domingo, febrero 12, 2006

 

RETOÑOS


Desde hace 20 años comprendí una gran verdad: sólo sabemos cuánto nos han querido o nos quieren nuestros padres, cuando la vida nos concede el privilegio de tener un hijo.

Y aunque esa realidad me acompaña y me alienta DIA TRAS DIA, suele acentuarse en mí cuando se aproximan fechas como el 14 de febrero: Día de los Enamorados.

Debe ser porque para mí, como para millones de cubanos y de seres humanos en todo el planeta, Amor no es solo el sentimiento que media en una pareja de novios, en dos personas que se sienten atraídas o en quienes mantienen una relación matrimonial.

Si así fuera, entonces hoy, domingo 12 de febrero, tal vez yo estaría pensando únicamente en mi esposa Maribel Diñeiro, en mis amores de juventud o en mis novias de adolescencia…

Pero 48 horas antes de ese especial día, dedicado al Amor en el sentido amplio de la palabra, entre las numerosas razones que me alientan está ese “retoño de amor a dos manos”, que sigue germinando y echando ramas a casi 700 kilómetros de distancia, en una Universidad donde las nuevas tecnologías informáticas se enamoran cada vez más “ardientemente” de la juventud y viceversa, gracias a que, para ello, no importa el color de la piel, el ingreso financiero familiar, la procedencia social…

Por eso, aunque parezca un exceso de pasión, pongo en órbita la informal imagen que acompaña a estas líneas.

Confieso que pudiera ser otra. Tal vez una de esas fotos en que mi hijo Félix Daniel aparece junto a nosotros (sus padres), divirtiéndose sanamente con sus amiguitos de infancia, jugando fútbol en el preuniversitario, bailando en una fiesta o participando en un evento científico…

Pero he preferido que sea esta imagen, tomada aquí en mi hogar, durante las últimas vacaciones, en compañía de su novia Nancyta: quien, aún estudiando a casi 1000 kilómetros de él (en la oriental ciudad de Santiago de Cuba), sigue infundiéndole tantas energías, motivaciones y amor, como hace más de un lustro, cuando ambos intercambiaron el primer regalo de enamorados, seguros de que en un país como este, cada año tiene 365 días de Amor.


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