domingo, abril 30, 2006

 

OLIMPIADA DE LA HERMANDAD -dice un agradecido



Este hombre a quien ven junto a lo que escribo, se llama Néstor Guillermo Gamarra y es entrenador de sable en la República Bolivariana de Venezuela, país desde el cual ha venido, formando parte del equipo de esgrima que representa a esa nación suramericana en la III olimpiada del deporte cubano.

Me consta que ha dedicado Gamarra todo su empeño, experiencia y energía para que las muchachas y muchachos de Venezuela tengan una digna actuación en evento.

Según él, esa es la mejor manera de expresar la gratitud que él, su familia y su pueblo sienten hacia Cuba.

“Aquí, en Ciudad de la Habana —explica— fue operada de la vista mi madre María Ascanio de Gamarra, mediante la Operación Milagro, y también aquí (en Villa Clara) había sido intervenido quirúrgicamente yo en el año 2003, gracias a la sensibilidad humana, a la solidaridad y al cariño de este pueblo.

“Yo ni siquiera había venido esa vez por problemas de salud -me dice- sino a un curso de perfeccionamiento para entrenadores, pero conocí a una compañera llamada Loyda Díaz, que hacía ejercicios en una pista deportiva, conversamos, se percató de lesiones en mi piel, me presentó a los especialistas del hospital donde ella trabaja como enfermera intensivista y fui operado de cuatro carcinomas en distintas partes del cuerpo.

“Por eso me siento tan feliz de estar otra vez en Cuba, en esta Olimpiada que no es sólo del deporte, sino también de la solidaridad y de la hermandad entre nuestros pueblos.”

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