CubanitoSoy

El hombre que aparece en esta foto (Pedro Guerrero) acaba de ejercer su soberano derecho a proponer y a votar por quien considera el mejor para representarlo a él y a sus vecinos de barrio ante la Asamblea del Gobierno en el sureño municipio de Amancio Rodríguez en esta oriental provincia de Las Tunas.

“Nadie me obliga a asistir a esta asamblea de nominación –afirma sonriente- nadie me pide que proponga a este o a aquel, ni que le dé mi voto a determinado candidato... Desde 1959 soy libre para decidir.

“Antes no era así. Todo era una gran farsa; apenas se acercaban las elecciones los partidos no te dejaban vivir; venía un sargento político a tu casa y llovían promesas de todo tipo. Como si uno fuera tonto; sólo querían el voto. Después: ¡qué te partiera un rayo! Por suerte Fidel le puso fin a todo aquello.

“Al son de las elecciones bailaba hasta el mono. Una vez me apresaron 33 días porque yo usaba una camisa gruesa, medio verde olivo, y pensaron que yo era de los rebeldes. Para poder sacarme de allí mi padre tuvo que recoger un puñado de cédulas entre las familias pobres para uno de aquellos politiqueros. Por eso nunca me gustó votar.

“Desde el 59 todo es diferente. Somos nosotros mismos, como pueblo, quienes proponemos y luego elegimos libremente a los que mejor nos pueden representar. Y eso tiene un nombre bien clarito: democracia verdadera.”