domingo, marzo 15, 2009

 

KAMILA

Como cada año por esta fecha, en que todos los periodistas celebramos el Día de la prensa cubana (14 de marzo) he recibido numerosas muestras de afecto, cariño y respeto hacia la profesión que ejerzo.

Acuden a mi memoria la felicitación sincera por parte de personas conocidas y no conocidas, la invitación de amigos a realizar un brindis, el habitual agasajo e intercambio con trabajadores y directivos de diversos organismos y organizaciones…

Pero entre todos esos gestos y detalles, hay uno que guardaré con profunda satisfacción en mi recuerdo.

Me lo obsequió Nancyta: la tierna novia de mi hijo Félix Daniel. ¿Y por qué no decirlo?: también la hija que ayer no tuve.

Vino a bordo de un mensaje electrónico. El texto, muy breve: “Espero te guste mi regalo por la significativa fecha”. Pero el adjunto, ¡Enorme!: Esta imagen de la diminuta Kamila, tierna como gota de rocío sobre la cama, con un periódico Granma delante.

Tal vez el hecho parezca “noticiosamente intrascendente”. Sin embargo en el sentido humano y personal, es lo más bello y original que me ha sucedido desde que echó a andar la Jornada conmemorativa este año…

Debe ser por la adoración que siempre he sentido hacia los niños. Y también porque nada he conocido más importante para mi país que ellos, desde que vine a este mundo, hace casi 48 calendarios.

miércoles, marzo 11, 2009

 

La Feria tocó EL CORAZON DE DAYNAR

Sin minimizar sus preferencias de adulto, para Juan Morales esta feria volvió a ser el placer de convertirse en una especie de “rey mago” y llegar a casa con el bolsillo vacío, pero con la cabeza y las manos llenas de libros y personajes que agigantaron la fantasía de sus princesitas Sofía y Beatriz…

Para Jorge Enrique Mastrapa, la 18 feria fue recibir el añorado título La paz en Colombia. Lucy Araújo disfrutó presentar las Ovejas y demonios de su colega Antonio Borrego. Ares se tornó página entre quienes estudian en la Academia provincial de artes plásticas y a Vivian el “nuevo” diccionario le deja la esperanza de que sus nietos ganen vocabulario y ortografía.

En cambio, para Daynar Cutiño Ortiz (nueve años, cuarto grado, vecino de La Guayaba), la feria "prometía" ser una abstracción o anhelo, teniendo en cuenta el lugar donde vive y las dificultades que enfrenta Elisa (su mamá) para atender sola el hogar y cuatro de sus seis hijos.

Por eso sintió que el caballo Palmiche le galopaba dentro del pecho cuando los trabajadores sociales y una “tía” de la escuela, lo llevaron junto a otros niños a llenarse los ojos y la imaginación de cuentos, relatos, magos, payasos y canciones.

Al final, el grupo fue llevado a la librería. Daynar ni parpadeaba. Sus ojos devoraban cuanto ejemplar tenían delante. ¿Cuál preferirías llevarte a casa? —dijo una voz. El ceño se le anudó ante el “peso” de no traer ni un centavo en el bolsillo. De haberlo sabido…

¡Escoge un libro; la feria te lo regala! ¿Estaré soñando? Por suerte no. Entonces agarró el que más le había gustado desde el principio: Manuelita Sáenz, una mujer toda mujer. Feliz coincidencia para un 8 de marzo. Entonces al llegar se lo mostró a su mamá, le dio un beso y se tendió, dichoso, sobre el piso, a leer y releer la historia que dentro de muchos años aún contará, “cuando sea grande y escriba para los niños, o cuando sea maestro”.

martes, marzo 03, 2009

 

ALZO MI COPA

Han transcurrido las primeras jornadas desde que la XIV Copa nacional de softbol derramó sus últimas emociones sobre el terreno, y sigo pensando que una vez más vale la pena “levantar copas”.

El equipo de Medios Nacionales pudiera hacerlo por su revalidada corona, Granma por haber estado otra vez a un peldaño de la cúspide, Ciego de Avila por el empuje con que llegó a la semifinal, La Habana, Matanzas, Sancti-Spíritus y Villa Clara por su arrojo, Santiago por su retorno… y hasta Pinar por sus sorpresas.

Pero más allá de las especificidades de cada conjunto, e incluso de los resultados individuales, los más de 300 colegas que participamos en el campeonato bien pudiéramos celebrar algo entrañablemente común: la hermandad con que ha vuelto a realizarse este evento, sin duda el más grande entre los que cada año organiza la Unión de Periodistas de Cuba.

Disputado hasta con las uñas (créanme que vi a más de un jugador caer durante la carreta y “aruñar” la verde grama para llegar quieto a la base), cada partido fue expresión de “fiero” ahínco en pos de la victoria. Nadie lo dude.

También es cierto que, como en años anteriores, desde el primero hasta el séptimo capítulos se escuchó rugir a la más ocurrente “artillería verbal”: ¡Dale chico, que ese hombre lo que tira es un melón! Y desde el otro banco: Lánzale por el centro, que no le da ni a una calabaza. Y en revancha: ¿De qué museo habrán sacado a esa antigüedad vestida de softbolista?. Y otra vez: ¡Ataca Chicho, que el de la tercera es manco!...

La relación de frases y dicharachos sería interminable, pero en ningún caso irrespetuosos o denigrantes. Tal vez por ello, al final de cada juego nunca faltó el saludo cordial de los “rivales”, el abrazo entre colegas, la felicitación al triunfo limpio del contrincante.

Todos los equipos ofrecieron sobradas muestras de esa modestia e incluso del buen humor que acompaña a los profesionales de nuestro sector; en particular los sencillos pinareños, los no menos cordiales guantanameros (con Jorge Luis Merencio y el presidente LLamos al frente) o la batería holguinera: encabezada por un Roberto Ortiz que siempre tiene una curva entre nudillos y una ocurrencia en del disparador.

Pero el más sensible recuerdo de esa fraternidad me sigue llegando por intermedio de un abrazo con aires de tinajón camagüeyano. Con varios jugadores lesionados, Naranjito y su tropa habían salido a combatir y a ganar. A pesar del empeño no fue posible el triunfo. Tal vez el ánimo colectivo de otro equipo hubiera sido blanco del desaliento en un momento así. Los agramontinos, sin embargo, no se afligieron. ¡Arriba, vamos a saludar a los tuneros! –gritó alguien- ¡Buen partido, muchachos, felicidades!


Y entonces, a propuesta también de “los victoriosos vencidos” todos los jugadores se fundieron, como uno solo, en la línea que conduce hacia la primera almohadilla, para que el lente de una cámara fotográfica inmortalizara el mejor extra-base de la jornada: el que se dan dos equipos empuñando al mismo tiempo el contundente bate de la hermandad.

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