viernes, junio 09, 2017
FIDEL EN RAFFAELE
Vino a Cuba hace no sé cuántos años; más de 20, con toda seguridad, y desde entonces no ha querido saber de otra tierra, excepto cuando se da "el saltico" a su Italia, para ver al par de hijos que sigue viendo con estatura de niños o a esa nieta que se le antoja lo que en verdad es: princesa de puro siglo XXI.
Su tiempo aquí transcurre destilando ternura,
consejos, enseñanzas y hasta algún que otro buen regaño, sobre ese par de
retoños que llevan por nombre Ian Raffael y Denise Raffaela.
Mas, no solo con ellos lo premió la vida
cuando decidió plantarse hasta el final de sus días en geografía cubana,
concretamente en Las Tunas, provincia oriental.
El sosiego de este país le develó algo que ni
él mismo imaginaba: una sensibilidad extraordinaria hacia el arte. Él lo llama
Arte Povera (arte pobre). Para mí es arte rico, no solo porque
RaffaeleTestagrossa es capaz de convertir en obra objetos aparentemente
cotidianos, incluso desechados ya, sino también por su fina y clara visión en
torno a realidades del entorno social y político.
Tal vez el ejemplo más elocuente esté en la
colección de obras que le arrancó a la madrugada para mostrarle al mundo la
inocencia de los Cinco luchadores antiterroristas cubanos prisioneros políticos
del imperio norteamericano, y la necesidad de que fueran liberados y devueltos
a la patria.
No menos impactantes son sus piezas, todo en
vidrio y con efecto de luz negra, acerca del bloqueo, la figura del Che
Guevara, la imagen de Antonio Maceo... Y, sobre todo ese Fidel, a tamaño
real, andando casco en cabeza y llave en mano, con el que desfiló el Primero de
Mayo, junto a miles de trabajadores.
¿Por qué?
Yo, que lo conozco "como si me hubiera
parido" sé muy bien por qué Raffaele dio luz, también, a esa obra con la
imagen del Comandante en Jefe... sencillamente porque lo lleva dentro, a
punta de enseñanzas.