domingo, enero 31, 2021

 

O2 PARA BOLSONARO

 

Conforme al sentimiento de unidad que para todo el continente infundió El Libertador Simón Bolívar, retomado luego por el extinto mandatario Hugo Rafael Chávez Frías, el actual presidente de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, sigue enviando oxígeno para salvar de la muerte a miles de brasileños en las fronterizas zonas de Amazonas y Roraima.

 


Tal ayuda tiene lugar desde hace varios días, en medio de una crisis sanitaria, remarcada por el desabastecimiento de ese recurso vital en ambos estados, donde en muchos casos se ha triplicado el consumo diario, al tiempo que continúan creciendo las cifras de fallecidos, los nuevos contagios con el SARS-CoV-2 y los hospitalizados en instalaciones de un sistema de salud que colapsa.

Analistas sostienen que detrás de la grave situación está la total indiferencia e irresponsabilidad del gobierno, encabezado por Jair Bolsonaro, quien ha descrito a la pandemia como “una gripezinha” o una amenaza solo para los “mariquitas”, a la vez que “desoyó normas obligatorias para el uso de mascarillas, promovió y estimuló aglomeraciones, cuestionó la efectividad, sembró obstáculos para la adquisición de vacunas…” e instó a usar medicamentos y tratamientos no corroborados por la comunidad científica.

En tales términos lo han consignado ante la Cámara de Diputados una veintena de congregaciones y movimientos religiosos de Brasil, al proponer un impeachment (juicio político) contra Bolsonaro, por su nula gestión como presidente frente a la pandemia.

Por lo visto, el mandatario brasileño además de simpatizar durante todo este tiempo con las ideas del expresidente norteamericano Donald Trump, también lo ha imitado en términos de arrogancia personal, desprecio por la vida de los demás y “extraordinaria capacidad” para no mover ni un dedo contra el azote de un mortal virus que convierte al país en el segundo con más muertes a escala mundial, con casi 224 mil decesos, detrás precisamente de Estados Unidos, que ya se aproxima a los 440 mil.

Lo curioso es que sea Nicolás Maduro -calificado por Bolsonaro como un “dictador que tiene esclavizado al pueblo de Venezuela”- quien tienda la mano a Brasil en este crucial momento.

El noble gesto, visto por muchos como una bofetada sin manos al rostro del carioca (también conocido como Trump tropical) no tiene otro propósito que hacer realidad “nuestra obligación moral y humana", tal y como escribió en twitter el canciller venezolano Jorge Arreaza, al reiterar instrucciones dadas por Maduro para continuar enviando oxígeno hacia zonas necesitadas en el Gigante Suramericano.

Como se conoce, el arribo a Manaos de unos 136 mil metros cúbicos de oxígeno donados por el gobierno del estado venezolano de Bolívar (19 de enero) fue solo el comienzo de una fraternal operación que, según declaraciones del propio Arreaza, debe proseguir en virtud de un convenio que permitirá poner en zonas como Manaos unos 80 mil kilogramos de O2 cada siete días, procedentes de la Planta de Generación de Oxígeno de Sidor.

Es obvio que esa solidaridad –agradecida por gobiernos locales, diputados, Partidos y personalidades como Luiz Inacio Lula Da Silva- hace que miles de familias apremiadas y agradecidas saquen sus propias conclusiones, en torno a la postura de Jair Bolsonaro, quien el pasado año ordenó el retiro de personal diplomático venezolano, cuando asumió el poder puso fin al programa Más Médicos, mediante el cual unos 20 galenos cubanos habían atendido a más de 113 millones de personas allí, 60 millones de ellos, según el propio gobierno, sin acceso nunca antes a un médico, y, por si fuese poco, no tiene como estadista el menor escrúpulo en considerar que la muerte de personas mayores afectadas por enfermedades crónicas “es ley de la vida”.

Con similar desdén, declaró recientemente que no es competencia del Gobierno Federal abastecer de oxígeno a la Amazonía. "… no somos responsables de llevar oxígeno allí, le hemos dado los medios”, dijo con total claridad.

Dichos y hechos hacen que decline cada vez más su aceptación (entre 6 y 11 puntos desde diciembre, según encuestas), tendencia nada favorable para quien –como su referente Trump- ha soñado con ser reelecto para un nuevo período presidencial, en 2022.

No sé si a esta altura del “juego” (sucio) Don Jair se habrá percatado de que para continuar al frente de la nación sobre la base del voto popular, millones de ciudadanos deberán contar del uno al diez unas mil veces y respirar hondo, muy hondo, si no expiran antes, por montones, suplicando algo tal elemental e imprescindible para el ser humano como el oxígeno.

Bolsonaro, en fin, no solamente continúa asfixiándose a sí mismo, en el terreno político, sino que sigue emergiendo como el principal responsable –en verdad el mayor irresponsable- ante el fallecimiento, hasta este domingo 31 de enero, de casi 224 mil inocentes, el grueso de cuyas vidas pudieron ser salvadas si él tuviera un mínimo de sensibilidad humana y de capacidad para sentir que por los pulmones de un mandatario respira todo un país.

 

 



miércoles, enero 20, 2021

 

TRUMP DICE ADIÓS CON DOS BOMBAS EN LA MANO

La irreverencia política del derrotado presidente norteamericano Donald Trump no solo “ha brillado” durante las últimas semanas por medio de su obstinada afirmación en torno a un fraude demócrata que ni él, ni sus partidarios, ni comisiones de trabajo han podido demostrar.

Arrogancia suya hay en la negativa para asistir a la ceremonia de asunción del gobierno por parte de Joe Biden, su sucesor, postura que la memoria electoral no había registrado allí desde el siglo antes pasado.

Por cierto, tan envenenado está el ya exmandatario que ni en su discurso final tuvo la delicadeza de mencionar o pronunciar el nombre de Biden, al hacer referencia, todo el tiempo, a un “nuevo gobierno”. Malcriadeces, en fin, según opinan muchos.

Entre ellas hay una que también atrajo la atención de todo el mundo (dentro de Estados Unidos y… en el mundo, literalmente hablando). El hecho de que para las 12:00 del día, hora del traspaso o entrega de poder, Trump haya planificado encontrarse a unos 1 500 kilómetros de Biden, significaba que tampoco se haría la entrega que suele y debe hacerle todo presidente saliente, a su sucesor, nada más y nada menos que de… la llamada maleta nuclear.

Como se sabe, consiste en una valija muy bien reforzada y protegida, que es llevada por el gobernante a todas partes, con el propósito de hacer uso de ella rápidamente, en caso de que decida lanzar un ataque nuclear estando en ese instante lejos de la Casa Blanca. ¿Interesante el maletincito, eh?

El rollo estaba, entonces, en cómo hacer ese traspaso hallándose tan lejos quienes entregan y reciben la también denominada “caja negra”.

Horas antes de ese emblemático momento, la solución parecía estar asignarle a Biden otra maleta idéntica a la que, gracias a Dios, no continuará en poder del “creyente o creído” Donald.

Para alivio de todos, Stephen Schwartz, experto en el maletín nuclear del Bulletin of the Atomic Scientists, refirió la existencia de por lo menos tres maletas de este mismo tipo, una de las cuales podría ser utilizada por el pentágono, en caso de que no fuese preparada, incluso, una nueva, para garantizar ese peldaño de la transferencia presidencial, no muy dado a publicidades.

Dicho sea de paso, informaciones acerca del asunto han aclarado que, a diferencia de lo que muchas personas imaginan, dentro de la célebre maletica no hay un botón que el dedo oprime y ¡Zas! allá va la ojiva nuclear contra el enemigo…

De acuerdo con lo publicado, los códigos nucleares y las claves que le permiten al presidente ordenar automáticamente un ataque así no están dentro de la valija, sino en una pequeña tarjeta que él debe llevar siempre consigo, en un bolsillo. ¡Oiga usted!

De cualquier modo, para algunos constituyó motivo de marcada preocupación que en algún fondillo de su flamante traje el hombre siguiera portando esa “simple tarjetica” y que, de repente, se le ocurriese hacer uso no solo de sus prerrogativas presidenciales, sino también de su febril manía de poder… mediante ella.

Por eso la líder de la Cámara de Representantes Nancy Pelosy, llegó a sugerirle al Departamento de Defensa no seguir órdenes de Trump si pretendía activar los mencionados códigos antes de retirarse de la Casa Blanca.

Podía parecer una exageración, pero, conociéndolo “como todavía no parece conocerlo el mundo, en toda su dimensión”, cualquier barbaridad podía ser posible luego de lo acontecido en el capitolio, tras la violencia instigada no se sabe si por un ser humano a quien sus padres inscribieron como Donald John, o si por una fiera salvaje, herida y pidiendo sangre.

He estado rastreando por el ciberespacio para ver qué ocurrió por fin con la curiosa maletica nuclear y, limitaciones o destrezas aparte, no he encontrado mucho.

Tampoco he insistido en hurgar, por dos sencillas razones. En primer lugar, que justo a medio día de este 20 de enero, estuviese donde estuviese Trump, su tarjeta quedaría desactivada, muerta y comenzaría a funcionar la entonces entregada a Biden.

 

En segundo lugar, no creo que el mayor peligro estuviese dentro de ese maletín negro, cargado por un ayudante al servicio de Trump, o en su conexión directa con todo un sistema diseñado para atacar nuclearmente, en brevísimo plazo de tiempo, a cualquier punto “oscuro” del planeta.

No sé si el lector coincidirá conmigo, pero tal vez la más cercana amenaza del repudiado expresidente norteamericano esté en las dos bombas, de efecto no menos nuclear, con que concluye su convulso mandato.

Una de ellas la ha puesto, sin escrúpulo nacional alguno, en manos de Biden y del país. Me refiero a la división, quizás sin precedente dentro de esa poderosa nación; al preocupante panorama de violencia interna y al caos reinante frente a una pandemia que, por incapacidad y subestimación gubernamentales, ha causado ya más de 400 mil muertes dentro de la nación.

La otra bomba, parece llevarla consigo, empecinado en no desactivarla por nada ni por nadie. Hablo de las intenciones que, por lo visto, mantiene para “seguir haciendo de las suyas”, llamando la atención, atrayendo partidarios, sembrando confusión, dudas, divisiones, absurdas y peligrosas esperanzas, dentro de seguidores con similares puntos de vista, aspiraciones, ambiciones y formas de actuar.

Al menos a mí me sabe a pólvora su irrenunciable intención de “nuclear” más…  acaso más hordas, diría yo, como la que cayó sobre el capitolio, solo que ahora mediante frases al estilo del "Gracias. Ha sido un honor ser presidente… Adiós, os queremos. Volveremos de alguna forma. Tened una buena vida. Nos veremos pronto”.  Y una que bien vale la pena interpretar: “…el movimiento que iniciamos recién está empezando. Lo mejor está por llegar."

Mucho ojo con tales expresiones. Es de suponer que la nueva administración y el pueblo norteamericanos permanezcan atentos a todo cuánto acontezca y sepan qué hacer en cada momento, con absoluta autodeterminación, sin influencias o injerencias de nadie… algo que no ha engranado igual con la tradicional política de las distintas administraciones hacia el exterior. ¿Cierto o no?

Los ojos del mundo, por su parte, seguramente se mantendrán al tanto de lo que vaya aconteciendo, no porque les interese en sí, sino porque han sido cuatro años difíciles en términos de respeto, de convivencia, incluso de coexistencia, con un hombre como Trump al frente de la nación más poderosa –y agresiva- en un planeta que ha estado todo el tiempo bajo holocáusticos peligros, lo mismo encerrados dentro de una maleta negra (o de una tarjeta plástica, da igual) que en la punta del dedo índice, del bolígrafo o de la lengua de un individuo que no renuncia a ser otra vez dueño absoluto de la Tierra… y un poquito más allá de ella.

 

 


domingo, enero 17, 2021

 

A TRUMPETILLA ABIERTA

No solo Estados Unidos. El mundo entero parece estar al tanto de lo que pueda ocurrir en las próximas horas dentro de ese poderoso país, sobre todo en relación con -o como consecuencia de- la postura adoptada por su saliente gobernante Donald John Trump.


   A años luz de lo que siempre imaginó –soñó, previó y maquinó- el presidente número 45 del imperio norteamericano (ser reelecto por amplia mayoría para un segundo período), en cuestión de horas, este 20 de enero, no tendrá más alternativa que abandonar el trono, legado por los votantes a su contendiente, el demócrata Joe Biden.

   Su rotunda negativa a participar en la ceremonia de sucesión mandataria –echando por tierra una larga tradición-  coincide con información que adelanta el Washington Post, acerca de la partida ese mismo día, antes de que Biden sea juramentado en el cargo.

   No será la primera, y posiblemente tampoco la última, expresión de desconocimiento y de irreverencia hacia el triunfo del contrincante demócrata. 

 

    Su anticipada alerta de que Biden y sus partidarios jugarían sucio en los comicios, fue tan claramente malintencionada –en opinión de muchos- como la también temprana y hasta risible calificación que les endilgó, al acusarlos de socialistas y comunistas, como si de serlo (nada más alejado de la realidad) cometieran un pecado o delito de lesa humanidad o de merecido e irreversible boleto a los predios del infierno.

   El tono de una arrogancia e impertinencia congénitas, que fueron haciéndolo cada vez más impopular, incluso dentro de las filas republicanas, llegó a encrestarse con la incitación abierta a una violencia civil que terminó volcando sobre el Capitolio a miles de ciegos seguidores suyos, autores de un comportamiento tan bárbaro (salvaje) como el que su propio gobierno aplaudió cada vez que la también incitada oposición política emprendía acciones similares contra gobiernos legítimos en países como Venezuela, Bolivia, Ecuador…

   Devenido “colmo” de males, el hecho no solo bañó en lodo al partido republicano y despojó de careta a la aparentemente inmaculada democracia norteamericana, sino que  remarcó una situación de inseguridad quizás nunca sentida de forma tan real e intensa allí, al menos por décadas.

   No por casualidad, a la usanza de un dedo contra posible gotera (más de sangre que de agua) se ha decidido dislocar a unos 21 000 efectivos en la capital federal, como medida preventiva ante la amenaza explícita de nuevas manifestaciones por parte de trumpistas.

   O sea, el llamado hecho por el vencido mandatario a la violencia (nada más parecido a un golpe de estado, anticonstitucional por demás) no concluyó cuando por fin fue disipada la turba que inundó y saqueó al afamado Capitolio. Dicho sea de paso, algunos de los connotados protagonistas de la acción han admitido que el propósito era capturar y asesinar a funcionarios del gobierno electo. ¡Oiga usted

 

  Todo ello ha sido bien aprovechado por los demócratas no solo para reforzar imagen propia, sino también para solicitar e insistir en un segundo juicio político contra Trump, que si bien no podría destituirlo antes de culminar su mandato (por razones de tiempo) sí puede anular su postulación legal para las elecciones de 2024 e incluso invalidarlo para ocupar cargos públicos en lo adelante.

   Si a todo lo anterior se une la difusión del rosario de mentiras dichas por él, barbaridades como la de sugerir inyectarse desinfectante contra el coronavirus, miles de caricaturas ridiculizantes de su figura y  una avalancha de memes a raíz de los últimos acontecimientos… es obvio que, amén de la autodespedida que sobre alfombra roja él mismo se prepara, la partida tendrá implícitos más acordes de “trumpetilla” que de bombo, vítores y platillos cuando penetre por última vez en la panza del Air Force One: esa “Casa Blanca voladora” en que pensó viajar eternamente a la gloria creyéndose invencible, superior a todo y a todos; dueño del mundo y el tipo más poderoso de la Tierra, desde que la evolución natural convirtió al mono en hombre.

 

 

 


lunes, enero 11, 2021

 

LA ROSA DE LOS CINCO HÉROES CUBANOS

      ... HA DEJADO DE RESPIRAR, PERO NO DE EXISTIR 


 

La muerte de Rosa Aurora Freijanes Coca, este domingo 10 de enero, consterna, duele.

 

Cuba y el mundo fueron testigos del estoicismo con que esa delicada mujer enfrentó los durísimos años en que Fernando González Llort, entonces esposo suyo, permaneció confinado en cárceles norteamericanas.

Como se sabe, a él, Gerardo Hernández Nordelo, Ramón Labañino Salazar, René González Sehwerert y Antonio Guerrero Rodríguez les fueron impuestas severas e injustas condenas, acusados de espías y de atentar contra la seguridad de Estados Unidos, cuando la realidad comprobable demostraba que su único propósito en aquel país era prevenir acciones terroristas contra Cuba.

Releo despachos que han difundido en las últimas horas la noticia acerca del fallecimiento de Rosa Aurora y no puedo evitar que el tiempo lleve otra vez mi mano a la de ella, la misma que estreché un cálido mediodía allá, en la sede provincial del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) en Las Tunas.

 


Han pasado casi 15 años y puedo verla, nítidamente, rodeada de niños que habían acudido a ese lugar animados por la idea de verla, escucharla, darle y recibir de sus labios un beso.

 

Sonriente, con la dulzura de un mar tranquilo en el azul de su mirada, ella  quemaba millas de cariño, ajena al tiempo en fuga, mientras dedicaba  libros, cuadernos, afiches, libretas, hojas sueltas y cuanto pergamino hallaban niñas y niños, empeñados en retornar luego a casa y guardar en el lugar más seguro e importante un pedazo de linda historia.

Conocedor yo del “respeto” que ella sentía  por lentes y micrófonos, incluyendo, supongo, hasta la pequeña agenda de apuntes que me acompañaba, esperé al final para robarle un par de minutos.

¡Claro que sí!, fue su instantánea respuesta. Era 14 de febrero del año 2006.

¡Qué día! ¡Pero también qué mujer! Ni una lágrima al sur de aquellos azules ojos por donde muy bien pudieron fluir discretas o en torrente. Tal vez hasta lo hubiera necesitado, pero no era de ese tipo de humedad el regalo que más ansiaba darle a su Fernando un día como así, preñado de tanto amor.

Gerardo Hernández, uno de los Cinco, la ha definido, genialmente, como Guerrera. Él sabe muy bien por qué.

 

Búsquenme el día en que ella no compartió espacio en el centro de aquel combate, escalando podios, foros, encuentros, diálogos, cartas, visitas, recorridos, mensajes…  dentro de Cuba, en el exterior y sobre todo en lo más interno de su pecho, a toda hora.

Y Guerrera siguió siendo, después, frente a esas otras emboscadas que a veces tiende la vida contra su propia salud y existencia. Te arrodillas o andas. ¡Lo segundo; siempre lo segundo: andar! 


Hay tanto camino, tanto cielo azul como tus ojos por delante, hermana, que ni aun sabiendo cierta tu partida hacia eso que llaman sueño eterno dejo de imaginarte Aurora de cada día, Rosa abriendo pétalos, Amada aquí en la cima y allá trepando el dulce abismo, como dijo en acordes el poeta, de donde regresarás despierta, con un lucero nuevo.


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