lunes, febrero 11, 2019
LA PAYÁ CITA
Era de suponerlo. El no gusto, o disgusto, con que elementos
contrarios a la Revolución
cubana vieron desde el principio el texto de la nueva Constitución y, sobre
todo, la posibilidad de que todo el mundo accediera, opinara y lo enriqueciera,
remontaría cotas al acercarse el 24 de febrero: día del Referendo
Constitucional.
Que millones de cubanos pusiéramos puño y letra en nuestra
Ley de Leyes era demasiado para la porción más extremista de quienes, por
diversas razones, en alto grado económicas, emigraron a una tierra donde no
sucede nada parecido en términos de participación real. Y eso les provoca un
rash más mortificante que el de la chikungunya.
No es extraño, por tanto, que, minando redes sociales y
cuanta tribuna sirva para confundir, llamen a votar contra la misma Carta Magna
que, con todos y para el bien de todos, hemos hecho.
Una de las que más revuelo arma es Rosa María Payá, líder de
la plataforma Cuba decide, quien le anda pidiendo a la comunidad internacional
que exija cumplimiento de requisitos mínimos durante el Referendo y hasta
supervisores foráneos que, desde luego, jamás serían Maduro, Evo, Cristina
Fernández, Rafael Correa, Vladímir Putin u otros mandatarios con probada
experiencia en procesos similares y honestidad a prueba de calumnias.
La “gracia” es que venga a “ayudarnos” la Unión Europea, la
desmoralizada OEA y cuanto exmandatario haya brillado por la estupenda
oscuridad con que tapó o permitió les taparan sus comicios, referendos y otras
jornadas de convocatoria popular.
O sea, siguen empeñados en decirnos (imponernos) qué debemos
hacer y cómo hacerlo, ignorando que desde hace 60 años aprendimos a caminar y a
decidir solitos nuestro rumbo. Debe ser que se les acentúa una demencial mala
memoria, directamente proporcional a la fobia que llevan dentro, contra Cuba.
Porque hay que tener cara para afirmar que los cubanos no
podemos fiscalizar el Referendo, ni acceder a información, ni a la prensa…
¿Serán acaso fantasmas o robots humanos los miles de estudiantes que fungirán
como colaboradores, incluso desde antes del 24 de febrero? ¿Cómo pueden olvidar
la Payá y sus
adeptos, que, en lugar de policías, son niños quienes custodian nuestras urnas?
Ella misma fue testigo y quién sabe si hasta alguna vez protagonista, en su
niñez. ¿Se le olvidó que al terminar las votaciones, delante de todo el que así
lo desee, son abiertas las urnas, previo a un conteo que no deja margen al
fraude? ¿O será que se ha tomado demasiado en serio aquello de que será la
futura presidenta de nuestro país?
Como escribe M H Lagarde en trabajo titulado Rosa María Payá, La mafia de Miami y lamanipulación de la internet en Cuba
es muy fácil hablar de represión, violación de derechos, falta de garantías… y
venir cargadita de billetes, con el pretexto de reunirse con amigos golpeados o
perseguidos, y, en verdad, sentarse con diplomáticos a beber por una Cuba
Libre, en La Parrillada
o en el restaurante 1830.
Así se sacrifican quienes reciben fondos sin fondo de la
llamada
Fundación Nacional para la Democracia (NED),
de la Agencia
de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), del
Departamento de Estado de EU y de cuanto donante aporte para subvertir y desestabilizarnos.
Y encima de todo ello, debemos agradecerles que nos quieran
fastidiar la Constitución. Ahí
están los videos, en redes, donde la
Payá cita por aquí y cita por allá, arenga y convoca a
boicotear la
Constitución. Basta de payasadas. Aquí decidimos nosotros.