martes, junio 04, 2013

 

MI SANCTI-SPÍRITUS


Hoy pudiera estar melancólico o "semi-triste". Pero no lo estoy. Por el contrario: siento una apacible alegría interior.

Mi ciudad, mi pueblo, mi tierra...  mi Sancti-Spíritus, cumple 499 años

 
Por supuesto que me gustaría estar -físicamente- allá. En ese cálido lugar transcurrió la porción más linda, decisiva y al mismo tiempo la más dura de mi infancia, de mi adolescencia y mi despegue hacia la adulta y eterna juventud.

Sobre aquel segmento de mi vida (1970-79), me empiné para llegar seguro hasta el punto que hoy pisan mis nunca cansados pies.

A Sancti-Spíritus y en especial a la abuela más tierna y buena que he conocido (Norberta Concepción) le debo ser como soy.

A 34 años de mi partida (para estudiar Periodismo en La Habana) puedo decir con inmenso orgullo que en Sancti-Spíritus me aguardan todavía mis mejores amigos (Félix Reyes, José López Hartasánchez...). Allí me esperan a bordo de un suspiro mi madre, mi hermana, un estadio repleto de tíos, primos, descendientes, amigos, rostros conocidos y desconocidos en cuyo abrazo no hay diferencia alguna.

Allí reposan, vivos, también los restos inmortales de algunos de esos amigos que la vida pone en tu camino un día y luego no hay entre ellos y tú otro camino que no sea el de la eternidad hecha un abrazo. ¿Verdad o no, Armando (El Pollo) Álvarez, Rolando Rodríguez, e incluso tú: Rodolfo Brizuela: que no te adoro menos porque le hayas dicho adiós a la vida allá lejos, en suelo norteamericano? El cariño verdadero no entiende mucho -o nada- de geografías. 

... por eso hoy mi latido es más espirituano que de costumbre, a pesar de que estoy a más de 300 kilómetros de aparente distancia.

Pudiera parecer que me envuelve una semi-nostalgia... ¡Nada de eso! Alegría es lo que porto. Soy privilegiado. Llevo 34 de mis 52 años con la cabeza y el pecho llenos de las mismas calles por donde ayer caminé... sin un centavo en los bolsillos muchas veces, con la humilde ropita que impecablemente limpia siempre me hizo vestir mi abuela, pero con una estiba de esos valores que nunca crecerán tan bien en ningún otro lugar como en el césped de la familia.

¡Feliz 499 aniversario... MI SANCTI-SPÍRITUS!


 



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