sábado, diciembre 17, 2016
FIDEL Y RAÚL SE VUELVEN A ABRAZAR EN CINCO PALMAS
Sé que le resultará inevitable. Sesenta años
después, este 18 de diciembre, el General de Ejército Raúl Castro Ruz,
Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, va a
recordar (y a sentir) durante todo el día, aquel abrazo con Fidel en Cinco Palmas,
Purial de Vicana, pleno corazón de la
Sierra Maestra.
No fue un abrazo cualquiera, no el abrazo de
cuando se reencontraban, tal vez luego de unas vacaciones escolares o a modo de
despedida, o de recibimiento, adultos ya, al pie de la escalerilla de la nave
de Cubana de Aviación…
No; aquel fue, posiblemente, el abrazo más
profundo y entero de ambos hermanos, al coincidir, por fin otra vez, luego de
16 días de incierta pero segura marcha por la cordillera montañosa, perseguidos
por poderosas fuerzas militares del ejército batistiano decididas a liquidar a
cuanto expedicionario del yate Granma
encontraran a su paso, tras la dispersión que siguió al revés sufrido por los
jóvenes revolucionarios en las adversas condiciones de Alegría de Pío.
Dieciséis días en los que Fidel, con Faustino Pérez y Universo Sánchez, por un
lado, y Raúl, acompañado finalmente por Efigenio Ameijeiras, Ciro Redondo, Rene
Rodríguez y Armando Rodríguez, por otro, habían burlado el cerco atenazador de
la muerte, más por obra de las convicciones que por gracia del aparente milagro.
Puedo imaginar la
fatiga física de pies a estómago y cabeza, el sueño royendo hasta los rincones
inconscientes del cerebro, la sed desbocada, la caña como único alimento
inicial para engañar al hambre… y por encima de todo eso —¡vaya hermosa
necedad!— la confianza en el triunfo que, no obstante, ya sobrevenía, irrespetando
las agujas del reloj, restándole días al calendario.
E imagino, también,
lo que se siente en tales circunstancias, cuando el humilde y desconocido
guajiro se quita y le quita a su familia el “bocado” que tienen de comer, para entregárselo a aquel “buchito” de hombres
empeñados en cambiar los ejes —y de hecho el rumbo— de la historia.
Por eso, emergen cada
vez más nombres junto a los de Adrián y Guillermo García (padre e hijo), Daniel
Hidalgo, Cota Coello, los hermanos Tejeda, Marcial Areviches, Baldomero Cedeño,
Crescencio Amaya, Julián Morales, Luis Cedeño, Mongo Pérez, Hermes Cardero,
Crescencio y Primitivo Pérez…
¿Cuándo halló la
soldadesca del dictador Fulgencio Batista respuesta igual? Jamás.
Dieciséis días que dieron al traste con aquel
abrazo tan fuerte como la historia. Y entonces la pregunta de Fidel, en medio
de la noche: ¿Cuántos fusiles traes? Y la respuesta de Raúl: Cinco.
Y dos que tengo yo, siete (otra vez el Comandante)
Y la frase que dejó perplejos a los presentes (y sin voz ni futuro al
régimen opresor): ¡Ahora sí ganamos la guerra!
Y yo, que vi y viví
la reedición de aquel abrazo, treinta años después (diciembre de 1986),
exactamente en el mismo lugar, no puedo evitarme desprender estos apuntes de lo
escrito por protagonistas e investigadores
… como tampoco puedo dejar en alguna tranquila carpeta de mi computadora
la foto que acompaña a este breve texto: una de las tomadas con una gastada
camarita Zenit, rusa, aquel día, cuando el abrazo de Fidel y de Raúl volvió a
estremecer, en peso, a la Sierra Maestra toda.
Comments:
<< Home
Resulta dificil encontrar personas que con las condiciones precarias, sean capaces de ser visionarios de una victoria apenas infima , pero que con ahinco llegan hasta el triunfo , a esos compañeros como los expedicionarios del yate granma encabezados por Fidel y Raul :se merecen un respeto por que se lo ganaron en el fragor de la lucha revolucionaria, y usted compañero en la distancia le animo a continuar con su conviccion revolucionaria y el apoyo a Raul y el partido. Gracias :Juan Raul Rivera Olivas
Publicar un comentario
<< Home