lunes, junio 29, 2020

 

EL AMO DEL PLANETA TIERRA

  
 ... ESO CREE SER DONALD TRUMP; NO TENGO LA MENOR DUDA


  

Me levanto y, como de costumbre, echo una ojeada a la brisa internacional, con énfasis en el país que más preocupa y ocupa hoy al mundo: Estados Unidos.

   Más allá de preferencias o de diferencias políticas, hasta el más aferrado lector coincidirá conmigo en el peligro que sigue desencadenando la incapacidad de esa nación para controlar la Covid-19 y la en verdad incalculable cantidad de personas que continúan  falleciendo por la enfermedad, registradas de manera oficial o no.

   Y coincidirá, además, en que nadie sabe a ciencia cierta a donde irá a parar la también imparable ola de protestas populares que, como pólvora en expansión, ha generado la muerte del afronorteamericano George Floyd, asfixiado bajo la rodilla de un policía, a todas luces racista e irracional.

   Si añadimos algo tan viejo como casi todo el período subsiguiente a la independencia  de las 13 colonias, concordaremos también en que sigue inquietando el arte que tiene el cerebro político del imperio para expandirse, apoderarse de riquezas extraterritoriales y generar cuanta guerra se avenga a sus intereses geopolíticos y económicos… ¡Claro, siempre fuera de sus fronteras!


Lo que llama mi atención hoy, sin embargo, va más allá de esas y otras verdades de Perogrullo. Abro, como dije, mi ventana internacional y ¡Zas! me encuentro conque redes y sitios digitales difunden que Teherán acaba de emitir una orden de arresto contra el presidente norteamericano Donald Trump por el asesinato del general iraní  Qassem Soleimani, en enero de este año.

   Sigo ojeando el espacio y me percato de que los integrantes del afamado grupo musical los Rollings Stones han difundido un comunicado entre la prensa estadounidense, muy molestos por la impunidad con que Trump los desoye y sigue violando los derechos de la agrupación al usar canciones de ella —con fines efectistas, claro está— durante campañas políticas. Y hablan, incluso, de llevarlo a los tribunales.

   Continúo a golpe de remo digital y… ¡No puede ser! Si  ayer el inquilino de la Casa Blanca expresaba disposición de  conversar con el presidente venezolano Nicolás Maduro, hoy se desmonta con la novedad de que solo lo haría para “negociar la salida de Maduro del poder”. Así de sencillo, así de ingerente, así de prepotente.

Pero no es todo, con el ombligo cortado por la misma mano y tijera, el ahora Secretario de Estado Mike Pompeo habla con tremenda tranquilidad de sancionar a los capitanes de los cinco buques iraníes que llevaron gasolina a Venezuela. Todo porque a Estados Unidos, amo del mundo, no le gustó esa operación, ese gesto. Todo porque hay que castigar a quienes no se dobleguen ante los designios del imperio.

Casi a punto de poner proa hacia el siempre sano aire de mi Archipiélago cubano, veo algo recurrente desde hace semanas: la petición, en este caso, por parte de más de 60 personalidades de la ciencia, la cultura, el deporte y de la sociedad alemana en general para que el gobierno de esa nación contribuya a poner fin al bloqueo económico, financiero y comercial de Estados Unidos contra Cuba, país que, según subrayan, ayuda con médicos al mundo.

Sin ser  pesimista, y mucho menos profeta, no es de dudar que ese justo reclamo se convierta en humo o en nada para los oídos de un hombre como Donald Trump, cuyas simpatías y puntos de vista coinciden más con los de su Secretario de Estado, partidario de sancionar también (esa es la palabra y fórmula de moda) a los países que soliciten o acepten ayuda médica de Cuba.

¿Frente a quién estamos? ¿Qué se puede esperar de un sujeto a quien no le importa que mueran miles de estadounidenses por la Covid-19, siendo esa nación tan poderosa en todos los órdenes, incluido el científico? ¿Qué puede esperar el mundo de un hombre que pide desplegar al ejército contra las justas protestas de su propio pueblo, a lo que, como se sabe, se negó su propio Jefe del Pentágono?

¡Ni que Trump fuese Dios!... en quien, por cierto, no debe creer y a quien, desde luego, nada debe agradar. Todo lo contrario.

El mandatario número 45 de Estados Unidos sencillamente se siente por encima de todo y de todos. Eso es: amo del planeta Tierra. Arrodillarse o no ante él. He ahí la disyuntiva que para nosotros, los cubanos, seguirá siendo corajudamente mono-opcional: ¡No, no y no! Así también de sencillo.





sábado, junio 27, 2020

 

Las Tunas: Transporte vuelve a su normalidad

Lo primero que llama mi atención es la naturalidad con que un ómnibus articulado, de uso ya pero impecablemente limpio, recibe y deja pasajeros frente al Parque 26 de Julio.

   —No recuerdo haberlo visto rodar antes —le comento a un hombre que se aproxima con la evidente intención de subir.

   —Ni tampoco yo —me dice él— aunque muy bien nos vendrían cuatro o cinco más como este.

   El segundo elemento de interés es la comprensión social acerca de la cantidad de personas y del necesario distanciamiento entre ellas una vez dentro del ómnibus.

   Por lo demás, todo parece fluir tan natural como a finales del pasado año, o en fechas anteriores, cuando los cubanos no  teníamos idea de lo que sería el nuevo coronavirus.

   “Para nosotros ha sido también una etapa nueva, difícil, en la que tuvimos que reorganizar la rutina de trabajo y pasar de servicio público a transportación de trabajadores y a otras actividades decisivas para el territorio”, explica Luis Enrique Arias Peña, director general de la Empresa Provincial de Transporte de Pasajeros y Cargas Generales (Cardinal).

  

Tener otra vez, en estos días finales de junio, 125 equipos en las diferentes variantes de trabajo de la empresa, devuelve confianza y trasluce calidad de vida para miles de personas que vuelven a moverse dentro de la ciudad o hacia áreas suburbanas, rurales y de otros municipios, pero también alegra a quienes han amontonado años y décadas detrás del volante de ómnibus y taxis.

   Según explica el propio Luis Enrique, en medio del enfrentamiento al virus la empresa firmó más de 50 contratos, en los que Salud tuvo el mayor peso, para garantizar la transportación de ese personal hacia todas las instituciones en servicio, incluidos los centros para el aislamiento y estudio de personas sospechosas de la enfermedad, turnos médicos, altas médicas y traslado a hospitales de otras provincias.

   Si a ello se suma la inserción, junto al sector del comercio, en tareas de distribución de cloro y mercancías de la canasta básica familiar, es obvio que estos meses no han sido precisamente de asueto o de inercia para la mencionada empresa.

   Ni cortos ni perezosos, directivos y trabajadores aprovecharon la oportunidad para empezar a transformar el punto de transportación masiva ubicado en la salida rumbo a Puerto Padre, mejorar el estado de los carros de línea, conocidos como Carahatas, y “meterle el pie al acelerador de la informatización”, entre otros empeños.


   CONTROL DE CADA ÓMNIBUS DESDE CASA

   Así es. Marzo remarcó el valor práctico de una experiencia nacida con anterioridad dentro de Las Tunas: la aplicación para teléfonos móviles conocida como La Guagua, que le permite a cualquier ciudadano seguir en tiempo real la ubicación o el movimiento de los ómnibus que en cada momento prestan servicio.

  

Fruto de la integración entre el Joven Club de Computación, la Unión de Informáticos de Cuba y la Empresa Provincial de Transporte de Pasajeros y Cargas Generales, la herramienta es de gran utilidad práctica tanto para la ciudadanía, como para las autoridades y estructuras del Gobierno encargadas de controlar y asegurar la máxima eficiencia en el uso de los recursos y medios con que cuenta el transporte.

   Con similar satisfacción seguramente se hablará este 28 de junio, Día del Trabajador del Transporte, acerca de la presencia de un selecto grupo de jóvenes, quienes además de contribuir a la organización del proceso y a la disciplina social en paradas de ómnibus, han estado atentos al estado de opinión allí, para hacer llegar preocupaciones e insatisfacciones cada día a la dirección de la empresa, con el objetivo de corregir detalles y adoptar decisiones a favor de un mejor servicio. 




viernes, junio 19, 2020

 

Ultraderecha anticubana: LOS EXTREMOS DEL ODIO


Receptores y emisores de todo, distintas redes y sitios digitales consignan la más reciente expresión del odio visceral y de la envidia que, como huevo de águila, empolla la extrema derecha anticubana radicada en los Estados Unidos. Hablo del proyecto de ley presentado por tres senadores republicanos (Marco Rubio, Ted Cruz y  Rick Scott), buscando nada más y nada menos que sanciones para las naciones que acepten ayuda médica de nuestro país.


                                ¿Quién cría y quién junta a Ted Cruz y Donald Trump?

Hay que estar loco —y ninguno de los tres lo está—, hay que ser muy bruto —y tampoco lo son— o no tener ni una pizca de vergüenza o de dignidad —eso sí— para enarbolar semejante barbaridad, sobre todo en un momento como este, en que cada vez más voces agradecidas, desde diversas partes del mundo, piden un Nobel de la Paz para los médicos cubanos que combaten directamente al nuevo coronavirus en más de 20  naciones, algunas de ellas incluso desarrolladas.

La absurda, prepotente y maquiavélica propuesta de esos tres individuos es el rostro exacto y furibundo del bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, donde sea, como sea y contra quien sea.

Totalmente huérfanos de escrúpulo, los citados senadores pretenden vincular la humanitaria ayuda de Cuba a prácticas de trata de personas, buscan presentarse como defensores de los derechos del personal médico cubano, explotado según ellos por la dictadura que impera en la Isla, a la vez que dejan clara intención de cortar todo tipo de ingreso financiero al Gobierno también por esa vía.

A nadie sorprenda que tal ofensa e irracionalidad, republicana hoy tal vez demócrata mañana, halle oídos en medio de la sordera total que padece la actual administración de un imperio al que de nada le han valido su poderío económico, sus enormes recursos de todo tipo y el encumbrado prestigio de su ciencia, para al menos atajar la interminable sumatoria de contagios y de muertes, víctimas de la Covid-19.

Me refiero, por supuesto, al mismo país cuyo visceral racismo ha sumido a la nación en un volcán de huelgas y de revueltas populares, tras el frío asesinato (uno más) del afronorteamericano George Floyd, como resultado de la violencia consustancial a una policía que continúa creyéndose dueña del derecho a matar seres humanos, sobre todo a negros, incluso por la espalda, a reprimir y a disparar contra la población.

Nada eso, sin embargo, parece ser más importante que los médicos cubanos o que el “peligro” general de Cuba, para el señor Trump y para esa horda de extremistas que se han convertido en verdaderos expertos en el arte de adular a cuanto inquilino asuma la Casa Blanca, apretar cuellos al más alto nivel en un tornillo de banco y seguirle sacando a la política oscuras tajadas monetarias a la medida de verdaderos consorcios.

Más clara ni el agua: les fastidian los más de 60 años sembrando todo tipo de minas para volarnos en pedazos y aquí estamos, cada vez más sólidos e íntegros, de generación en generación.

Les mortifica que, con lo poco material a mano, estamos derrotando a la Covid y propinándole efectivos golpes en otras partes del planeta. Les molesta que cada año EU tenga que pararse de su silla, en la ONU, con el peludo rabo de zorro entre las patas, ante votaciones casi unánimes contra el bloqueo. Les jode ser cada vez más odiados y quedar constantemente en ridículo ante una comunidad internacional que admira la capacidad de resistencia por parte de un pequeño país frente a la bravuconería del gigante, a la postre y en el fondo cobarde.

Y, desde luego, tiene que amargarles aún más la bilis el simple y altruista hecho de que mientras ellos siguen armando guerras, provocando muertes, vendiendo armas por todo el mundo (¿verdad señor Pompeo? ¿Es o no, señor Bob Menéndez?), Cuba envía médicos a salvar vidas humanas.

Por todo eso y por muchísimas razones más, no encuentran qué o a quién sancionar.

Nadie se asombre que redes, sitios y medios amanezcan un día con la noticia de que EU aprueba sanciones contra San Pedro por estas benditas lluvias que nos está obsequiando, o contra la madre naturaleza (de la cual han abusado sin compasión desde sus capitalistas raíces) por el también simple hecho de proporcionarnos el oxígeno que respiramos.

 




domingo, junio 07, 2020

 

REVERENCIA DE PUEBLO


     

Fue ayer (el aniversario 59), pero hoy y mañana ellos, los combatientes del Ministerio del Interior, continúan ahí, velando por la tranquilidad ciudadana, por el cumplimiento de lo establecido en materia de Tránsito, por la invulnerabilidad de nuestras fronteras, por la prevención y extinción de incendios, por la preservación de lo bosques,  por la seguridad del Estado cubano… completo.

No tuvimos que mandarlos a prepararse en ninguna academia de superpotencia extranjera, y mucho menos pedirlos prestados por un tiempo determinado. Nada de eso.  Son genuino resultado de la capacidad endógena del país para preparar sus propias fuerzas.

O dicho de otro modo: son cientos, miles, como la jovencita avileña Lisi, nieta del vaquero Alfredo Valdés; es el joven tunero Eloy, cada vez más orgulloso de la labor que realiza su padre en el terreno de la flora y la fauna; es Marcial Flores, alternado el patrullaje y la prevención de Tránsito con caricaturas de fino trazo, como las que inundaron literalmente a comités de solidaridad de todo el mundo en defensa de los Cinco Héroes antiterroristas cubanos…

Hablo y pienso, en esos que, con uniforme o sin él, salen de casa tan temprano como cualquier obrero, técnico, especialista o dirigente, y retornan a ella mucho más tarde… o en las primeras horas del siguiente día, para asearse, cambiar la ropa y volver al camino con la adarga al brazo.

Pienso y escribo acerca de los que se proponen y pueden ser mucho mejores todavía en la vertiente del trabajo que escogieron o a la que el país les pidió consagrarse, aun conociendo las privaciones, limitaciones, muchas veces incomprensiones y permanentes peligros que rodean o gravitan sobre quienes emprenden ese sendero.

Para cada línea de lo antes dicho aquí pudiera colocar la imagen correspondiente. Pero prefiero dejar ante la mirada del lector esta, que tampoco importé de ningún entorno ultramarino, ni a nadie le pedí prestada.  Quedó “prisionera” de mi lente, mientras un agente avileño del Tránsito hacía lo mismo que haría el más sensible de los cubanos en cualquier parte del Archipiélago.

Sea, pues, expresión gráfica de la reverencia que anida en la parte agradecida de quienes habitan esta nación.




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