la Fábrica de cepillos y otros artículos plásticos , CEPIL, y tuvo que salir echando de allí?
 
Menos mal que no llevo prótesis de extremidades pues de lo contrario quizás ya me hubiera dejado con una sola pata. 
 
La guardia que le tengo montada no ha sido efectiva. Averiguaré a cómo está la cucharada de veneno en el mercado subterráneo, para ver si con la mitad del salario del próximo mes "puedo llegarle". Mientras tanto, doy lo que me pida quien lo capture. Por María Valdés que sí.
 
 
 
 


domingo, noviembre 27, 2022

 

ÁNGELES AL PIE DE LAS URNAS

 

Aun grande, inmenso, lo cotidiano puede correr el riesgo de dejar de ser visto, apreciado e incluso preciado.

 

Para ir directo, al grano, estoy pensando concretamente en algo que hoy ha vuelto a conmoverme: la presencia de niñas y niños a ambos lados de las mismas urnas donde ellos ven llegar a mamá, papá, abuelo, tía… para tomar una boleta, entrar a un cubículo, hacer una cruz por el mejor de los candidatos y depositarla.

Posiblemente para ningún cubano esa imagen sea motivo de asombro o de curiosidad.

Otra mirada, en cambio, debe signar a quienes nos visitan, como país.


Mientras en momentos de comicios, la seguridad de las urnas y de la votación en general descansa en la presencia de personal uniformado, guardias, policías, carabineros, fuerzas militares… desde que tengo uso y razón, en nuestra Cuba, dicha custodia corre a cuenta, nada más y nada menos que de los niños.

Digo más: no solo dentro del local; tampoco fuera, en la calle, en los alrededores usted verá a un policía, con excepción, por supuesto, de los que concurren a votar, como parte del pueblo al que pertenecen y defienden.

Si usted rebobina su memoria no encontrará en años, décadas atrás, nunca desde que somos libres y soberanos, a un adulto protegiendo urnas durante elecciones. Ese “asunto” es cosa de los niños, que por demás saben muy bien cómo resolverlo.

En ello pensaba hace unos minutos, mientras leía una información que hace apenas unas semanas dio cuenta de 106 mil miembros de la Policía Nacional del Perú (PNP) encargados de custodiar la seguridad en Elecciones Regionales y Municipales.

Ejemplos así hay a borbotones. Como el nuestro… no sé, no creo, es difícil, busque usted mismo o usted misma.


Y saben algo… saboreando hoy el placer de captar algunas imágenes, volví a meditar acerca de un elemento en que quizás tampoco solemos pensar a menudo: esas mismas niñas y niños son los que mañana, nadie lo dude, propondrán o serán propuestos, nominarán o serán nominados, elegirán o serán elegidos, asumirán tareas y responsabilidades, se echarán en hombros el destino de este país para continuar la marcha que inició Cuba desde los tiempos de Hatuey, Céspedes, Máximo Gómez, Martí…

Para usted, para sus vecinos, para todos son eso: niños. Y es verdad. Pero, caramba, son también ángeles de estos duros tiempos, son presente, continuidad y sobre todo futuro. 

 

 

 


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