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Los dedos de El Genio siguen indicando qué hacer, qué decir, qué escribir...

Tras la constitución oficial de la tertulia denominada La tecla del duende, con su epicentro de confluencia en la Casa de la prensa tunera, continúan arraigándose por todo el país la familia de los “tecleros” y el recuerdo de quien fue padre y promotor de esa experiencia: nuestro inmortal colega Guillermo Cabrera Alvarez.

Fallecido precisamente durante un encuentro que haría de cualquier manera historia (1 de julio de 2007), El Guille o El Genio: como le llamó el Comandante en Jefe Fidel Castro, había atraído y motivado a una gran cantidad de personas de todas las edades, sectores y procedencias geográficas, seguidores de la sección La tecla ocurrente, que él comenzó a escribir desde el año 2001 en las páginas del periódico Juventud Rebelde.

Lejos de significar el colapso de aquella idea, la repentina muerte de Guillermo multiplicó por toda Cuba ese foro o tertulia, que de hecho abre un nuevo espacio para el intercambio sano y fraternal en torno a temas de amplia repercusión e interés humanos, así como para la reflexión y la acción concretas.

La peña tunera fue inaugurada por Nieves Molina, profesora de la enseñanza politécnica en la provincia y una de las tecleras cubanas que asistió al encuentro de Guaracabuya (Placetas, Villa Clara): punto geográfico central de la isla, donde el Genio se despidió de la muerte para seguir tecleando eternamente en vida.

Además de conversar acerca de la amistad, los asistentes a este primer “teclazo” tunero apreciaron fotos relacionadas con la cita de Guaracabuya, traídas por la mencionada profesora.

Respondieron a la convocatoria para este despegue trabajadores de la educación, profesionales y técnicos de la prensa, estudiantes de periodismo y de ciencias médicas, historiadores, jubilados, vecinos, un matrimonio de tecleros procedentes de Santiago de Cuba y Luis Naranjo Batista, presidente de los periodistas en la hermana provincia de Camagüey.
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(Foto: Naranjito)