viernes, julio 23, 2010

 

ACUSE DE RECIBO

Querido “Vigilante mambí” (así se nombra un cerdo que acaba de posar pezuñas sobre algún teclado para escribirme):

Mucho me complace hacer acuse de recibo. ¡Claro que tu turbio mensaje me llegó! Disculpa que no publique su texto. Créeme que no lo doy a conocer por pudor y respeto hacia los buenos cibernautas, pero te confieso que luego de leerlo no tengo la menor duda de que, primero: te ganas la vida fuera de Cuba limpiando letrinas, y segundo: hace un buen tiempo que no te cepillas la boca.

De cualquier modo, llegue a ti la más sincera gratitud en mi nombre y en el de Juan Morales: ese colega cuyo rostro jamás podrás alcanzar con la mirada, porque la punta de tu hocico apenas roza los tobillos de él.


 

EL MILLONARIO NORGE

Sus nombres –que no conozco- no son lo más importante ahora.

Yo solo sé que las dos nietas de Norge (fotógrafo del periódico 26) atrajeron la atención de todos durante la actividad con motivo de los 32 años a que arriba ese órgano de la prensa escrita cubana, este 26 de julio.

Ocurrentes hasta lo inimaginable, ambas niñas salieron de su casa muy dispuestas a “acompañar” a su abuelo.

Solo que, al parecer, “esa importante misión” pasó a un segundo plano cuando, camino hacia la Casa de la Prensa, encontraron a un diminuto pichón de gorrioncillo que tal vez había caído desde su nido.

Y allá se fueron las dos niñas con él… a darle toda la ternura del mundo… la que nunca les ha faltado a ellas en el seno familiar… la que no debe faltarle a nadie y a nada de lo que vive sobre esta tierra.

A eso se enseña por acá. Y su huella deja.

domingo, julio 18, 2010

 

Nuestros niños... INMENSOS E INSUSTITUIBLES

ASI SON

Infinidad de veces he escrito acerca de ellos (los niños). Y nunca me cansaría de hacerlo. Debe ser porque –también lo he dicho- nada hay más grande en este mundo.



Tal vez por eso hoy he despertado con un excelente ánimo. Toda Cuba celebra el Día de los niños.


A esta hora los parques, plazoletas, plazas, áreas y centros de recreación, calles y barrios de la ciudad y del campo están tomados por las cándidas e invencibles armas de la infancia.


Y yo estoy aquí, frente a mi computadora, con la cabeza llena de niñas y niños; de rostros conocidos y desconocidos, tratando de acercarme por medio del teclado a la grandeza de esas personitas insustituibles dentro de todo hogar.




Bienvenidos sean a la vida por toda la eternidad del tiempo y del espacio.

 

DOLOR SIN FRONTERA

Este mes de julio vuelve a multiplicar el dolor que durante todo el año le entrecorta la respiración a Eunomia Peña.

El calendario registra unas 16 790 noches, pero a la anciana le parece que todo ocurrió ayer mientras caía la tarde… o que es incierto, porque se trata apenas de una pesadilla y en cualquier momento los nudillos de Ramón López Peña, su hijo, repicarán desde fuera, para que ella despierte, abra la puerta y…


Entonces retorna a lomo de un suspiro hasta la realidad: Ramón está ahí, en lo alto de la pared, mirándola con el mismo semblante (bello y tan maduro) que tenía aquel 19 de julio de 1964, hace 46 años, cuando el dedo asesino de un marine haló el disparador y un proyectil le penetró por el cuello hasta el fondo de la inmortalidad.

NO TE PREOCUPES, MI VIEJO

No había sido exactamente triste la despedida familiar, 17 meses antes. Cuenta Eunomia que el carbonero Andrés López, padre de Ramón, tomó entre sus callosas manos las de su hijo y como si acariciara al más tierno retoño del monte le dijo: “No te descuides, mi´jo, porque esos marines son capaces de cualquier cosa”.

Andrés sabía por qué aconsejaba así al mayor de sus doce críos. Recientes provocaciones desde el territorio ocupado por Estados Unidos contra la voluntad de los cubanos, significaban un peligro real para quienes a este lado defendían la soberanía del país y el sueño común sobre millones de almohadas.

Los labios de Ramón apenas dejaron escapar una de esas frases aparentemente sencillas, pero a la medida de cualquier tiempo futuro: “No se preocupe Papá, voy a seguir cuidándome allá y a cumplir de Patria o Muerte mi deber.”

Atrás quedaban la familia (albergada en una mueblería tras el derribo de la vivienda por las fuertes rachas de un ciclón), los días de pastoreo en la finca de los abuelos maternos, las zambullidas en el río, la incorporación voluntaria a las milicias, la lucha contra bandidos en la zona de Manatí con apenas 15 años de edad…

TIEMBLAN LAS ALAMBRADAS

Informado de cómo un rato antes (5:37 pm) soldados yanquis habían rastrillado fusiles y apuntado contra el servicio de guardia saliente, Ramón observa durante unos segundos a los marines que siguen lanzando ofensas y hasta piedras. Entonces volviéndose hacia su compañero Héctor Pupo le pide un trago de café y comenta: “Parece que esta noche va a haber jodienda”.

Un rato después llegan el segundo jefe del destacamento, el instructor político y tres compañeros más, quienes alertan a los jóvenes acerca del peligro.

Es 19 de julio. El reloj marca las 7:07 pm. Desde las coordenadas 43-67 dos soldados norteamericanos se tiran al suelo y disparan una ráfaga que traza a los pies de Héctor y Ramón. El segundo jefe del destacamento ordena entrar rápidamente a la trinchera. Es lo que ha dispuesto el Comandante en Jefe para situaciones así. Pero no hay tiempo para cumplir del todo la orientación. Nuevos proyectiles surcan el aire. Ramón logra dar unos pasos, se tambalea y cae. ¡Marines hijos de puta, me han matado!

“¡Sargento, han herido a Ramón! —grita Héctor. Todos corren. La sangre brota. Comunicación urgente. El pulso se ha detenido. No hay respiración.
Las alambradas permanecen mudas, quizás temblando frente al sollozo de los dignos, tal vez avergonzadas ante el regocijo de la mano criminal.

LECCIÓN DE CAMPESINA, DIGNIDAD DE CARBONERO

La triste noticia viste de gris a Puerto Padre, al oriente cubano, al país entero. Eunomia se lleva las manos a la cabeza, cierra los ojos y siente que muere en vida. Coincidentemente, Andrés llega desde el monte en busca de algo y se entera del crimen.

Un rato después, con la sensación de llevar clavada en medio del pecho su hacha de leñador, viaja hacia Guantánamo en un yipi de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Apoyada en su hombro está Eunomia. No viste la sencilla ropa de campesina. Prefiere llevar el uniforme de miliciana.

Durante los funerales siente que en cualquier momento romperá en inconsolable llanto, pero se resiste a hacerlo. “No les daré a los asesinos de mi hijo el gusto de ver mis lágrimas”. Vilma no se apartará de ella. Tampoco Raúl… ni Cuba.
También Andrés está sereno, fuerte como un roble, incluso mientras Raúl le entrega el pequeño carné que convierte a Ramón, postmortem, en el primer miembro allí de la Unión de Jóvenes Comunistas, cuyo proceso de construcción transcurre precisamente por esos días en la institución armada.

Un nudo le atenaza la garganta. Pero sabe que el bosque, los once hijos que quedaron al cuidado de vecinos y su propia dignidad no les perdonarían jamás callar. Y casi en una súplica pide que le permitan ocupar el mismo puesto de combate de su hijo durante el tiempo que le faltaba a Ramón para concluir el servicio militar.

“Jamás nos recuperamos de aquel golpe —me dice hoy Eunomia—, mi marido murió con problemas del hígado en 1975. Yo padezco de todo, nunca más volví a sentir alegría. Julio es terrible para mí. También los segundos domingos de mayo… Ese día recibo muchos besos, pero me falta el de mi Ramón.

PRESENCIA

Acariciando los cabellos de su mamá, Carmen escucha cada detalle narrado por Enomia. “Yo no conocí a mi hermano Ramón —explica—, nací después de su muerte. Pero lo recuerdo todos los días; como si él me hubiera cargado en sus brazos cuando niña, como si hubiera jugado conmigo, como si me hubiera dado el ejemplo, los consejos y el cariño que él le daba a todo el mundo, aquí en la familia y que hoy sigue dando allá, entre los jóvenes de La Frontera”.

viernes, julio 16, 2010

 

CUBANOS EN FELIZ APNEA

A juzgar por la alegría que late a ras de pueblo (imposible relacionar todas las frases y reacciones), durante las últimas horas cientos y miles de cubanos parecen haber estado por varios minutos en una especie de “apnea” (sin respirar), al bajar mediante brazadas de pupila hasta el fondo del trabajo tomado de Cubadebate y publicado por el periódico Granma, con el título “…Y Fidel se apareció en el Acuario”.

El primer y muy bienvenido “corte de aliento” fue la noticia en sí misma. Eso es: saber que el Comandante de todos los cubanos visitó el Acuario, que se le ve alegre, con el optimismo de siempre, bien de salud…

Estupendo regalo, por cierto, a la mejilla de quienes intentaron borrarlo físicamente más de 600 veces.

El segundo motivo como para quedar levitando, sin respirar, es “verlo” allí, disfrutando ese espectáculo que si hoy está considerado “exclusivo de su tipo en el planeta”, es porque precisamente Cuba tiene algo irrepetible también en todo el globo terráqueo: a Fidel.

Quién no lo sabe: sin lo que inició él, mucho antes de 1959, las actuales generaciones de cubanos hubiéramos tenido que decir “adiós” a delfines, aguas, vida, futuro, esperanzas y realidades de hoy.

Por eso el país vibra a bordo de la referida información.

Y pensar que, por exprimirle la savia hasta el sexagésimo segundo de cada minuto (a lo largo de toda su existencia), nunca pudo nuestro Comandante sentarse así, tranquilamente allí, a apreciar la inteligencia de una fauna marina por cuyo derecho a vivir él sigue alertando, frente a la irracionalidad de quienes sitúan al mundo (especie humana, vida, medio ambiente…) al borde de una hecatombe. Y todo ello porque tienen un cerebro tal vez racionalmente inferior al de los peces.

Pero volviendo al Acuario, ¿quién, frente a la foto superior del trabajo publicado, no se siente tomado de la mano derecha de Fidel? ¿Quién no siente sobre su hombro el tierno abrazo que le da a la otra joven entrenadora? ¿Quién no experimenta la sensación de nadar cerca de él, junto a los delfines, en la bahía de Naranjo?

Y aún más: ¿Quién niega que en la cortesía de esos impresionantes animales (al hacer aros de burbujas y erguirse de cabeza ante Fidel) estuvo la más simbólica reverencia de toda Cuba y del mundo entero?

No hay duda, como apuntó el Comandante, de que ese espectáculo bajo el agua es un magnífico obsequio para alguien por quien se sienta especial consideración.

…pero el mejor de todos los obsequios fue su presencia frente a esa ventana de acrílico, a través de cuyos siete metros de alto y 14 de ancho cupieron y se sintieron representadas otra vez, en una sola, todas las miradas sensatas del planeta y las más nobles esperanzas del mundo.

lunes, julio 12, 2010

 

Coletilla de Raúl... BIENVENIDA

Claro que no me resulta ajena la Coletilla anexada por Raúl (el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba) al trabajo "El Agua en Santiago de Cuba: un reto impostergable", publicado por el periódico Granma este 9 de julio.

Me da, en síntesis, luz verde y confianza para seguir haciendo el periodismo que de verdad necesitamos cada día: profundo, investigativo, de rigor, veraz, objetivo, implacable (sin dejar de ser justo) frente a lo mal hecho y a quienes mienten u ocultan la verdad.

Por lo visto, así también interpretan esa oportuna Coletilla otros colegas con quienes he conversado en las últimas horas.

No por gusto ese texto adicional al reportaje ha generado notable impacto y meditación entre quienes trabajan en el periódico provincial, la radio, el telecentro y corresponsalías de medios nacionales acreditadas aquí.

Yo no puedo opinar en nombre de los demás. Pero en lo que a mí concierne está claro que seguiré escribiendo como hasta hoy: lo que mis convicciones me indican y lo que mi capacidad profesional permita. De verdad, Señores: ¿Qué me lo impide?

martes, julio 06, 2010

 

GOLES DE ESPERANZA

Ellos no tienen la fuerza, resistencia, cohesión, velocidad o el virtuosismo de Alemania, España, Holanda y Uruguay, allá en tierra sudafricana…

Pero en el fondo disfrutan igual cada jugada, cada gol, cada partido. Así es la fantasía. Así son nuestros niños. Sobre todo en estos tiempos y en un suelo como este: mi Cuba.

Se trata de cuatro equipos que elevan por estos días una verdadera goleada de condena contra el terrorismo y de votos por un futuro de paz.

Tal es el despierto sueño de la Copa Fabio Di Celmo, cuya tercera edición protagonizan aquí diminutos futbolistas de Las Tunas, Manatí, Colombia y Amancio, en recordación a ese joven italiano, víctima mortal directa de una bomba hecha estallar en el Hotel Copacabana, por orden del sicario internacional Luis Posada Carriles (4 de septiembre de 1997), como expresión del terrorismo organizado y financiado contra Cuba por los enemigos de la Revolución.

Para emoción de chicos y adultos, organizadores y público en general, vino otra vez a esta fraternal Copa el padre de Fabio: Justino Di Celmo, quien ha reiterado su gratitud y admiración hacia el pueblo cubano, la posibilidad de seguir viendo en estos niños a su hijo: aficionado también al fútbol, así como el ejemplo permanente de dignidad y de solidaridad que irradia este país hacia todos los continentes.

La competencia está organizada por la Asociación de Amistad Italia-Cuba (de la región de Lombardía), el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos en la provincia de Las Tunas (ICAP) y el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER), por intermedio de su comisión provincial de fútbol.

Este año, el evento coincide con la presencia aquí de la vigésimo cuarta brigada de trabajo voluntario Giovanni Ardizzoni, cuyos integrantes realizan labores productivas, básicamente en centros educacionales y de salud del territorio.

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