jueves, noviembre 25, 2021

 

A MI COMANDANTE


Hoy mi Reina esposa amaneció como mismo se fue a la cama anoche: con la pupila húmeda.




Mi día no es diferente.


Son cinco años sintiendo otro tipo de presencia.



Lo que sí nos queda claro es que no hay ni habrá ausencia.


Hoy ando como diez en un zapato, pero he reservado un puñado de líneas y de imágenes para Usted.

Para Usted que nos enseñó a amar a este país, a todas las causas justas del mundo y a los más altos valores humanos... minuto a minuto.








domingo, noviembre 14, 2021

 

LA CULPA NO ES DE LOS VEHÍCULOS

 

A nadie le resulta agradable presenciar un accidente de tránsito. Mucho menos tenerlo o ser víctima directa de él. Afortunadamente no conozco tal experiencia, a pesar de acumular 34 años conduciendo y “toda una vida” viajando en ómnibus y trenes.

Pero aquella tarde, mientras regresaba de La Habana hacia el centro del país, sentí una impresión extremadamente triste. Minutos antes, no sé por qué causa, había ocurrido un accidente en plena autopista nacional. El auto permanecía allí, hecho un amasijo metálico, con los cuatro neumáticos en callado rezo hacia el firmamento, petróleo derramado en el asfalto, personas curiosas mirando la escena…


-          ¿Algún fallecido? -pregunté.

-          Ninguno. Fue la respuesta de uno de los presentes.

Respiré con un 90 por ciento de alivio. El otro diez por ciento -de angustia- debo haberlo importado en silencio de la triste postura, acasos en shock, que mantenía un hombre joven, sentado en el separador central de la vía, con las piernas recogidas, los antebrazos apoyados en ellas, las manos como soporte del rostro y la mirada perdida en una lejanía que solo él hubiera podido definir.

… pero estás vivo, hermano mío, pensé mientras tomaba una foto del acontecimiento para proseguir viaje.

Estadísticas consignan que cada 23 segundos fallece un ser humano en el mundo como consecuencia de accidentes del tránsito. Cuba no escapa a ese flagelo que sigue cobrando vidas, casi siempre por razones evitables.

En este último asunto (la prevención) vuelve a insistir por estos días de noviembre la Jornada Nacional del Tránsito, dedicada de manera especial a los conductores de medios de transporte que han intervenido en el enfrentamiento a la Covid-19. Por supuesto que lo merecen.

Medios de difusión masiva le dan seguimiento al tema, en el contexto de todo un programa que vuelve a eslabonar las posibilidades de otras alternativas: concursos, encuentros, charlas, conversatorios, reconocimiento a choferes destacados…

Y aun así continúa pareciendo poco o insuficiente.

De acuerdo con datos ofrecidos recientemente por Reinaldo Becerra Acosta, secretario general de la Comisión Nacional de Seguridad Vial, este año, como promedio, han venido ocurriendo cada día 23 accidentes, con saldo de 15 lesionados y un fallecido.

Aunque todas las provincias están marcadas por ese fenómeno, Mayabeque y Holguín son las más perjudicadas, con un fallecido cada siete accidentes.

Bombillo rojo enciende el siguiente dato: de los implicados, el 54 por ciento no han tenido licencia de conducción.  Sondeos al respecto en plena vía han develado a más de 16 000 personas sin ese documento, sobre todo conductores de ciclomotores.

¿Qué garantía de seguridad puede haber para quien conduce o transita a pie por determinado lugar con tantas personas haciendo uso de la vía sin tener conocimiento de señales y regulaciones que existen a escala internacional con un mismo propósito: evitar accidentes, proteger la vida?

Llama la atención que entre las 15:00 y las 18:00 horas se enmarca la quinta parte de los sucesos de esa naturaleza que ocurren en el país, mientras las mayores afectaciones tienen lugar los viernes y el domino emerge como la jornada más letal con un fallecido cada once accidentes.

Ojo, además, con los peatones. Tienen responsabilidad en el 45 por ciento de los hechos, en tanto resulta significativo que entre los atropellados haya una alta incidencia de personas que oscilan entre los 66 y 70 años de edad.

A nadie -repito- le resulta agradable presenciar un accidente de tránsito. Mucho menos tenerlo o ser víctima directa de él. Pero también nos debe quedar bien claro que todos sí podemos contribuir a evitarlo. Basta con tener un poco de conocimiento acerca de lo establecido en ley y un mínimo de la sensatez y de la precaución con que, para todo en la vida, debe actuar el ser humano.

 



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