miércoles, diciembre 25, 2013
AL DORSO DE MI DICIEMBRE
Tras permanecer durante
unos segundos mirando la pequeña pendiente, “lisa como un cristal”, el niño
subió cautelosamente la barroca escalinata de acceso a la edificación, giró a la
izquierda y sonriente se acomodó en el extremo superior, para deslizarse hacia
la acera, animado por la misma emoción con que hoy miles de chicos descienden
por las canales o “resbaladeras” de parques infantiles.
Aquel divertido
pasatiempo hubiera tenido lugar cuatro o cinco veces más, pero un infeliz
imprevisto tornó en mezcla de temor y súplica la alegría reflejada hasta ese
instante en el rostro del chiquillo. Una áspera mano lo acababa de agarrar por
el brazo con tal brusquedad que por un instante tuvo la sensación de que sus
pies no tocaban el suelo.
Alzó la vista y,
aplastado por el peso de una brutal mirada, creyó que el parque central y las
construcciones aledañas comenzaban a girar. El gendarme debe haber espetado
alguna frase o advertencia. Un miedo atroz se apoderó del niño. Entonces notó
que algo caliente le humedecía el zurcido pero limpio pantaloncito. Por la
pierna izquierda bajaba el orine.
Han transcurrido casi
80 años y el manzanillero Pedro Manuel Ramírez conserva intacto el recuerdo de
aquel triste pasaje, acaecido frente al edificio que hoy ocupa la Biblioteca Rubén
Martínez Villena, aledaña al parque Serafín Sánchez Valdivia, en
Sancti-Spíritus.
REVERSO
Recta final del año
2013. Varios jóvenes charlan animadamente, acomodados en los peldaños de la
escalinata. Cerca de ellos, la silueta de un anciano podría confundirse con la
obra de algún escultor. Tal vez ese abuelo repase en silencio lejanas vivencias.
Quizás se sentó allí a "reoxigenarse" con el tibio sol. Solo un detalle altera
la tranquilidad, para bordar de alegría los contornos del atardecer. Son dos
niñas que danzan o se deslizan, descalzas, felices, divinas… por la resbaladiza
pendiente lateral.
No es la primera vez
que lo hacen. Tampoco las únicas que disfrutan ese divertido retozo.
Difícilmente pase por allí un niño y no se desprenda de la mano de mamá o de
papá para subir y luego dejarse rodar hacia abajo. Los adultos ven eso bajo el
prisma de lo habitual. Quizás nadie sepa que casi 80 años atrás, el entonces
niño Pedro Manuel se orinó ahí mismo, víctima del pavor causado por un
intransigente guardia, quien por lo visto jamás tuvo niñez… o la
olvidó.
Eran otros tiempos. Y,
por supuesto, también otro el “uniforme”. Bañada entre dos luces, la dorada crin
de la tarde se encarga ahora de remarcar el reverso de aquel pretérito momento.
Dueño de la ciudad, un niño se desliza una y otra vez por la pendiente. Un joven
matrimonio se acerca por la acera. Visten de verde olivo. Al llegar frente a la
pequeña escalinata se detienen, contemplan la escena, comentan algo, sonríen y
continúan camino.
El chico debe tener
unos seis años. Sé de quienes a esa edad aún se orinaban entre sueños. Tal vez a
este inquieto chiquillo le suceda igual en ciertas noches. Pero lo que jamás le
ocurrirá es que se orine a causa del temor ante alguien vestido de uniforme
militar.
No por obvia o por
común, tal realidad carece de interés. Vale la pena evocarla comparativamente,
como expresión de los aires, bien distintos, que hoy envuelven a esa edificación
del patrimonio arquitectónico espirituano, construida a inicios de la pasada
centuria, sitio desde el cual Fidel le habló al pueblo el 6 de enero de 1959 y
espacio al que acceden miles de personas para ensanchar su conocimiento, desde
el 30 de diciembre de 1963 (hace 50 años) cuando se convirtió en
biblioteca.
Comments:
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Pastor, he encontrado de pura casualidad tu blog y ha sido una alegría inmensa, leerte, ver una foto,volver a estar de alguna manera en contacto. A menudo Susy y yo nos preguntábamos cómo lograríamos comunicarnos contigo y hasta le pregunté a un muchacho que estudia Periodismo llamado Julio Batista si era tu familiar en aras de hallarte, pero hasta que ahora andando en blogs de y sobre nuestro país, te encuentro. Bueno, se supone que este espacio es para los comentarios sobre tu trabajo, pero no vi referencias a correo electrónico personal, de manera que aprovecho (con tu permiso) esta vía para saludarte y de paso desearte un excelente año 2014, a ti y a tu gente (veo que fuiste para la zona oriental) y que sepas que Susy y yo te recordamos con cariño y admiración. Un gran abrazo, Ismael
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