martes, febrero 09, 2010
ALICIA ALONSO ENTRE NOSOTROS
Fue la sensibilidad artística y humana de los tuneros, razón para que, junto a una parte de su compañía, Alicia les reservara al Teatro Tunas y a su pueblo el privilegio de un programa a la altura del prestigio que tiene el Ballet Nacional de Cuba (BNC) en todo el mundo.
Derroche de virtuosismo protagonizaron, en opinión de especialistas, amantes de la danza y prensa especializada, Viengsay Valdés, Sadaise Arencibia y Yanela Piñera, junto a un selecto grupo de bailarinas y bailarines, quienes arrancaron en más de una ocasión el bien oportuno y cortés aplauso de un auditorio capaz de apreciar los valores de “Un concierto en blanco y negro” (exponente del neoclasicismo en la creación cubana), el “Adagio de la rosa” (entre las escenas más famosas del Ballet La bella durmiente del bosque) y otras piezas como “Dionaea” y “Acento”.Pero la presencia del BNC y de su Directora General (Alicia) en suelo tunero, no se limitó a las tres funciones que hicieron vibrar el escenario y la sala del principal teatro con que cuenta la ciudad.
A la medida exacta de estudiantes de la enseñanza artística, profesores, coreógrafos, bailarines, trabajadores, directivos de la cultura y amantes en general del ballet, resultaron dos espectáculos didácticos acerca de la técnica, la expresión y el estilo, a cargo de Miguel Cabrera, historiador de la prestigiosa compañía.
El programa insertó también la presentación y venta del libro “De la semilla al fruto: La compañía”, escrito por el periodista José Luis Estrada Betancourt, así como la apertura de una exposición de imágenes captadas en octubre de 2008 por el lente del fotógrafo alemán Hans Urlich Meyer, durante la actuación del Ballet de Cristina Hoyos en el Teatro Tunas.
La Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) aprovechó también el momento para concederle a Alicia el máximo reconocimiento que otorga esa organización: réplica de la pluma francesa de marfil con la cual escribió Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé, considerado el máximo representante de la décima campesina cubana durante el siglo XIX.
Con la sencillez de su inmensidad artística y humana, la Estrella del ballet cubano condensó toda su gratitud en una breve frase: “Es difícil expresar lo que se siente al recibir cuántos honores y con tanto cariño… he estado aquí cuatro veces y todas he dejado un pedacito de mi corazón”.
Como en noviembre de 2007 (visita anterior de la Estrella cubana) el Teatro Tunas volvió a tornarse "inmenso como un grano de maíz” frente a la devoción popular hacia su Prima Ballerina Assoluta y por el modo en que brilló sobre el escenario toda la gloria que Alicia le ha legado al ballet, a la cultura cubana, latinoamericana y universal.