sábado, abril 16, 2022

 

VACAS "SAGRADAS"

                         

Mientras me apresuro a tomar la foto –temiendo que la vaca abandone la elegante posición que mantiene- desde un camión que circula en dirección contraria escucho una voz que dice:

-                     ¿Periodista, quién hizo esa esculturaaaaa?

Y, sin saber si quienes van encima del carro me escucharán o no, respondo:

-                     ¡La indolenciaaaaaaa!

Por la risa que largan constato que les llegó completa la frase, pero ya mi atención no está en ellos, sino en ese animal que, efectivamente, sigue plantado de forma tan campechana en el separador central de la doble vía que en verdad parece más una obra modelada por la mano del hombre que resultado de la reproducción pecuaria.

 

El asunto, sin embargo, no es tan gracioso como puede parecer. Sueltos, en idénticas condiciones, o lo que es igual: con idéntica irresponsabilidad, cientos, miles de reses, equinos, ovinos… campean a sus anchas por vías principales y secundarias, dentro del perímetro urbano o en autopistas, carreteras y caminos, con un saldo de accidentes que siguen cobrando  vidas humanas y causándole al país enormes pérdidas materiales.

Tal y como hace algún tiempo escribió el colega Freddy Pérez Cabrera, corresponsal del periódico Granma en Villa Clara, todavía se recuerda con tristeza aquel accidente masivo en la autopista nacional, en el que perecieron 34 personas y 72 resultaron lesionadas, como resultado de la colisión entre un ómnibus con pasajeros y una rastra… por culpa de un animal suelto en plena vía.

Ejemplos (lamentablemente) hay muchos, desde Maisí hasta San Antonio. Del mismo modo de uno a otro extremo del archipiélago sigue siendo “habitual” la causa que los provoca: animales fuera de todo control.

A veces se torna tan recurrente ese fenómeno que puede prevalecer la impresión de que “nadie hace nada por evitarlo o por enfrentarlo”.

Informaciones de prensa, sin embargo, han demostrado en distintos momentos y lugares que sí se actúa. Otra cosa es que no se haga con el rigor y la sistematicidad que un peligro así requiere.

En Sancti-Spíritus, por ejemplo, se ha procedido durante años al decomiso de animales y a la aplicación de multas, en correspondencia con lo establecido. A la par, se ha insistido en el aseguramiento de cercas contiguas a los senderos, advertencias a los propietarios de ganado, integración de empresas y organismos… pero lo real es que vacas y caballos, sobre todo, siguen reinando a sus anchas, junto a la vía y a veces encima de ella.

No pocos ciudadanos ven el asunto como inherente a la policía, a Tránsito. Pero, sin restarle fuerza a esas autoridades, en la solución del problema deben intervenir otros actores, comenzando por las unidades y estructuras del Ministerio de la Agricultura, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños y otros propietarios estatales o particulares de ganado, además del sector del transporte y las comisiones municipales de Seguridad Vial.

La Resolución No. 970 del 2016, emitida por el Ministerio de la Agricultura, establece claramente que las personas naturales y jurídicas propietarias de ganado mayor, o autorizadas a pastoreo en sus tierras, “tienen la obligación de garantizar que los animales no pasten o deambulen en áreas urbanas, franjas de seguridad de carreteras, caminos, vías férreas, instalaciones recreativas, turísticas, deportivas, áreas interiores de centros educacionales y zonas agrícolas ajenas”.

La ley, en fin, está ahí, aprobada, vigente, concebida para que sea cumplida. Se trata entonces de lograrlo, y punto. Nadie piense que resultará fácil. Solo que si se actúa a medias, con lentitud o intermitencias la solución se tornará mucho más difícil y lejana.

Eso es válido para la sempiterna manía que tienen algunos ciudadanos de circular de noche o de madrugada a caballo o en vehículos de tracción animal, práctica que está terminantemente prohibida y que sin embargo muchísimos individuos siguen violando de manera flagrante, muchas veces bajo ingestión de bebidas alcohólicas, cualquier día, con énfasis durante los fines de semana.

Si bien no son los animales la principal causa de accidentes, sí figuran entre ellas, tal y como consta en informaciones de prensa, en informes y en balances de Tránsito.


Por ello es tan necesario acorralar entre todos el fenómeno. No es un capricho. Con razón muchas personas califican a los accidentes de tránsito como una pandemia mundial. Y, en esencia, lo es. Jamás he olvidado un dato ofrecido por la Organización Mundial de la Salud hace más de una década. Alrededor de un millón 250 mil personas habían fallecido durante el año 2010 en el mundo por el mencionado motivo, o lo que es igual: una muerte cada 25 segundos. ¿Duro, verdad?

Y concluyo preguntándome: ¿Pero acaso no también, y en gran medida, evitable?

 

 

 


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