lunes, julio 24, 2006

 

Como Venezuela...TAMBIÉN TÚ PUEDES, BOLIVIA



Un tiempo atrás, mientras TeleSur o el presidente venezolano Hugo Chávez, en persona, daban a conocer por otras zonas del continente detalles acerca del alcance de las misiones educativas, posiblemente miles de bolivianos veían esas realidades bien distantes de Cochabamba, de Tarija e incluso de La Paz.

El reciente egreso de las primeras 1 000 personas alfabetizadas en esa hermana nación, como saldo de una primera etapa de pilotaje en la aplicación del método cubano de alfabetización denominado Yo sí puedo, y la presencia de otros 120 000 habitantes aprendiendo a leer y a escribir en todos los departamentos o provincias, indica que ninguna aspiración es inalcanzable para los sectores más humildes de un país cuando la voluntad del gobierno se identifica con el pueblo.

Antes del primero de marzo de este año (cuando se inició la fase piloto allí) muchos bolivianos, como Yola Quispe, buscaban tal vez inspiración fuera de sus fronteras, en ejemplos como el de Antonio Acosta, venezolano que a los 103 años de edad ingresó a la misión educativa Róbinson II, o como el niño Rónald Michel Cedeño: avanzando hacia el sexto grado en los cerros caraqueños a pesar de no tener manos ni piernas; o como la nativa Celina González (de la etnia Wayúu), escribiendo su nombre por vez primera a los 52 años.

Desde el 31 de mayo, en cambio, 1 003 bolivianos devienen fuente de referencia y de aliento para otros 120 000 —y más— en quienes la rigidez de la mano y del cerebro cede, por día, ante “los milagros” del lápiz sobre el papel.

Bolivia empieza a redescubrirse, a comprender que con el concurso de Cuba y de Venezuela también sus niños, jóvenes, adultos y ancianos pueden romper los mismos barrotes de analfabetismo que sumen en la ignorancia a más 770 millones de personas en el mundo.

Como en Venezuela, tal desafío a la oscuridad (preludio de nuevos tiempos, de ruptura con el pasado, pero no con la historia) posiblemente no resulte grato para quienes han vivido décadas y siglos succionando el suero que deja la ignorancia en el fondo de las minas, en las reservas de hidrocarburos, a ras de bosques en tala…

Pero, como también ha sucedido en la tierra de Simón Bolívar y en otros países donde se aplica el referido método de alfabetización, cada vez más personas pueden verse motivadas, atraídas y “arrastradas” irremediablemente por la creciente sed de conocimiento que provoca aprender hoy una letra o un número, mañana una palabra, después una frase, luego una idea y terminar apreciando con claridad el nexo entre fenómenos y procesos de la realidad.

Por eso, alegró tanto a quienes asistieron recientemente al Seminario internacional de alfabetización y postalfabetización ver y escuchar a algunos de los primeros bolivianos alfabetizados.

Que ese hermano país necesitaba un programa así, eso lo sabían desde siempre sus más de nueve millones de habitantes, el continente y el mundo entero. No por casualidad, en una primera etapa deben beneficiarse alrededor de un millón y medio de personas.

Es obvio también que ese paso puede contribuir de forma significativa —como ha dicho el titular boliviano de educación, Félix Patzi— a graduales transformaciones no sólo en la educación, sino en todas las esferas del acontecer y en la calidad de vida de la población, predominantemente indígena (alrededor del 85 por ciento) y con un alto nivel de exclusión durante siglos.

En fin, con Evo Morales al frente, esa nación no titubeó en apostar por la luz. Han transcurrido apenas unas semanas y, a juzgar por los primeros resultados, habría que ser muy ignorante para no darse cuenta de que también en Bolivia el analfabetismo puede pasar a la historia.

……

(Gracias, hermano Franklin Reyes, por la excelente imagen que acompaña este trabajo… Tomada en Venezuela, mayo de 2004

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