miércoles, enero 25, 2006

 

ME SUMO A TU FOTO, ARNALDO


Granma, principal diario cubano y órgano para el cual trabajo desde el año 1990, ha publicado en su portada, hoy, esta imagen tomada por el fotógrafo Arnaldo Santos.

El lente de ese excelente colega detuvo, en plano picado, uno de los instantes en que el pueblo de la capital cubana desbordó el paseo de el Malecón, este martes 24 de enero, durante una marcha que por su envergadura no tiene precedentes.

Si me tomo la libertad de colocar esa imagen en mi página, no es sólo porque “envidie” (en la más sana acepción de la palabra) el privilegio de Arnaldo al accionar el obturador de su cámara desde lo alto, sino también porque, como cubano, me hubiera gustado sumarme al periplo, como en mis años de estudiante allá, como en los tiempos en que otros cubanos también avanzaron por esa arteria, casi siempre para recordarle al gobierno norteamericano –por intermedio de su oficina en La Habana- que este país es libre y que nunca ha pensado renunciar a serlo.

 

“ARDE” MI CUBA ENTERA


Creo que este martes no solo desfilaron frente a la oficina de intereses de Estados Unidos en La Habana 1 400 000 personas…

A decir verdad, “por allí pasaron” más de once millones de cubanos, porque fue difícil hallar un solo hogar, una sola familia, en las restantes provincias del país, cuyos integrantes no siguieran palmo a palmo, mediante la televisión, cada momento de la gigantesca marcha.

Eliécer Agüero y Tania Rodríguez, matrimonio de ancianos que viven cerca de mi casa, afirman que si aquí en Las Tunas se hubiera convocado a un desfile similar, ambos habrían estado entre los primeros en incorporarse. Y, como ellos, miles y cientos de miles habrían hecho lo mismo.

Sé, incluso, de muchos lugares donde los vecinos se congregaron para respaldar la posición de Cuba, condenar la política hostil del gobierno norteamericano hacia nuestro país y la deliberada intención de la Casa Blanca de poner en libertad al terrorista Luis Posada Carriles, luego de haberle dado protección y abrigo en ese territorio.

En fin, las imágenes que el satélite captó en el litoral habanero, lo que reprodujeron medios internacionales de prensa y lo que aún navega por el ciberespacio, fue, sencillamente, expresión del sentimiento que anida desde un extremo al otro de Cuba. Y es bueno que todo el mundo lo sepa.

miércoles, enero 11, 2006

 

ESTÁS


Posiblemente esta imagen sea la más reciente escultura erigida a Ernesto Che Guevara en Cuba.

Fue develada este 8 de enero en el lugar donde radica la jefatura de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) en esta provincia de Las Tunas, unos 650 kilómetros al este de la capital cubana.

No fue casual que ese busto fuese colocado allí, o que también quedaran inaugurados en ese lugar una plaza y un mural dedicados al Che… es que sus enseñanzas han estado siempre en la labor de los miembros de la PNR.

Por ello al evocar su guerrillera figura, una joven oficial recordó la afirmación hecha por él en septiembre de 1959 cuando dijo: No hay ningún miembro de todos nuestros Cuerpos que esté tan cerca del pueblo como ustedes.

Esta hermosa escultura —concebida por el joven Carlos Aguiar, estudiante de la Academia Provincial de Artes Plásticas de Las Tunas— demuestra que Ernesto Guevara vive entre los miembros de la institución armada y se renueva cada día entre las nuevas generaciones de cubanos.

domingo, enero 08, 2006

 

ANDEMOS

Con los primeros pasos de este bisoño 2006, salgo a desandar el regazo de la ciudad, a inhalar la todavía tentadora emanación del cerdo asado en púa el fin de año; a sentir ese bolero en canas o el “alocado” regué, con la cabeza envuelta en gel y en pinchos, que aún llegan desde los patios hogareños.

Ninguna ciudad cambia de un día para otro. Pero esta se me antoja algo distinta —y distante— a la de hace apenas unas semanas.

Debe ser porque cambia, a mano de las mismas manos; se reoxigena en progresos como las nuevas casas destinadas al café, al vino, al esparcimiento sano de los estudiantes, a la superación universitaria, a mejorar ofertas alimenticias…

No será, en este radiante enero, suficiente el transporte público, pero la gente anda, se traslada, se divierte, va al trabajo.

Tal vez miles de personas no vistan el tejido que desearían, o no lleven el último grito de la moda acordonado a los pies, pero por más que busques no encontrarás a un solo harapiento o a alguien descalzo.

Como en el 2005, no sobrará el salario en el hogar, ni siquiera luego de ese generoso y bienvenido incremento que llega a todos los sectores, en particular a los más desfavorecidos; en cambio, ni una sola familia tendrá que robar para vivir.

Salgo a desandar los senos de la ciudad y, sin ignorar las escaseces y carencias de estos tiempos, respiro un poco más de tranquilidad y de satisfacción.

Debe ser porque ahora la anciana Flora tiene una reluciente olla donde cocer los alimentos más rápida y eficientemente, o porque la nueva lámpara desplazó en la casa de Kiko al bombillo (tan opaco como derrochador) que colgaba hasta ayer entre su nariz y el techo, o porque se les empiezan a reducir las oportunidades a los oportunistas, o sencillamente porque, comparado con cualquier otro país, la muerte es algo cada vez más lejano para quienes vivimos aquí, en Cuba.

Lo saben no solo el anciano avileño Benito Martínez Abugam, con sus 125 años de edad y los cientos de longevos que saltaron la cota del siglo vivido y siguen andando, sino también los cientos de miles de niños cubanos, cuyos rostros nada tienen en común con aquellos que deambulan, piden limosnas, trabajan, se prostituyen y enferman en el mundo, o con los seis millones de niñas y niños que mueren cada año a causa de hambre en otras regiones de este mismo planeta.

Salgo a tantear los pasos del nuevo año y, viendo el terreno que piso, siento más la necesidad y el deseo de continuar andando.

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