martes, febrero 14, 2006

 

MINUTO A MINUTO… AMOR


Duele. Quienes tenemos a la distancia de un segundo o de una caricia a la persona amada, no sabemos con exactitud cuánto duele un nuevo 14 de febrero —y cada uno de los 365 días del año— físicamente lejos del amor que, en cambio, sigue tus pasos hasta el último rincón del hogar o te alienta a escalar la cima del próximo segundo.

Así ha tenido que ser el amor de Rosa Aurora Freijanes y Fernando González Llort, desde que él y cuatro cubanos más fueron detenidos en territorio norteamericano, alevosamente procesados mediante un juicio carente de todo juicio, condenados sin pruebas ni argumentos reales y recluidos en cárceles de extrema seguridad, donde debiera ser "hospedada perpetuamente" la maldad de asesinos como Luis Posada Carriles (aún libre de sanción) y no la virtud de quienes luchan para proteger al mundo del terrorismo y de la muerte.

Acerca de ello conversamos durante un cálido mediodía, en la sede provincial tunera del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP). Rodeada de niños, Rosa Aurora quemaba millas de cariño, ajena al tiempo en fuga, mientras derramaba con su rúbrica pedazos de ternura sobre la esquina de un libro, cuaderno, afiche o libreta, y saboreaba la mitad de cada beso para enviarle la otra porción a su Fernando.

"Estas son parte de las razones que me ayudan a superar el dolor de aquel injusto encierro y de esta separación física" —me confiesa, evocando tal vez la recomendación tantas veces hecha por él: "Quiero que siempre estés optimista, pero sin dejar de ser realista."

— Siguiendo ese consejo, ¿qué significa para ti este 14 de febrero, sin Fernando?

"Este no será mi primer Día de los Enamorados sin él. Han sido varios. Pero el hecho de que no esté físicamente, una vez más, no me derrumba; en verdad lo siento aquí, dentro de mí, en cada minuto de mi existencia y en cada paso que doy, porque todo cuanto hago pasa precisamente por cómo se sentiría él, qué pensaría, que me diría si estuviera a mi lado… y muchas veces hasta imagino las conversaciones que pudiéramos tener.

"Debe ser porque somos una pareja que hemos vivido con mucha intensidad nuestro amor y lo hemos compartido todo; de ahí nace la necesidad y la posibilidad de seguir compartiendo —aunque estemos lejos— cada minuto y cada segundo de nuestras vidas."

— ¿Fue siempre así?

"Quizás me enamoré de él como nos enamoramos todas las mujeres. Pero hoy puedo asegurarte algo: nuestro amor no es el del primer día. Ahora es mucho más grande; es mucho más amor. Yo pudiera decirte que extraño tremendamente a mi esposo, que lo recuerdo y necesito siempre cuando apago la luz, cuando me acuesto y noto el vacío físico que hay a mi lado. Pero se trata de una necesidad mayor, no sólo física; es también espiritual, de aliento, de intercambio a cualquier hora del día."

— ¿Qué virtud suya te ha llevado más a amarlo así?

El silencio momentáneo en Rosa Aurora no es búsqueda. Quizás sea selección. Son tantos los detalles en que anida lo verdaderamente grande… Por ello advierto que desearía resaltar la sencillez congénita de Fernando, su desinterés personal, el vínculo con quienes le rodean o "la extraordinaria capacidad de él, y de los Cinco, para transmitirnos a nosotros (sus familiares), la sensación de que todo marcha y marchará bien y de que no debemos preocuparnos o desesperarnos".

También pudiera prevalecer el cariño que él ha sembrado no sólo en su mamá, en su hermanas y en sus seres consanguíneamente más amados, sino también entre todos ellos y Rosa Aurora.

En cambio, tras unos segundos de dicha, ella prefiere reprimirse un suspiro y expirar una frase: "A Fernando lo distingue su sentido de la lealtad, de la fidelidad. Y esa virtud pasa por cada momento y por cada suceso o fenómeno de su vida: es la lealtad a Fidel y a la Revolución, a sus amigos, a su familia… a mí misma.

"A veces las parejas tienen desavenencias por situaciones de infidelidad. Y esa es la única preocupación que a mí jamás me rozaría la mente."

— ¿De las frases e ideas que han intercambiado en todos estos años de separación física, recuerdas alguna, en especial, sobre todo en días como el 14 de febrero?

"El me ha repetido muchas cosas, pero hay dos frases que nunca olvido: una es que voy a ser la mujer más feliz del mundo, y la otra es que la dicha que hemos vivido se va a morir de envidia ante la dicha que viviremos"

— ¿Y…?

"Confío en que así será; porque yo creo en él, creo en la razón… creo en nuestro Amor."

lunes, enero 11, 2021

 

LA ROSA DE LOS CINCO HÉROES CUBANOS

      ... HA DEJADO DE RESPIRAR, PERO NO DE EXISTIR 


 

La muerte de Rosa Aurora Freijanes Coca, este domingo 10 de enero, consterna, duele.

 

Cuba y el mundo fueron testigos del estoicismo con que esa delicada mujer enfrentó los durísimos años en que Fernando González Llort, entonces esposo suyo, permaneció confinado en cárceles norteamericanas.

Como se sabe, a él, Gerardo Hernández Nordelo, Ramón Labañino Salazar, René González Sehwerert y Antonio Guerrero Rodríguez les fueron impuestas severas e injustas condenas, acusados de espías y de atentar contra la seguridad de Estados Unidos, cuando la realidad comprobable demostraba que su único propósito en aquel país era prevenir acciones terroristas contra Cuba.

Releo despachos que han difundido en las últimas horas la noticia acerca del fallecimiento de Rosa Aurora y no puedo evitar que el tiempo lleve otra vez mi mano a la de ella, la misma que estreché un cálido mediodía allá, en la sede provincial del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) en Las Tunas.

 


Han pasado casi 15 años y puedo verla, nítidamente, rodeada de niños que habían acudido a ese lugar animados por la idea de verla, escucharla, darle y recibir de sus labios un beso.

 

Sonriente, con la dulzura de un mar tranquilo en el azul de su mirada, ella  quemaba millas de cariño, ajena al tiempo en fuga, mientras dedicaba  libros, cuadernos, afiches, libretas, hojas sueltas y cuanto pergamino hallaban niñas y niños, empeñados en retornar luego a casa y guardar en el lugar más seguro e importante un pedazo de linda historia.

Conocedor yo del “respeto” que ella sentía  por lentes y micrófonos, incluyendo, supongo, hasta la pequeña agenda de apuntes que me acompañaba, esperé al final para robarle un par de minutos.

¡Claro que sí!, fue su instantánea respuesta. Era 14 de febrero del año 2006.

¡Qué día! ¡Pero también qué mujer! Ni una lágrima al sur de aquellos azules ojos por donde muy bien pudieron fluir discretas o en torrente. Tal vez hasta lo hubiera necesitado, pero no era de ese tipo de humedad el regalo que más ansiaba darle a su Fernando un día como así, preñado de tanto amor.

Gerardo Hernández, uno de los Cinco, la ha definido, genialmente, como Guerrera. Él sabe muy bien por qué.

 

Búsquenme el día en que ella no compartió espacio en el centro de aquel combate, escalando podios, foros, encuentros, diálogos, cartas, visitas, recorridos, mensajes…  dentro de Cuba, en el exterior y sobre todo en lo más interno de su pecho, a toda hora.

Y Guerrera siguió siendo, después, frente a esas otras emboscadas que a veces tiende la vida contra su propia salud y existencia. Te arrodillas o andas. ¡Lo segundo; siempre lo segundo: andar! 


Hay tanto camino, tanto cielo azul como tus ojos por delante, hermana, que ni aun sabiendo cierta tu partida hacia eso que llaman sueño eterno dejo de imaginarte Aurora de cada día, Rosa abriendo pétalos, Amada aquí en la cima y allá trepando el dulce abismo, como dijo en acordes el poeta, de donde regresarás despierta, con un lucero nuevo.


miércoles, diciembre 07, 2005

 

CINCO MIL NUEVOS MENSAJES DE AMOR


La pasión con que Irma Sehwerert besaría hoy a su hijo René González, la ternura con que Rosa Aurora Freijanes abrazaría a su esposo Fernando González Llort y la "locura" con que Ailí saltaría sobre su padre Ramón Labañino Salazar, devinieron privilegiado premio para los alrededor de 5 000 niños tuneros que enviaron obras de literatura y de artes plásticas, al concurso "Por los Cinco Héroes y la solidaridad", convocado aquí por el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), en ocasión de su aniversario 45.

Presentes en el momento de la premiación, las tres mujeres no solo se convirtieron otra vez en receptoras de variadas muestras de cariño y admiración, sino también en transmisoras directas del aliento que hace cada día más dignos y heroicos a Fernando, Antonio, Gerardo, Ramón y René.

Por intermedio de esas casi 5 000 obras —en realidad 5 000 nuevos mensajes de amor— niños de las enseñanzas primaria, secundaria y especial de toda la provincia, expresan en cada frase escrita y en cada trazo dibujado, las virtudes de los Cinco cubanos injustamente encarcelados en Estados Unidos por combatir al terrorismo, así como el deseo y la seguridad de que volverán con honor a la Patria.

Por ello, independientemente del estímulo entregado a los numerosos autores premiados en composición, cuento, poesía y artes plásticas, en opinión de Irma "acaban de resultar ganadores todos los niños que tomaron parte en el concurso y todos los niños tuneros, porque han tenido una posibilidad más para acercarse y conocer a esos cinco hombres extraordinarios, que han consagrado sus vidas a la causa y a la felicidad de todos los niños y de todas las familias cubanas".

Similar emotividad caracterizó al encuentro que un rato antes habían tenido la propia Irma, Rosa Aurora, Ailí y otros compañeros del ICAP que les acompañan, con familiares de Carlos Leyva González y de Leonardo McKenzie Grant: dos jóvenes esgrimistas tuneros, víctimas precisamente del flagelo del terrorismo contra Cuba, al ser volado en pleno vuelo aquel avión, con 73 pasajeros a bordo, en octubre de 1976, cerca de las costas de Barbados.

Durante su visita a esta provincia, situada unos 650 kilómetros al este de la capital cubana, los familiares de esos hombres arbitrariamente detenidos, procesados y encarcelados en Estados Unidos han intercambiado con jóvenes cubanos y de otras nacionalidades que estudian medicina aquí, así como con artistas, intelectuales, periodistas, dirigentes de organizaciones políticas y sociales, trabajadores y vecinos de los barrios cuyo clamor en pos de la libertad de los Cinco, haría meditar a cualquier tribunal, estremecerse a los enemigos de Cuba y levantar su voz a la madre que viva en el más alejado punto de este planeta.

martes, abril 01, 2014

 

FERNANDO ENTRE NOSOTROS


Han transcurrido las horas, pero la imagen, el recuerdo y la emoción continúan dando vueltas por la cabeza y por todo el cuerpo.


 Nadie organizó nada. Fue una verdadera y agradable sorpresa que al subir por la escalera hacia la segunda planta del Palacio de las Convenciones Fernando González LLort estuviera allí, vestido de impecable y bien cubana guayabera blanca. Junto a él, su adorada Rosa Aurora, René González, Olga Salanueva… Todos aguardaban por el inicio de la Primera sesión extraordinaria de la Octava legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular.



No sé si fue el diputado tunero Alcímar Demetrio Peña, quien primero me pidió le hiciera una foto junto al Héroe antiterrorista cubano, recién liberado del injusto confinamiento en que permaneció durante 17 años y 9 meses, allá, en cárceles norteamericanas. 


Lo cierto es que en un abrir y cerrar de ojos sobrevinieron numerosas peticiones, aceptadas en todos los casos por Fernando, con una sonrisa a flor de labios y una sencillez verdaderamente impresionante.


Interesados en estrecharle la mano y conservar un recuerdo gráfico de aquel trascendental momento, colegas de la televisión se acercaron a él. También lo hizo la presidenta de la UPEC santiaguera Lourdes Palau, las jóvenes Leticia Martínez Hernández y Yaíma Puig  Meneses, Ivón Albelo y hasta Tubal Páez Hernández, quien dirigió hasta julio pasado los seguros pasos de nuestro gremio en la nación.


Cuántos cubanos hubieran deseado estar allí en aquel instante, saludar a ese Gigante (como tan genial y acertadamente lo calificó Gerardo Hernández), sentir el firme apretón de su inclaudicable mano, envolverlo en un abrazo, transfundirle aliento o recibir por intermedio de su voz esa inyección que todos necesitamos –aún más- para seguir emprendiendo acciones eficaces que conduzcan al regreso, cuanto antes, de Gerardo, Tony y Ramón.


Fernando, en fin, estaba y estuvo allí, en el Palacio de las Convenciones. Pero su proverbial modestia lo hizo estar también entre “nosotros”: quienes tuvimos el privilegio de abrazarlo en nombre de todos los trabajadores de la prensa y del pueblo cubanos.



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