jueves, febrero 27, 2020

 

PAPÁ CÉSPEDES


Este 27 de febrero, como todos, resulta triste para mí. Por muchos años que hubiera vivido de forma natural, a esta altura de la humanidad aquel hombre llamado Carlos Manuel de Céspedes acumularía hoy, igualmente, mucho más de un siglo en sepultura. Lo que lamento, porque duele, es el modo en que murió, altruista y digno de su parte, cobarde por quienes obraron y mani-obraron para acabar con la vida que -ciegos- no alcanzaron a ver, aún teniéndola ahí mismo, a punta de nariz.


No escribo y dejo aquí estas líneas para quedar formalmente bien con la historia, con la efeméride. Absolutamente nadie me ha pedido que lo haga... Es que desde niño, desde siempre, he sentido un cariño y una admiración especiales por Céspedes, a quien me moriré sintiendo como a mi propio padre, del mismo modo que por ese "viejito" con alma de gigante (Máximo Gómez), no menos víctima de ingratitudes y otras miserias humanas, a las que supo también sobreponerse, para dejarnos -los dos- lecciones inigualables, más allá del del arte militar.


Lean, por favor, acerca de Céspedes y, sobre todo, motiven a niños, adolescentes y jóvenes. Ese es Papá. Es la raíz primera. Al lugar donde resposan sus bellos restos llegue mi abrazo.




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