jueves, febrero 16, 2006

 

¿QUE SE PUEDE HACER CON EL AMOR?


Hace apenas unos minutos, he recibido esta pequeña crónica, dedicada al 14 de febrero y publicada en el espacio digital de la Universidad de las Ciencias Informátias, como el trabajo central con motivo del Día de los Enamorados.

No fue escrita por periodista alguno; tampoco por un escritor o investigador. Brotó del pecho, y por los dedos, de mi hijo, uno de los miles de jóvenes que estudian esa especialidad en Cuba.

Despojado de la pasión que suele "cegarnos" a algunos padres, cuando de amor hacia nuestros hijos se trata, abro a ustedes la posibilidad de que también accedan a ese artículo, que sintetiza la sensibilidad de quienes se forman en cualquiera de las universidades de este país.



¿QUÉ SE PUEDE HACER CON EL AMOR?

Por: Félix D. Batista Diñeiro (colaborador)

Cuenta la historia que en el siglo tercero, en tiempos del emperador Claudio III, vivió un humilde cristiano llamado Valentino, predicador de la fe y los ideales de Jesús. El monarca Claudio había proclamado la pena de muerte para aquellos que profesaran el cristianismo como religión, pero Valentino no se amilanó ante las advertencias ni las amenazas de muerte, razón por la cual fue arrestado y llevado a prisión.

El carcelero encargado de su custodia pudo percatarse de que se encontraba ante un hombre de letras, y le pidió que instruyera a su hija Julia. La naturaleza había dotado a la bella muchacha, ciega de nacimiento, con una mente ágil y perspicaz.

Durante las clases, Valentino le leyó cuentos de la historia romana, le enseñó aritmética y le habló de sus creencias. Ella quedó tan maravillada que un día, arrodillada a los pies de Valentino, comenzó a rezar pidiéndole a Dios que le permitiera ver con sus propios ojos todo lo que el sabio le había transmitido… Y cuenta la leyenda que Julia pudo ver la luz del día a partir de ese momento.

Al día siguiente, 14 de febrero del año 270, Valentino fue ejecutado. Julia plantó junto a su tumba un almendro de flores rosadas, símbolo de amor y amistad duraderos.

Desde entonces, cada 14 de febrero, mensajes de amor y de afecto llegan a los más distantes parajes de la geografía mundial. En esta ocasión, como de costumbre, nuestro planeta se vestirá con la esperanza de que un mundo mejor es posible, y se olvidará, por algunos minutos, de las miserias humanas y de las penas que lo devoran a diario. Y lo hará porque, precisamente, es el amor la fuerza capaz de romper cualquier barrera, de aceptar cualquier sacrificio y de crecerse ante cualquier adversidad.

Es por ello que este 14 de febrero, pienso involuntariamente en todas esas personas que, por una razón u otra, no podremos estar al lado de nuestros seres más queridos. Y acuden a mi mente las imágenes del personal médico cubano que dedica horas de esfuerzo y tesón a salvar vidas en Pakistán, Guatemala, Bolivia o Venezuela, y que verán el amanecer del día del amor, tal vez, salvando del lecho de muerte a algún pobre anciano, o devolviendo la sonrisa al rostro fatigado de un niño, víctima de alguna enfermedad curable.

Inevitable resulta también recordar a nuestros cinco titanes de la dignidad, a esos valentinos de la moral y del decoro, que guardan prisión por amor, por un amor contagioso a esta nación que no cabe en 11 000 kilómetros cuadrados, y cuyo corazón palpita en las más disímiles latitudes.

Incluso es un buen pretexto el que nos da el día del amor para comunicarnos con aquellos que faltan en nuestras aulas porque cumplen con su deber de servir y ser útil, -aunque solo sean estudiantes-, en la hermana República de Venezuela.

A todo el que, por una razón u otra, pensará en quien ama a cualquier distancia de su tierra adorada, van dirigidas estas líneas. A ti, camarada. No importa tu nombre, tu sexo, tu nacionalidad o tu credo; no importa si sabes leer, o si has escuchado decir que en algún lugar del mundo, allá sobre el mar Caribe, existe una pequeña, pero inmensa Isla que responde al nombre de Cuba.

Si en algún momento sientes que llegas al límite de tus fuerzas, recuerda que no existen cosas imposibles; solo hay situaciones en las cuales debes recurrir a la inmensa fuerza que nos inyecta el amor para continuar.

Por eso, este 14 de febrero, no pierdas la posibilidad de estar al lado de las personas que convierten tu mundo en un cálido refugio. Para esas personas es importante escuchar algo tan simple como un “te quiero”, aunque a veces te resulte un poco difícil decirlo. Toma sus manos y fúndelas entre las tuyas, llámalas, escríbeles, háblales. En fin, hazles saber que son realmente importantes para ti.

- “¿Qué se puede hacer con el amor?” - , preguntó Silvio en cierta ocasión. Yo me tomo la inmerecida atribución de responderle: - Mimarle, avivar su llama y tenerlo muy cerca porque es un asunto del alma, como se siente a un amigo sincero, como a un faro y guía, como nacen los deseos cuando valen la pena.

Felicidades a todos y todas.

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