martes, marzo 12, 2019
LA MAGIA DEL REPASADOR
De él se
habla muy poco; yo diría demasiado poco.
No creo
equivocarme si digo que fuera de su radio de acción es poco conocido, al menos
en el orden social.
Aun así,
el repasador es un personaje, un eslabón de apreciable utilidad en la cadena
productiva que convierte en azúcar cañaverales enteros.
Bien lo
sabe René Santana Montero, uno de los que realiza esa función durante la
presente zafra allá, en áreas agrocañeras del municipio de Baraguá, aportadoras de
gramínea para el central refinería Ecuador, en la provincia de Ciego de Ávila.
“La
misión mía, explica, es repasar para que no quede caña después del corte de la
combinada. Puede parecer que no, pero cañita a cañita el país puede perder
toneladas de azúcar.”
—¿Y qué
tiene que ver ese pomito que traes el bolsillo trasero del pantalón con el
rescate de la caña en el campo?
Modesta,
la sonrisa de René adelanta la respuesta propia del guajiro que un día dejó
atrás su querido Jagüeyal para aplatanarse o más bien para “encañarse” como un
plantón más en áreas pertenecientes a la Unidad Básica de Producción
Cooperativa 13 de Octubre:
“Este
pomito que ves aquí contiene un herbicida que no entiende con esas plantas que
invaden la caña; una de ellas es el llamado pili pili o leucaena. Nadie imagina
lo peligrosas que son para las cuchillas de la combinada. Por eso también es
importante el trabajo de los repasadores. Cuando se hace bien, uno puede
descubrirlas y eliminarlas.
“Si la
mata tiene semillas, la pico con el machete y la saco para fuera. Si no tiene semillas,
la picoteo ahí mismo y en el tronco le hecho el líquido para acabar con ella.”
–¿Entonces
caminas unos cuantos kilómetros en el día…?
“No
tantos como la combinada, pero sí camino bastante durante las ocho horas de
trabajo, para que el campo esté lo más limpio posible.”
Directivos
y conocedores del tema afirman que aves, otros animales, el viento, el agua y a
veces hasta la propia maquinaria de corte y tiro se convierten en vectores o
transmisores de plantas de tallo leñoso que devienen plaga para las
plantaciones cañeras, peligro para los equipos de corte y ruido para la calidad
de la materia prima que llega al basculador de los centrales azucareros.
Por ello,
aunque se hable poco del repasador, tal vez muy poco, hombres como René
acrecientan su valor ahí, a pie de surco y de plantón, haciendo lo que les
corresponde, o lo que es igual: produciendo también su azúcar, con el machete y
el pequeño pomo de herbicida a mano.