sábado, agosto 29, 2015

 

¿ERIKA O EL TIGRE? ¡LOS DOS!




Buen dilema el de los avileños: Erika o los Tigres. El agua o la pelota.

Humm, difícil elección.

Por una parte, el esperado despegue de la serie nacional de beisbol y un tope con los mismos Piratas que estuvieron a punto de ponerles prótesis de palo a las patas del Tigre en la anterior contienda.

Por otro lado, la necesidad extrema de que –sin incurrir en “soplidos” innecesarios-  Erika deje caer un poco del agua que hasta por seña está pidiendo el territorio… ¡todo!

Quien haya visitado la provincia años atrás (o siempre) difícilmente pueda asimilar como un hecho real el grado de afectación que muestran las fuentes subterráneas –principales abastecedoras de la población y de la economía- así como los embalses.

Tal vez por eso la decisión de posponer para mañana el inicio de la serie, ante el peligro de lluvia, no ha provocado espasmos, ni siquiera entre los más asiduos conquistadores del graderío en el estadio José Ramón Cepero.

¿Lo ideal? Que este domingo 30 de agosto en Ciego de Ávila predominen condiciones “normales” hasta que concluyan ceremonia y partido inaugurales (1:30 y 2:00 PM, respectivamente).  Después del noveno, ¡qué se desplaye ya el maltrecho cuerpo de Erika si le viene en gana! Quienes habitan la provincia se lo agradecerán igual, tanto o quizás más que orientales, camagüeyanos y espirituanos: donde, como diría el inmortal Chaflán, “las vacas están dando ya la leche el polvo” a causa de la sequía.




martes, agosto 11, 2015

 

TRONCO DE PALMA Y CAGUAIRÁN




Miro esta caricatura, realizada hace diez años por Gerardo Hernández Nordelo y me parece acabadita de hacer. Bastaría cambiar por 89 el número que aparece en el vigoroso tronco de la palma real.

Con esa obra, El Gera estremeció, desde la Prisión Federal de Victorville (California) a Fidel y al mundo entero, por estos mismos días del año 2005, en ocasión del 79 cumpleaños del Líder histórico de la Revolución cubana: 13 de agosto.

Una década después Fidel sigue ahí, al alcance de pinceles como el de Gerardo, de lentes como el de Ismael Francisco, del cordial intercambio con las personalidades que recibe... Pero sobre todo sigue al alcance de la pupila de ese pueblo que corre hacia el espacio noticiosamente estelar de la televisión cada vez que su querida figura se adueña por completo de la pequeña pantalla.

Y es que, bajo cualquier circunstancia, Fidel sigue siendo raíz, tronco, penacho de palma real con filo de machete mambí en pleno siglo XXI (como lo trazó Gerardo en su obra), roble, jiquí, caguairán y cuánta madera resista y se sobreponga a los más crudos embates de los enemigos de la vida y del tiempo.

Es el hueso atravesado en la misma garganta que planeó eliminarlo más de 600 veces, aterrada, allá desde el Norte, porque Cuba llenaba el Sur de medio mundo con médicos, esperanzas y faroles que alfabetizan el tiempo perdido en otros tiempos.

Por eso mi Archipiélago en peso y la más gruesa porción del planeta harán suyo, de una y mil bellas maneras, el cumpleaños 89 de ese Gigante con ternura de niño, cuyas manos —tan magistralmente reproducidas por el pincel de Guayasamín— volveremos a sentir los cubanos este 13 de agosto, en imaginario estrechón o a bordo de esa caricia, siempre tibia, que destila entre los sabios surcos de su piel.
     


miércoles, agosto 05, 2015

 

Contra la grosería... CIEN PUNTOS




Bastante se habla en medios de prensa, reuniones y otros escenarios, acerca de los peligros de un consumo cultural que a veces indigesta culturalmente, así como de la calco-maníaca proliferación de productos, modales, formas de expresión y de comportamiento más cercanos al irrespeto, a la grosería y al mal gusto, que a valores sedimentados durante  siglos, de familia a familia, de generación a generación.

Por cierto, al menos teórica o conceptualmente, casi todo el mundo coincide en la urgencia de ponerles coto ya a tales manifestaciones. El problema parece estar más en cómo lograrlo.

Todo indica que para el administrador de La Piscina (pintoresca y multi-concurrida instalación recreativa en Bolivia) el modo de enfrentar y resolver ese asunto está un poco más claro.


Vayamos por un instante hacia allí. Decenas de bañistas, niños en su mayoría, gozan (así, literalmente) dentro del agua. Otras personas conversan animadamente bajo las sombrillas. Empeñados en ganar, por parejas, hay quienes se baten sobre el tablero del dominó. No faltan, desde luego, los que saborean una cerveza, algún entremés o platos elaborados allí mismo, en un criollo ranchón. Y, a la par de esas y de otras opciones… la música. 

¿La música? ¿Qué música?

Tal vez creyó el dueño de los equipos de audio —y por lo visto dueño también del gusto popular— que, en medio de su febril ajetreo, el fino tímpano de Palomino (así llama todo el mundo al inquieto y querido administrador) no escucharía las groserías de marca mayor que vomitaban los bafles, grabadas vaya usted a saber en qué desconocido y oscuro “estudio”.

“Disculpen un instante” –se excusó, educadamente Palomino. Y en un pestañazo se ubicó frente al operador.

Una simple, serena, pero tajante frase bastó para salvar el prestigio del lugar, la candidez de los niños, la intranquilidad de padres y abuelos, el derecho de la cultura cubana a su verdadera salud:

— Recoges ahora mismo y te vas ya. Aquí no aceptamos esa… música.

Mi colega Héctor Paz suspiró, no solo aliviado sino también orgulloso. Un segmento de otra música —música de verdad— acudió de inmediato a mi memoria: ¿Quién dice que todo está perdido...? 

Y mientras más kilómetros dejaba atrás, con su habitual prudencia, el noble Subaru del periódico Invasor, más convencidos estábamos de que, hasta el más riguroso tribunal le habría concedido Cien puntos a la sencillez con que el administrador de La Piscina sacó de sus cloradas aguas ese mal gusto que a veces dejamos nadar a toda vela.




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