jueves, diciembre 21, 2006

 

¡CLARO QUE ME ENORGULLECES, HIJO!

Si "CubanitoSoy" yo, hoy me he dado cuenta –una vez más- de que no menos “CubanitoEs” también mi hijo Félix Daniel.

Un viejo y criollo proverbio hace constar que “hijo de majá sale pinto”, en tanto otra añeja frase popular tampoco deja la menor duda acerca de que “hijo de gato caza ratón”.

El mensaje que desde Ciudad de la Habana (670 km hacia el occidente) me ha hecho llegar mi “Pequeño Príncipe” confirma que también dentro de él vive y revive el “gen del periodismo”, aún cuando su actividad como estudiante universitario allí se asienta en un terreno supuestamente alejado de las letras: Ciencias Informáticas.



Pero de algún modo se las ha arreglado “esa otra porción de mí” para combinar exitosamente sus deberes docentes con la disposición de desempeñarse como corresponsal voluntario en los medios de prensa estudiantiles, ofrecerle cobertura periodística al recién concluido VII Congreso de los universitarios cubanos y, por si fuera poco, reflejar con indiscutible humor y elegancia un suceso tan cotidiano y aparentemente irrelevante como el que aparece a continuación:


ALGUIEN SE HA COMIDO MI POSTRE

Por Félix Daniel Batista Diñeiro

- Mi hermano, déjame hacerte una pregunta: ¿quién era el dueño del postre que terminé de comerme? Porque tú acabas de dar buena cuenta del mío.

Con un signo de interrogación en el rostro miré hacia mi derecha, en dirección a Enrique Pancorbo, quien acababa de formularme con voz socarrona la curiosa pregunta, y sostenía entre sus manos un vaso desechable, cuyo antiguo contenido reposaba ahora en su matancero estómago.

Tardé algunos segundos en percatarme de lo que ocurría. Solo cuando el también yumurino Yorjanis González, sentado frente a mí, increpaba por idéntica razón a su coterráneo Edgar Almagro, comprendí el motivo de la confusión general que se originó algunos minutos después, a raíz de este incidente.

Todo comenzó cuando Enrique tomó por error el vaso de arroz con leche que tenía a su derecha, asumiéndolo como suyo. Yo, por sana e inconsciente equivocación -aclaro- seguí su ejemplo y me zumbé aquel colocado a mi diestra, y que en realidad era del matancero.

A partir de ahí todos los comensales nos imitaron, y por esas insólitas situaciones en que a veces nos vemos envueltos, el embrollo se trasladó hacia la fila de sillas de enfrente. Solo que aquéllos hicieron del vaso de refresco el objeto de su idéntico conflicto.

En medio de la hilaridad general que sobrevino, esta confusión trascendió como uno de los momentos más divertidos que vivimos algunos de nosotros durante los días del séptimo congreso de la FEU.

Y como constancia del curioso malentendido, cuyo desenlace "a lo cubano" fue sellado con risas y abrazos, nos quedó la instantánea.

Todavía debe andar el desafortunado que perdió su arroz con leche, tras la pista del aprovechado que se "sacrificó" para rendirle honores al extraviado postre.




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(En la primera foto mi hijo Félix Daniel entrevista a familiares de los Cinco Cubanos que permanecen prisioneros de forma injusta e innecesaria en Estados Unidos, por luchar contra el terrorismo. En la segunda imagen (al centro y con gorra) posa junto a algunos de los jóvenes que les inspiraron el humorístico relato a raíz de la confusión con el postre)

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