viernes, abril 20, 2018
CONTINUIDAD
Pude, mientras Raúl
levantaba el brazo de Díaz-Canel, primero, y se fundía con él en un abrazo,
después, imaginar cómo se le agolpaban cientos, miles de recuerdos y vivencias dentro del
pecho, en apenas unos instantes.
Birán, el Colegio
de Belén, en Santiago de Cuba; los primeros pasos de sana rebeldía política, el
Moncada, el Presidio Modelo, México, el Granma, Cinco Palmas, La Sierra Maestra en peso, el
triunfo, Girón, la Crisis
de Octubre, las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Angola, Cuba de Punta a Cabo… Y en todo, para todo y para todos,
Fidel. Siempre Fidel.
Pude, mientras Raúl
ponía la dirección del país en manos de generaciones posteriores a la suya (histórica), imaginar el
montón de hermosos sentimientos agolpándose en los más sensibles peldaños y
rincones de ese espacio, aparentemente etéreo, al que llaman alma.
Entonces, sin
rastro de duda, recordé la palabra en que, horas antes, habíamos coincidido un
humilde hombre de pueblo acogido al trabajo por cuenta propia, como vendedor de
alimentos ligeros en la terminal de ómnibus nacionales de Ciego de Ávila y yo:
Continuidad.