viernes, abril 20, 2018
CONTINUIDAD
Pude, mientras Raúl
levantaba el brazo de Díaz-Canel, primero, y se fundía con él en un abrazo,
después, imaginar cómo se le agolpaban cientos, miles de recuerdos y vivencias dentro del
pecho, en apenas unos instantes.
Birán, el Colegio
de Belén, en Santiago de Cuba; los primeros pasos de sana rebeldía política, el
Moncada, el Presidio Modelo, México, el Granma, Cinco Palmas, La Sierra Maestra en peso, el
triunfo, Girón, la Crisis
de Octubre, las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Angola, Cuba de Punta a Cabo… Y en todo, para todo y para todos,
Fidel. Siempre Fidel.
Pude, mientras Raúl
ponía la dirección del país en manos de generaciones posteriores a la suya (histórica), imaginar el
montón de hermosos sentimientos agolpándose en los más sensibles peldaños y
rincones de ese espacio, aparentemente etéreo, al que llaman alma.
Entonces, sin
rastro de duda, recordé la palabra en que, horas antes, habíamos coincidido un
humilde hombre de pueblo acogido al trabajo por cuenta propia, como vendedor de
alimentos ligeros en la terminal de ómnibus nacionales de Ciego de Ávila y yo:
Continuidad.
martes, abril 17, 2018
En Cuba... UN DIPUTADO NUNCA SE VA
A punto está de constituirse la Asamblea Nacional del Poder Popular
para su novena legislatura, a lo largo de cinco años cruciales para la vida del
país, sobre cuyas horas y minutos, con toda seguridad, pondrán pupila ojos
entendidos en el arte político del “mal de ojo”, pero situarán, también, muchas
más manos los artífices directos de ese otro arte, netamente cubano y
patriótico, que sigue significando andar con paso seguro hasta por encima de
los abismos.
Corresponde a 605 cubanas y cubanos,
de todos los sectores y segmentos sociales, productivos y de servicios; de
todos los confines, de todos los orígenes, razas y creencias (ahí está la relación, publicada)
esa mezcla de honor, con satisfacción y sobre todo con el duro reto de ocupar
el mismo escaño o silla que muy bien pudieran llenar cientos, miles de personas
de este país, con el mismo derecho a opinar, sugerir, preguntar, votar,
concordar, discrepar, aprobar o rechazar… como ha sido práctica durante todos
estos años: con el debido respeto y la intención del bien.
No conozco la cifra o el nombre de quienes en este abril de
victoria cesamos en tal responsabilidad o encargo popular, para dar paso a los
nuevos diputados.
Lo que sí puedo afirmar es que quienes integramos la VIII legislatura, como los de
la séptima, como todos los anteriores, difícilmente adoptemos una postura
tangencial, al margen de la asunción parlamentaria actual. Sencillamente,
imposible.
Si durante un lustro, una mujer u hombre se entregó, de
verdad, al trabajo de la comisión y a los debates en plenario correspondientes
a ese período; si al intervenir puso voz propia pero con el rostro y el latido
de todas las personas conocidas y desconocidas a quienes tuvo el deber y el placer
de representar, entonces no hay despedida o punto final posibles.
Un diputado cubano —ese, que por tal condición no cobra ni
un centavo más por encima del salario que devenga en su centro laboral, ese a
quien tampoco le conceden un minuto “extra” para enfrentar las rigurosas tareas
parlamentarias— puede terminar cuando expira de manera oficial el mandato
establecido, pero nunca se va.
Con él, o con ella, la Asamblea Nacional
sabe, perfectamente, que puede seguir contando, a la hora que sea, en el lugar
donde haga falta, para lo que se necesite.
No verlo, no concebirlo, no enfrentarlo así, en el orden
personal, sería estampar con firma de ingratitud la farsa que ningún diputado
cubano lleva dentro.
El tiempo ha sido el mejor espejo, desde que nacieron los
órganos del Poder Popular. Y lo demostrará esta nueva y decisiva etapa que
inicia Cuba, en la que ningún obsequio al pecho del futuro será mejor que el de
seguir haciendo, todos y todas, lo que la dirección histórica de la Revolución aprendió,
por sí misma, de nuestra historia y nosotros de ella, encabezada por ese hombre
gigante, único, que —nadie tenga la menor duda— nos sigue acompañando, de la
mano y del pensamiento, despierto, desde el corazón de la adormecida piedra de
donde decidió no irse, ni descansar, jamás.
miércoles, abril 11, 2018
EL DIPUTADO QUE ELEGÍ
Cuando este 19 de abril, quede constituida, otra vez, la Asamblea Nacional
del Poder Popular y eche a andar su IX Legislatura,
los 605 diputados nominados primero y electos después por más de siete millones
de cubanos iniciarán una etapa trascendental para la nación, desde todos los
puntos de vista.
Tal vez muchos piensen que tal afirmación se sustenta en que
el nuevo Parlamento tendrá que sesionar sin la presencia del General de
Ejército Raúl Castro Ruz como Presidente de los Consejos de Estado y de
Ministros, determinación que él mismo anunció públicamente y argumentó, con su
habitual claridad y modestia, en diálogo con quienes integraron la legislatura
saliente.
Es obvio que ello sienta tremendo reto, no solo para las 605
cubanas y cubanos electos. Lo establece para todos: desde el más lejano
delegado de circunscripción, pasando por todas las estructuras de Gobierno,
hasta quienes, finalmente, tengan la responsabilidad de conducir los destinos
del país al más alto nivel.
El asunto, sin embargo, está en aplicar lo que el propio
Raúl ha reiterado varias veces: que cada quien haga lo que le corresponde.
Quienes hemos integrado el Parlamento, sabemos muy bien que
no se es diputado o diputada para ocupar, de manera formal, un escaño y
levantar o no la mano cuando hay que votar.
La etapa que comienza, requiere mucha participación real,
oído para escuchar a electores y a población en general, conocimiento y preparación
en torno a los temas a debate, entrega, ejercicio del criterio, capacidad para,
con todo respeto, “plantarse en tres y dos” cuando no se entienda algo, sobre
todo si se difiere porque ese “algo” no ocurre como debe ser para bien de todos.
Fidel nos enseñó y José Martí fue cristalino, también, cuando al definir lo que
es un diputado,
escribió en la Revista Universal,
de México:
“Hombre encargado por el pueblo para que estudie su
situación, para que examine sus males, para que los remedie en cuanto pueda,
para que esté siempre imaginando la manera de remediarlos.
“Todos creen útil a uno: uno es nombrado por todos: nombrado
realmente por el bien hecho, por la confianza inspirada, por la doctrina
propagada, por la esperanza en lo que hará… no por lo que se promete hacer.
“El hombre útil tiene
más derecho a la diputación que el hombre inteligente. El inteligente puede ser
azote: el útil hace siempre el bien…”
Si eso está claro para nuestros 605 diputados —y soy de los
que piensa que sí— entonces no hay por qué temer ni a las amenazas de un Trump,
suspenso en Historia de Cuba; ni al monto que dolariza la subversión, ni a las complejidades
económicas de un momento como este, que exige apretar tuercas para evitar fugas
que desangran: empresas con pérdidas, ineficiencia, descontrol, problemas con
los cobros y pagos, subdeclaraciones, desvío de recursos, altos volúmenes de
inventarios, peligrosa incongruencia entre precios y salario…
Y si, además, la definición martiana es comprensible para
los más de ocho millones de electores cubanos, entonces podremos estar más al
tanto del desempeño para el cual elegimos a esos diputados que, por cierto, no recibirán
ni un centavo más allá del salario que devengan en sus centros de trabajo, ni
contarán con un minuto extra, para enfrentar la carga de tareas que se les
viene encima.
domingo, abril 08, 2018
ORO AL TESÓN DE CINTYA
Si dijera linda, me quedaría muy por debajo de la realidad.
La pequeña Cintya Jiménez Aragón es, sencillamente, bella.
Puedo imaginar el orgullo de sus padres, no cuando lean
estos breves apuntes que le arranqué a la niña en el ocaso de un dorado
atardecer. No. Yo hablo de cada vez que ellos la ven abrirse paso por la vida,
con esa aparente fragilidad tan distante de lo real, hablar resuelto y
decidido, expresión adulta, candidez poro a poro y una mirada penetrante, que
cautiva y no deja espacio ninguno para la esquiva.
Tal vez fueron esas “armas naturales” las que desarmaron al
Comisionado provincial de ciclismo, sin otra opción que aceptar cuando ella se
presentó en la Academia
de Ciclismo, para pedir que le permitieran ingresar en el área especial que
funciona allí.
De haberse guiado por la discapacidad que Cintya presenta en
una de sus extremidades inferiores (determinantes, por demás, en un deporte
como ese, en el que lo importante es pedalear duro, lo más parejo y estable) Algimiro González Jorge se hubiera
“cuadrado” para decirle, redondamente, que no.
Pero en aquella
mirada había mucho más. Había capacidades para subir al cielo y bajar un montón
de estrellas.
Lo demostró Cintya desde
que, con cuatro añitos, domó la primera bici, a golpe de espuela sobre su metálico
lomo.
Me atrevería a
afirmar que, desde entonces, no se ha bajado más de esos medios (devenidos a
veces de distracción, casi siempre transporte) que suelen horrorizar a padres
cuando niñas y niños salen a la calle sobre ellos.
¡No lo sabrá
Cintya! Por eso, sin matar su propia fantasía, anda con mucha precaución, tanta
como la que pone mientras sortea, en zigzag los obstáculos que el profe ha
situado para medir la destreza y habilidades de niños, entre 12 y 14 años de
edad, que sueñan integrar un día “el Cuba” para prenderles fuego a los pedales
y las ruedas, en vuelta clásica por todo el país.
Si lo podrá lograr
o no Cintya, nadie, ni ella misma, lo sabe. Lo que sí le queda claro a Algimiro
es que nunca había visto a una niña tan intrépida y bella.
Por eso, con el
pecho más inflado que un balón de puro oxígeno, se inclina frente a ella, en
medio de la premiación a los niños con mejores resultados durante un
concentrado provincial con fines de captación, le da un beso y le entrega lo
que él define como la Medalla
de la voluntad, de la abnegación y del sacrificio.
FRENTE CON FRENTE
... y hoy domingo 8 de abril, me limito a poner esta pequeña imagen ante la vista de quien navegue por este espacio.
La tomé recientemente, en momentos de diversión infantil, durante la Feria del libro en Ciego de Ávila.
Si tuviera que nombrarla, lo haría con tres simples palabras: Frente con frente.
¿Por qué no les llenamos más (a ellos, nuestros niños) su tiempo con instantes así?
jueves, abril 05, 2018
ARENA A LOS PIES DE PLAYA PILAR
El Hotel Iberostar Playa Pilar,
ubicado en el Polo Turístico Jardines del Rey, al norte de la provincia de Ciego de Ávila,
mejorará sustancialmente su producto turístico cuando frente a la lujosa
instalación sean vertidos unos 2 000 metros cúbicos
de arena con el propósito de beneficiar esa área destinada al baño de turistas
nacionales y del exterior.
Así lo dio a conocer Rafael Pérez Carmenate, diputado al
Parlamento cubano y Delegado del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente en la provincia, durante un intercambio con medios de
prensa del territorio.
La ausencia de duna
en ese segmento de litoral obligó a construir plataformas que permiten la
exposición solar, así como una especie de pasarela que conduce hasta el punto
escogido por el turista para el baño, ya dentro del mar.
Por ello,
especialistas demostraron la factibilidad de crear condiciones allí, en forma
de una herradura, para hacer más agradable la estancia.
Los 2 000 metros cúbicos
de arena fueron extraídos de la plataforma marina y depositados en tierra firme,
con intervención de una draga que posibilitó beneficiar, entre 2016 e inicios del presente año, unos nueve kilómetros
de playa en los cayos Coco y Guillermo.
Esas acciones
expresan la voluntad estatal cubana de preservar el medio ambiente, frente a la
erosión, el viento, las penetraciones marinas, los huracanes y otros agentes o fenómenos
cada vez más peligrosos y lesivos para la propia naturaleza y para la vida en el
planeta.