martes, marzo 06, 2007

 

CON LUIS EN LA VENTANA


Feliz coincidencia la que tuvo lugar en el apacible patio de la Casa de la Prensa aquí en Las Tunas.

Invitados por la presidencia de la Unión de Periodistas de Cuba en la provincia (UPEC) acudimos a nuestra sede varios colegas vinculados de algún modo a la actividad docente.

Reconocer esa contribución al sistema cubano de educación y a la propia superación profesional dentro del sector, es una de las peculiaridades que este año signa a los festejos en todo el país con motivo del 14 de marzo, Día de la prensa cubana y aniversario número 115 del nacimiento de Patria: periódico fundado por el Héroe Nacional cubano José Martí.

Lo que muchos no imaginamos fue que ese especial instante se honraría con la presentación oficial de dos libros en presencia de su autor: el periodista, poeta, cronista y profesor Luis Sexto.

Luisito (como familiarmente le llaman sus amigos más cercanos, e incluso lectores a quienes no conoce) integra el selecto grupo de personalidades invitadas a la XVI Feria internacional del libro en el oriente del país.

Suerte la de quienes, homenajeados como “profesores”, terminamos convertidos en alumnos, al escuchar la introducción, primero, del colega Pedro Péglez y las consideraciones de Luis, después, como confirmación de los “vasos comunicantes” que unen al periodismo y la literatura e incluso a dos libros de un mismo autor que aparentemente nada tienen en común (como los presentados).

Si “Con Luz en la ventana” (primer poemario de un periodista publicado por la editorial Pablo de la Torriente Brau) es la poesía de Luis Sexto escrita en verso —como afirmó Péglez— “Con Judy en un cine de La Habana y otras crónicas de la ciudad” es la misma poesía brotando del autor, mediante el más sensible de los géneros periodísticos.

Haber trabajado con personas que le permitieron escribir con y desde ese corazón que el lector descubre de inmediato (“cuando de verdad hay corazón”), le posibilitó a Luis Sexto atesorar un copioso volumen de materiales, parte de los cuales vuelan Con Judy o anidan en El día que me mataron y otras crónicas en primera persona: su próximo título, quizás en la propia Pablo.

Pero si una enseñanza dejó el encuentro, válida en igual medida para quienes imparten docencia o asimilan conocimientos, es que mientras no falten voluntad, pasión y entrega, sobrará margen para ejercer el periodismo, cultivar bien sus géneros, investigar, hacer narrativa o galopar sobre las crines del verso, al margen de que sobre una sábana de pago laboral conste la categoría redactor-reportero de prensa y no precisamente la de poeta, novelista o escritor.

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